La pandemia por coronavirus se ha cobrado ya la vida de 9.200 valencianos por la acción directa del covid, aunque a esta negra cifra habría que sumarle otras muchas muertes, las de aquellos pacientes por otras patologías a quienes, debido a la situación crítica que durante meses vivió el sistema sanitario -tanto estatal como autonómico-, se les fueron retrasando pruebas de diagnóstico que permitieran detectar a tiempo un posible cáncer. Es el caso de Nubia, la mujer de 52 años, de nacionalidad colombiana y vecina de Silla (Valencia), que hace justo un año denunciaba en las páginas de Levante-EMV la falta de atención sanitaria y que seguía esperando una ecografía por unos dolores abdominales que finalmente resultaron ser un proceso neoplásico en la vesícula, cáncer que finalmente acabó con su vida el pasado 20 de abril.

"Le dieron al tumor demasiada ventaja, durante mucho tiempo lo fueron retrasando diciéndole que eran unos simples gases", lamenta Alexander totalmente destrozado por la pérdida de su esposa. "Es muy duro, no la trataron como debieron desde un comienzo", critica el marido de la fallecida, al recordar cómo su mujer telefoneó en innumerables ocasiones a su centro de salud solicitando una cita con su médico de cabecera en los primeros meses de pandemia, -la primera consta de marzo de 2020-, y cuando conseguía que la médico le devolviera la llamada a los días, trataban de solventar sus dolencias con un mero diagnóstico médico telefónico sin ni siquiera examinarla presencialmente.

Cuando harta de esperar una respuesta y debido al empeoramiento de sus dolores abdominales acudía al Servicio de Urgencias -hasta en tres ocasiones- "se la despachaban rápido recetándole un medicamento para los gases (Flatoril)", explicó su marido.

Este es solo un ejemplo de las consecuencias en materia sanitaria que supuso para pacientes con otras patologías graves los peores meses de pandemia, los retrasos en la realización de pruebas de diagnóstico y la falta de atención presencial en los ambulatorios. Sobre estas valoraciones médicas a distancia sin examinar presencialmente al paciente, la presidenta del Defensor del Paciente alertó en su día de que las quejas se habían disparado tras el fin del confinamiento y en la progresiva vuelta a la normalidad. "Se violaron los derechos constitucionales de los pacientes, los médicos no son videntes", criticó Carmen Flores.

El Defensor del Paciente recibió tras el confinamiento 50 quejas semanales por diagnósticos telefónicos

En los nueve meses posteriores a junio de 2020, tras la vuelta a la "nueva normalidad", la Conselleria de Sanidad vio cómo se triplicaban las quejas de pacientes por cita previa o por una incorrecta atención telefónica en los centros de salud, como ya informó en su momento Levante-EMV. A estas se sumaron también las quejas recibidas por El Defensor del Paciente, unas 50 a la semana en las tres provincias de la Comunitat.

Una de estas quejas era la del caso de Nubia, quien llevaba esperando meses una ecografía por unos fuertes dolores abdominales tras infinidad de llamadas a su centro de salud y acudir hasta en tres ocasiones al servicio de Urgencias. Sus temores se confirmaron en un viaje a su Colombia natal, cuando en una resonancia magnética de abdomen le detectaron "un engrosamiento de las paredes vesiculares de aspecto neoplásico con probable extensión infiltrativa", claros indicadores de un cáncer.

Apenas un año después de que la mujer relatara a este periódico su caso, confiada en poder ser tratada a tiempo en España aunque consciente a su vez de que ese tiempo tan valioso que se perdió en el diagnóstico podía influir negativamente a la hora de combatir su enfermedad, su muerte ha confirmado la tragedia.

"Nos dijeron que estaba respondiendo bien al tratamiento, pero era una falsa sensación de seguridad", lamenta su viudo sobre el tiempo que Nubia estuvo recibiendo quimioterapia. Alexander quiere hacer una clara distinción entre aquellos sanitarios que no quisieron o no supieron ver el problema por no solicitar unas pruebas que a la postre han resultado que eran vitales para ella, y con los profesionales del Instituto Valenciano de Oncología (IVO) que "sí hicieron todo lo que pudieron por ella, aunque el cáncer ya le había ganado la batalla por todos los meses de ventaja que le dieron".