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Crisis migratoria

Casi mil días y 8.800 kilómetros de 16 yemeníes para llegar a Canarias

Los migrantes salieron de Yemen en octubre de 2019 y atravesaron las fronteras de siete Estados para huir del hambre y de la guerra civil que asola su país

Llegada de un grupo de migrantes, el jueves, al muelle de Arrecife, en Lanzarote. EFE

En la ruta atlántica de la inmigración han confluido tantas historias como personas se han jugado o perdido la vida en su intento por llegar a Europa a través de Canarias. El hilo común que las une a todas es la huida. En unos casos de la guerra, en otros del hambre y la sequía o de las persecuciones por motivos políticos, raciales u orientación sexual. El objetivo de todos es lograr la vida tranquila que se les ha negado por haber nacido en determinadas latitudes del planeta. La mayoría de los migrantes que ven en el Archipiélago la puerta de entrada hacia un futuro próspero para ellos y para sus familiares proceden de los países ubicados en el noroeste del continente africano. Pero, en casos muy excepcionales, se incorporan a las estadísticas oficiales, incapaces de plasmar tanto drama, personas de procedencias más lejanas. El jueves, los equipos de Salvamento Marítimo rescataron en aguas próximas a Lanzarote una patera con 18 ocupantes que habían viajado desde Yemen.

Esos migrantes recorrieron más de 8.800 kilómetros para llegar hasta Canarias, una distancia similar a la que supondría ir desde Cádiz hasta Moscú y volver. Algunos emprendieron la ruta en octubre de 2019, seis meses antes de que se decretara en España el confinamiento por la pandemia de la covid-19. Casi mil días de viaje, atravesando hasta siete países, para escapar de una cruenta guerra civil que azota Yemen desde 2014. Un conflicto armado olvidado por Occidente, con continuos combates que han dejado al país hundido en una hambruna devastadora que afecta a más de 14 millones de yemeníes, según Naciones Unidas.

Al llegar a Lanzarote, después de pasar por las dependencias policiales, quince de ellos fueron trasladados al centro de emergencia y derivación de Montaña Mina, dirigido por ACCEM, que gestiona 618 plazas para migrantes en Tenerife y Lanzarote. Hoy, el personal de la ONG les hizo un reconocimiento sanitario y psicológico para conocer su estado de salud, les explicó a dónde habían arribado para que pudieran ubicarse y les manifestó que son personas vulnerables, que tienen derecho a solicitar asilo en España. Los migrantes, todavía exhaustos tras una travesía tan larga y peligrosa, relataron en este primer contacto que algunos llegaron hasta Egipto en avión y después siguieron su camino pagando a mafias que trafican con personas para poder cruzar las fronteras de Marruecos, Libia, Argelia, Malí o Mauritania. No todos emprendieron el trayecto juntos ni el mismo día desde Yemen, uno de los países árabes más pobres del mundo, pero el azar quiso que se encontraran en Nador, ciudad marroquí en la frontera de Melilla.

Se conocieron en Nador, en la frontera de Melilla, y se trasladaron hasta Agadir, desde donde zarpó su patera

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Unidos por su procedencia común, desde allí se trasladaron en grupo hasta Agadir, en la costa de Marruecos. Ya casi podían tocar el sueño de llegar a Europa, pero les quedaba por superar una última y arriesgada travesía de 400 kilómetros por el Océano Atlántico. Probablemente sin saber que es una de las rutas migratorias más peligrosas y mortales del mundo, donde se calcula que fallece uno de cada veinte migrantes que la usan para llegar a territorio europeo. Durante casi cuatro días navegaron a bordo de una neumática junto a otros 42 migrantes, hasta que Salvamento Marítimo les localizó al norte de Lanzarote. A lo largo de la tarde, algunos han sido trasladados hasta el campamento de migrantes de Las Raíces, en La Laguna, donde pasarán entre dos y tres meses, en los que se les hará un diagnóstico más profundo sobre las condiciones en las que se encuentran y se determinará a qué tipo de recurso, a medio y largo plazo, necesitan ser derivados en la Península. Otros han tenido que quedarse en Lanzarote porque sus condiciones de salud física o mental no les permite, de momento, ser trasladados a Tenerife.

"Han relatado que ha sido un viaje muy duro, largo y peligroso y que han sufrido situaciones de violencia extrema", explica Mar García, responsable territorial de ACCEM en Canarias, quien los describe como "personas absolutamente resilientes y muy fuertes, pero que han vivido una historia de sufrimiento enorme". Esta ONG trabaja desde 2021 con los migrantes llegados a las costas de Canarias, pero tiene una amplia experiencia en otras regiones de España donde gestiona 8.317 plazas de acogida temporal, mayoritariamente para la atención de solicitantes de protección internacional y población migrante, en centros financiados por el Ministerio de Inclusión.

Pero no es la primera vez que llegan migrantes desde Yemen hasta Canarias. García relata que hace unos meses atendieron a un chico yemení que llegó con metralla en varias partes de su cuerpo y tuvieron que realizar un traslado exprés a la Península para que fuera tratado de urgencia. Hace junto un año, miembros de la Asociación de Voluntarios en Emergencias y Rescate de Lanzarote (Emerlan) se trasladaron hasta Alegranza para rescatar a un grupo de 29 personas que había llegado en patera al islote. Entre ellas había dos varones que aseguraron a los servicios de emergencia que procedían de Yemen y otro de Irak. También hay otros que lo han intentado sin éxito. En enero de 2021, la policía marroquí interceptó una barquilla con veinte migrantes a bordo que zarpaba desde Agadir, con el objetivo de llegar a las costas Canarias. En esta embarcación viajaban nueve personas procedentes de Yemen y Egipto. Hasta febrero de este año, habían llegado a Canarias de manera irregular 31 personas de Comores, 18 de Bangladesh, diez de Sri Lanka y otras dos de Yemen. Estas nacionalidades suelen optar por entrar en Europa a través de rutas migratorias más próximas a sus países de origen.

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