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Canarias

Una empresa española diseña tecnologías para evitar las colisiones con cetáceos

La empresa Arquimea busca junto a las universidades y centros de investigación de las Islas distintas fórmulas que permitan evitar choques mortales con las embarcaciones

Un cachalote en el océano. Los cachalotes son las especies que sufren más varamientos por colisión en las Islas. El Día

Los mares canarios quieren volver a ser seguros para los cetáceos. El tráfico marítimo ha permitido la llegada de mercancías, se han ampliado las actividades turísticas y posibilita el tránsito de personas a distintos lugares, pero también ha convertido el océano en un lugar más peligroso para sus moradores. En 18 años, hasta 81 cetáceos han colisionado en Canarias con distintas embarcaciones. Conscientes de la problemática, la empresa Arquimea, de la Zona Especial Canaria (ZEC), está invirtiendo en encontrar una solución desde varias vertientes para reducir la mortalidad de estos animales, parte de nuestra riqueza natural.

"Vemos que es un problema que trasciende al ámbito social", resalta María Azpiroz, investigadora en Tecnologías Marinas de Arquimeaque ha centrado su investigación especialmente en cachalotes, aunque se puede utilizar para otro tipo de cetáceos. Según el Gobierno de Canarias, un 54,32% de las especies de cetáceos que se encuentran varadas en las costas de las Islas tras una colisión son cachalotes. "Son una parte importante de la biodiversidad y cuando esto ocurre, la perdemos", replica la científica.

"Hasta ahora se ha trabajado con muchas tecnologías pero ninguna es del todo eficiente", explica María Azpiroz, investigadora en Tecnologías Marinas de Arquimea. De ahí que desde la empresa, y en colaboración con las universidades canarias, la Plocan y una empresa del sector naval catalana, se hayan puesto manos a la obra para tratar de buscar soluciones complementarias, de modo que se cree un "sistema por capas".

"Vamos a desarrollar diferentes dispositivos cuya funcionalidad se superponga y forme una red de distintas capas –explica– de forma que si una falla, la otra pueda suplirlo". El año pasado desarrollaron una tecnología acústica que permite detectar la presencia de los cachalotes cuando vocalizan. "Para ello colocamos unos hidrófonos (micrófonos submarinos) en el océano y así sabemos que hay un cetáceo cerca", reseña. Esta técnica tiene algunas desventajas, pues puede escuchar al animal pero no localizarlo. Para hacerlo, de hecho, se requieren al menos tres aparatos para poder "triangular" la posición del cetáceo. Además, "no todos vocalizan todas horas".

Más de la mitad de los mamíferos que acaban varados tras un accidente de este tipo son cachalotes

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Durante el año pasado, con la colaboración de las universidades, los científicos de Arquimea estuvieron trabajando en la instalación de estos hidrófonos en el fondo del mar. "No los llevaría un barco ni un velero, esta tecnología sería más bien una infraestructura propia de las Islas", relata la investigadora.

No obstante, esta tecnología unida a otras que ya están desarrollando permitiría mejorar de forma considerable la protección de estos animales. Este año los investigadores están inmersos en un nuevo proyecto. Se trata de localizar a los animales por tecnología de imagen. La idea es evitar que los barcos crucen en la trayectoria de un animal que está descansando en la superficie porque muchas veces pasan desapercibidos. Sin embargo, en este caso, también hay desventajas. Por ejemplo, "si la visibilidad es mala, hay oleaje o niebla, cuando llegamos a ver el cuerpo del cachalote es muy tarde para maniobrar".

Por esta razón es necesario ir "añadiendo más capas", con el objetivo de "tener un conjunto potente de elementos que permitan mejorar la protección a estos animales". A largo plazo, la empresa está valorando la inclusión de la información de satélite, que permitiría saber dónde puede haber alimento y, por tanto, hacia dónde se trasladarán.

Los científicos han instalado micrófonos submarinos para recoger los sonidos de estas ballenas

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Pero para desarrollar estos instrumentos, los investigadores primero tuvieron que crear los mapas de riesgo de colisión de Canarias. Bajo la máxima de que "para que haya una colisión tiene que haber un barco y cachalote", los científicos se pusieron a buscar los lugares con más tráfico y aquellos donde normalmente se han producido avistamientos . "Cruzamos ambos datos e identificamos diversas puntos negros en las Islas", explica. Entre ellos se encuentra los dos corredores entre Santa Cruz de Tenerife y Gran Canaria (Agaete y La Isleta), así como el trayecto que une La Isleta con Fuerteventura. "Son canales muy importantes de embarcaciones de tránsito", remarcó.

Al no estar condicionados a proyectos de investigación públicos, los resultados que están obteniendo en la empresa están siendo muy rápidos. "Hoy ya se puede aplicar en lo que trabajamos hace un año", explica la investigadora, que insiste en que seguirán refinando todas las tecnologías que vayan creando.

Arquimea destina 9 millones de su presupuesto a proyectos de investigación propios. "En estos momentos nos encontramos desarrollando una veintena de proyectos diferentes; algunos más pequeños y otros más grandes", relata Rubén Criado, Ceo de Arquimea Research Center. Como explica, la mayoría de la financiación con la que cuentan es propia. "Es Arquimea la que financia estos proyectos, lo que nos da autonomía para poder elegirlos y también velocidad a la hora de conseguir resultados", replica.

Esta apuesta decidida por la ciencia es lo que ha permitido a la empresa crecer en muy poco tiempo. "En enero de 2020 teníamos un solo empleado y a día de hoy somos más de 70", señala Criado, quien asegura a finales de año pasarán a ser 90. En esta andadura, la empresa ha podido captar talento canario que "había emigrado", así como solicitar, durante el año pasado, cinco patentes internacionales.

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