Este mes de mayo, el día 16, se producirá un fenómeno astronómico que pocas veces pueden avistarse: un eclipse lunar, que coincidirá con la luna llena. El resultado de estos dos eventos será la denominada ‘luna de sangre’, ya que el satélite se teñirá de tonos rojizos como consecuencia de su colocación. 

El cambio de color a rojo se debe a que el Sol, la Tierra y la Luna se alinearán, se forma que nuestro planeta quedará colocado justo en medio y cubrirá totalmente la Luna. La poca luz solar que atravesará nuestra atmósfera se refractará de color rojo y se proyectará sobre la superficie lunar. Por eso, el satélite se verá en un tono anaranjado o rojizo. La atmósfera terrestre actúa como un filtro lumínico impidiendo la proyección de sus tonos azules.

Mitos y supersticiones

Tradicionalmente y sobre todo cuando afectan al Sol, los eclipses han sido interpretados como augurios de mala fortuna y de hecho su nombre original en griego significa "desaparición" o "abandono" del cuerpo celeste que durante un breve espacio de tiempo "deja de estar" en el cielo.

Para las antiguas culturas, la interrupción de los flujos cósmicos naturales "en lo alto" provocaba desequilibrios "en lo bajo", incrementando el riesgo de incendios, terremotos, inundaciones y otras desgracias generales, además de actuar a nivel personal sobre los individuos, más expuestos a sufrir cansancio, enfermedades y accidentes.

En la mitología de los pueblos precolombinos, especialmente los mexicanos, se interpretaba el eclipse como el resultado de que un monstruo cósmico "devorara" al Sol o a la Luna.

En este último caso, las mujeres embarazadas temían que sus hijos también pudieran ser "comidos" en parte y nacer con defectos o malformaciones, por lo que era costumbre llevar encima un cuchillo de obsidiana para proteger al nonato de influencias negativas.

Más apocalípticas son las interpretaciones bíblicas, donde se repite en varias ocasiones que la "la luna de sangre" precede o coincide con hechos terribles.

Un conocido pastor norteamericano, John Hagee, aseguraba recientemente que la tétrada de eclipses anuncia un acontecimiento "muy dramático en Oriente Medio" que "cambiará el transcurso de la historia" en "los próximos dos años".

Según sus datos, la coincidencia de la "luna de sangre" con días festivos de la Pascua Judía sólo se ha producido dos veces en los últimos cinco siglos y en ambas ocasiones estaba en juego la supervivencia de Israel: 1949 (guerra de independencia del país tras su proclamación como Estado el año anterior) y 1967 (Guerra de los Seis Días).