Una familia de Benimàmet (Valencia) se encontró el lunes con la desagradable situación de no poder enterrar a una anciana miembro de la misma porque en el cementerio municipal de Benimàmet no quedaba ningún nicho libre. Aunque se buscó una solución alternativa, consistente en meter a la mujer en el nicho de otro familiar, los problemas con los nombres y el parentesco no lo hicieron posible, de manera que el cuerpo tuvo que volver, después de varias horas en el coche fúnebre, al tanatorio del que había salido. Este martes se espera poder dar sepultura a la mujer en otro cementerio. Y además, se ha presentado una denuncia.

Según informaron fuentes familiares, la mujer falleció el sábado por la tarde y el entierro de fijo para las 12 de la mañana del lunes en el cementerio de Benimàmet, de donde es la familia. Eran dos días después de la muerte justificados, eso sí, por los días festivos. La sorpresa vino, sin embargo, en el momento mismo de ir a enterrarla. Tras decirle la misa en el tanatorio, el cuerpo fue trasladado hasta el cementerio y ya con el cuerpo allí les dijeron que no podía recibir sepultura porque, simplemente, no había ningún nicho vacío.

La única alternativa que se planteó fue enterrar a la mujer en un nicho ocupado por un familiar lejano que ya llevaba más de 40 años allí

Tras el impacto de la noticia se habló con personal del cementerio e incluso de la Concejalía responsable del recinto, pero no hubo solución. La única alternativa que se planteó fue enterrar a la mujer en un nicho ocupado por un familiar lejano que ya llevaba más de 40 años allí. La operación consistía en sacar los restos y meter el nuevo féretro junto a estos, pero "cuando ya habían quitado la lápida y estaba todo a punto, la funeraria dijo que los apellidos no coincidían y lo paralizó todo".

Finalmente se planteó la posibilidad, tras horas de trámites, de trasladar el cuerpo al cementerio municipal de Campanar, pero tampoco se pudo conseguir la autorización y se trasladó de nuevo al tanatorio para intentar este martes celebrar finalmente el entierro en este segundo camposanto.

La familia, incluido el marido de la difunta, de 93 años, lamentó, con cierta indignación, la situación que estaban viviendo y responsabilizan de ello al ayuntamiento, por no tener nichos disponibles y por no buscar soluciones, independientemente de que todo el mundo estuviera de puente. Además, se ha puesto una denuncia para depurar responsabilidades.