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Guerra en Ucrania

Huir de Ucrania para repoblar Zamora: el periplo de un matrimonio con diez hijos hasta Sanabria

Los hermanos ucranianos recién llegados a Robleda juegan en la parcela de su nueva casa sanabresa.

Una familia numerosa ucraniana se ha instalado en el pueblo de Robleda (Zamora) gracias a una familia afincada en Madrid que les ha cedido una vivienda. Oksana y Sergi son un matrimonio de 44 y 46 años que han huido de la ciudad en la que residían, Zhashkiv, a 100 kilómetros de Kiev.

En su ciudad residían 15.000 habitantes, similar a Benavente, hasta antes de la invasión del ejército ruso. Con ellos se han traído a 10 de sus 11 hijos, de entre tres años, los mellizos Ruslan y Yuliga, y 17 años, Maksym, el mayor de los hermanos.

Oksana y Sergi decidieron salir al mes de comenzar la guerra: “Teníamos miedo de todo, del viaje, de quedarnos, pero teníamos que salir por nuestros hijos”, la mayoría de ellos aún muy pequeños para saber lo que está ocurriendo. Bombardearon la zona en la que vivían pero sin llegar a alcanzar su vivienda. Tuvieron que pagar 200 euros para que los llevaran hasta Cracovia, a un centro de acogida. Al cambio de grivnas, la moneda del país, “es mucho dinero”. Un euro son 31,85 grivnas y el sueldo medio es de entre 100 y 200 euros.

El acuerdo no se cumplió y solo los llevaron hasta la frontera de Polonia. Las carreteras y los caminos estaban destrozados, como relata Oksana. Con gesto emocionado reconoce que “fue duro”.

La familia deja atrás a su hija mayor, de 25 años, casada con un policía “y no lo dejan salir”. Su hija ha sido madre de una niña hace un mes. Sergi trabajaba como pintor de coches pero su profesión es albañil.

En Polonia “tuvimos que dormir un día en la calle”. A través de una ONG les encontraron alojamiento por una semana en un hotel gratuito en Cracovia, pero a la semana se tenían que marchar. Encontrar alojamiento para un grupo familiar es casi imposible. La persona que se ha hecho cargo de la familia contactó a través de una voluntaria sanabresa, de Triufé, que está en la frontera para traer hasta España a una vivienda que tienen libre en el pueblo.

A través de otra persona que fletó dos autocares con su propio dinero, consiguieron plazas para todos hasta llegar hasta un colegio de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, donde la familia pudo tener un primer contacto. Detrás de todo esto hay buenas personas, voluntarios, ONGs modestas y particulares que por arte de “improvisación” ante los innumerables contratiempos, mucha logística, mensajes de Whatsapp y teléfono consiguen ayudar.

La familia de Robleda de acogida contrató un taxi de 9 plazas y un vehículo familiar para completar el trayecto hasta Sanabria. Las fechas en que llegaron a Madrid, en Semana Santa, hacía complicado tener plazas de tren para todos. Sus benefactores han puesto a su disposición un inmueble de dos plantas con finca, donde ya está instalada una casa de juguete que hace las delicias de los pequeños. Sonrisas, juegos y algarabía que alegran el barrio de Robleda.

El problema más grave es que la empresa suministradora de electricidad, Naturgy, lleva seis meses sin hacer el enganche de la luz, pese a que está entregada la documentación y pagadas las tasas, unos 600 euros. La situación se ha solventado gracias a un vecino que se ha prestado a proporcionar suministro desde su propia casa.

María, una vecina ucraniana afincada en Robleda, primero en Portugal y ahora en España, sirve de traductora. Su familia también está en Ucrania hacia la zona de la frontera con Rumanía, que está poniendo trabas al paso de ucranianos. Junto a su hijo, en el pueblo residen otros cinco niños más. Sonríe cuando surge el comentario de que el autobús escolar va a ir lleno desde Robleda.

Una escuela llena de niños

La población del municipio ronda los 400 habitantes y en la pedanía de Robleda hay censados unos 83 habitantes. La presencia de esta familia supone un alivio al censo, al que se incluirá el matrimonio y sus 10 niños: Maksym de 17 años, Iván de 13 años, Alona de 11 años, Oleksandr de 10, Dariya de 8, Yana de 7, Dmytrw de 6, Andziy de 4, y los mellizos Ruslan y Yuliya de 3 años.

El alcalde, Francisco Rodríguez Oterino, señalaba el empadronamiento de toda la familia, este martes y la predisposición del Ayuntamiento a apoyar. Con la documentación que traían sí se puede efectuar el registro en el censo del Ayuntamiento que les permite matricular en el colegio y en el Instituto. El alcalde está encantado de que en el pueblo “se oigan las voces de los niños” y bromea que con 16 niños solo de Robleda “podemos volver a abrir la escuela”. Otra gestión que todavía no saben cómo realizar es tramitación del NIE en la Comisaría de Zamora, dado que en Sanabria no hay Extranjería, para lo que se tienen que desplazarse a Zamora.

El párroco, los vecinos y el voluntariado se aprestan a ayudar para cubrir las necesidades más básicas: ropa, calzado, alimentos. Todo lo que no cabía en una maleta para huir de su casa.


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