Los niños españoles tienen su primer móvil con poco más de 11 años. Es la media, dicen los investigadores, sabedores de que para muchos -porque no son pocos- llega a ser incluso el regalo de la Primera Comunión. En todo caso, entre tercero de Primaria y primero de la ESO, la práctica totalidad de los escolares tienen en su poder una «bomba de relojería», como lo califica algún especialista, ya que es el dispositivo principal -el más manejable aunque no el único- a través del cual los jóvenes acceden a internet, al juego online y a las redes sociales, por citar tres usos.
Y ahora se sabe que uno de cada tres adolescentes entre 11 y 17 años hace un uso problemático de internet, las redes sociales y, por extensión, las TRIC (tecnologías para la relación, la información y la comunicación). Así lo diagnostica el informe de Unicef Relaciones, riesgos y oportunidades que, además de plasmar como nunca cuánto, cómo, dónde y con qué objetivo usan las tecnologías los menores, ha hecho hincapié en las posibles conductas alarmantes, los usos problemáticos y los potencialmente adictivos. Y describe que hay pocas normas paternas, que hay muchos usos intensivos y abusivos, que son tecnologías por las que los jóvenes se mueven como pez en el agua, y donde se esconden muchos lobos al acecho.
El diagnóstico se ha hecho con las respuestas de más de 50.000 menores españoles. Y si bien se recogen los usos saludables y responsables de estas tecnologías, los especialistas remarcan que «siguen constituyendo uno de los grandes desafíos a los que a día de hoy nos enfrentamos como sociedad, especialmente en el ámbito de la infancia y la adolescencia. Solo a través de sus opiniones creíamos posible entender el papel que la tecnología desempeña en sus vidas».
Las familias se han sentido interpeladas y desde Unicef confirman el revuelo generado por su informe. No es para menos. «La puntuación media en la escala de control parental (cuyos valores pueden oscilar entre 0 y 21) es de tan solo 5,57, lo que denota un bajo nivel de control. Es ligeramente mayor en las chicas y se diluye en la segunda etapa de la ESO, justo cuando mayores son las tasas de prácticas de riesgo online», dicen los investigadores.
Pero, a veces, ni poniendo interés se puede ejercer la supervisión que uno desearía si no se tiene el conocimiento necesario. Porque otro dato elocuente es que el 64% de las chicas y el 53,9% de los chicos tienen más de un perfil en una misma red social, que es su forma de mostrarles una cara a los padres y otra al resto del mundo en la red.