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Empleo

Despiden a una viguesa a la que habían acosado laboralmente durante diez años tras quedarse embarazada

Los sindicatos ya han convocado para este jueves una concentración de protesta en la ciudad | En el año 2019, el Tribunal Supremo sancionó a la empresa Termocalor con 20.000 euros por los hechos

En el centro, la trabajadora que sufrió acoso en la empresa Termocalor, Patricia Estévez, junto a su abogada y a la secretaria de Industria de CIG.

Cuando Patricia Estévez se reincorporó a su puesto de trabajo tras su primer parto con una reducción de jornada por guarda legal, se encontró con que su puesto estaba ocupado por otra empleada, por lo cual fue relegada a un cuarto utilizado como almacén y archivo, aislada del resto del personal. Era administrativa en la empresa viguesa Termocalor, una firma gallega dedicada a la actividad de sistemas de calefacción, energías renovables y fontanería, y tras más de una década de calvario, el Tribunal Supremo sancionó a la empresa con 20.000 euros por el acoso laboral al que fue sometida esta viguesa durante diez años.

Si bien con aquella sentencia dictada en 2019 parecía haber terminado la pesadilla para esta empleada, un nuevo acontecimiento ha vuelto a reactivarla. Y es que tras haber finalizado su reducción de jornada, ahora Patricia Estévez ha sido despedida por la empresa, según aseguraron fuentes de la CIG. Ante esta situación, los sindicatos ya han reaccionado y, por lo pronto, han procedido a convocar una concentración de repulsa y como muestra de apoyo a la trabajadora de Termocalor que se celebrará el próximo jueves, día 28 de abril, a partir de las 11.45 horas, frente al Servizo de Mediación, Arbitraxe e Conciliación (SMAC) de Vigo.

El acoso laboral se había iniciado con el primero embarazo, pero se agravó dos años después cuando Patricia decidió ser madre por segunda vez y optaron por cambiarle el horario y obligarle a hacer las cinco horas de reducción a jornada partida, dos por la mañana y tres por la tarde. En su momento, esta viguesa manifestó que “para mí era imposible, porque precisamente cogí la reducción para trabajar solo de mañana y poder atender las crianzas por la tarde; no me daba tiempo a comer ni a cuidarlas, por lo que acabé con un estrés enorme y con ataques de ansiedad y tuve que coger una baja”.

Recluida en un antiguo almacén

Cuando esta viguesa se quedó embarazada por primera vez, aseguró que llegó a aguantar de todo: “Antes de coger la primera baja tuve que formar a una persona para que me sustituyera, y cuando regresé me encontré con que quedaba en mi puesto; a mí me mandaron para un cuartucho que antes teníamos de almacén, en el que colocaron una mesa, el ordenador más viejo de la empresa y un teléfono portátil que dejaban o quitaban dependiendo de se me hacía falta o no”.

Asimismo, el empresario comenzó a dirigirse a ella, y así se lo decía al resto de la plantilla, como “esa chica”, “la chica”, “esa persona”, “la persona”, “tu compañera”, “la compañera de la derecha”, y con otras expresiones del mismo estilo. “No pronunciaba mi nombre ni me trataba con respeto; a partir de ahí todo fue en picado”, hasta el punto de que llegaron a hacerle el vacío.

Fue cambiada varias veces de puesto e incluso la reubicaron en el despacho de ingeniería técnica, que fue modificado por el jefe, “entre él y su hijo, en medio de sus despachos, para aislarme totalmente y que nadie pudiera hablar conmigo”. También cerraban la puerta de la zona de administración, en la que ella trabaja, para impedirle que usara el baño de mujeres y tuviera que usar el de los operarios.

Infracción muy grave

Posteriormente, la Dirección Xeral de Relacións Laborais firmó una resolución que acreditaba la existencia de una infracción muy grave e impuso una multa a Termocalor Vigo de 25.000 euros, que luego se rebajaron a 20.000 con el recurso de alzada de la empresa, que intentó anularla por vía judicial. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, sin embargo, no tuvo ninguna duda de los hechos, de que eran constitutivos de un delito y que la sanción "era ajustada a derecho", algo en lo que posteriormente volvió a insistir el Supremo.

Así, el alto tribunal tumbó una a una las supuestas contradicciones que la empresa viguesa intentó señalar con la presentación de sentencias de contraste que en nada se parecían a este caso. "Supuestos totalmente distintos", llegó a decir, frente a "los hechos probados que demuestran la comisión de una conducta constitutiva de acoso moral en el trabajo o mobbing". La resolución del Supremo, dictada en 2019, avaló la totalidad de la sentencia del TSXG y el convencimiento de que los compañeros de Patricia Estévez tenían razón cuando admitieron que "el gerente estaba tratando claramente de hacer la vida imposible a la trabajadora".

En la actualidad, tras haber finalizado la reducción de la jornada laboral, el sindicato CIG denuncia que esta viguesa, que fue acosada laboralmente durante más de una década, ha sido despedida por la empresa y hacen un llamamiento a la población para movilizarse contra "o acoso machista no traballo". Es por esto que el jueves 28 llevarán a cabo una concentración frente al Servizo de Mediación, Arbitraxe e Conciliación.

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