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Problema en auge

¿Cómo impactan las redes sociales en la salud mental de nuestros adolescentes?

Un estudio de Unicef advierte de que uno de cada tres menores hace un uso "problemático" de internet y que la vida digital impacta en su bienestar emocional

Una influencer graba un vídeo para las redes sociales.

En los últimos años el uso de internet se ha disparado especialmente entre adolescentes y jóvenes. A su vez, también lo han hecho las tasas de ansiedad, depresión o suicidio. ¿Tiene el acceso generalizado a los teléfonos móviles y a las redes sociales un impacto directo en la salud mental de esas generaciones? Esta tendencia, que preocupa a los familiares, está siendo estudiada de cerca desde los círculos científicos. Aunque la correlación no implica causalidad, muchos de los estudios publicados hasta ahora dejan señales de alerta.

El pasado lunes, 28 de marzo, académicos británicos publicaron en la revista Nature los resultados de un extenso análisis social que aborda esa problemática. Tras hablar con 84.000 personas del Reino Unido, los investigadores han identificado dos momentos vitales en los que el uso intensivo de las redes sociales provoca una menor "satisfacción vital" en los adolescentes. En el caso de las chicas, ese impacto se produce de los 11 a los 13 años; mientras que en el de los chicos es de los 14 a los 15. Esa insatisfacción también se manifiesta en ambos sexos a los 19 años.

Cómo ya han hecho antes otros estudios, este también concluye que la relación directa entre redes sociales y bienestar de los adolescentes es débil. Aún así, en los últimos años han aparecido informaciones que apuntan en esa dirección. El pasado octubre, la filtración de documentos internos de Facebook reveló que el uso de Instagram acentúa la inseguridad y la depresión entre las chicas, haciendo que para un 30% de ellas "empeore la relación con su cuerpo" y se produzcan "crecientes niveles de ansiedad", algo de lo que la empresa era consciente.

Uso "problemático" de internet

El acceso a internet, la telefonía móvil y las redes sociales se ha normalizado en todo el mundo, expandiendo así las dudas sobre el impacto psicológico de la tecnología en los jóvenes. En España, uno de cada tres adolescentes hace un uso "problemático" de internet, según un informe publicado en noviembre por Unicef España. Por "problemático" se entiende el pasarse conectado más de cinco horas al día, lo que intercede en aspectos vitales como descansar, estudiar o estar con la familia.

"Nos encontramos en una situación en la que los padres no han nacido en un universo tan digitalizado y están dejando que los niños entren ahí sin estar acompañados", explica Nacho Guadix, responsable de Educación y Derechos Digitales de la Infancia de Unicef España, en una conversación telefónica con El Periódico de Catalunya. "Es fundamental que los jóvenes accedan a la tecnología, pero debemos acompañarles".

Este estudio, que contó con la participación de 50.000 jóvenes del territorio, da indicios de que la satisfacción con la vida, el bienestar emocional y la integración social se reduce entre aquellas personas que hacen un uso más "problemático" del móvil, dispositivo al que acceden entre los 10 y 11 años.

Constante exposición social

Las redes sociales viven de la constante exposición de sus usuarios, cuyo valor dentro de esa lógica digital se mide por sus interacciones, los 'me gusta' que recibe o cuántos seguidores tiene. "En un momento de construcción de la identidad como la adolescencia es clave porque estas juzgado o evaluado constantemente", señala Guadix. Y es que en un mundo cada vez más digitalizado –como ha acelerado la pandemia del covid-19- hay menos espacio para la privacidad.

Esa exposición también genera el conocido como síndrome Fomo, el temor a perderse algo, una preocupación que influye en la salud psicológica de las personas y a la que nos enfrentamos cada vez que vemos en las redes sociales como alguien está haciendo algo que te gustaría hacer. "La presión que tienen los jóvenes para participar en la sociedad y no perderse nada es muy grande", añade el experto. Hasta un 15% de los adolescentes muestra síntomas de depresión grave o muy grave y, según Guadix, "parte de ello se debe a la alta exposición social".

Además, el informe de Unicef España también señala que los menores de entornos vulnerables son los que quedan más expuestos a malos hábitos digitales, que las chicas están sometidas a más presión y chantaje para hacer 'sexting' y mandar vídeos eróticos, que los chicos son más propensos a hacer un uso "problemático" de los videojuegos, que hasta 70.000 estudiantes de la ESO han realizado alguna vez apuestas digitales y que uno de cada cinco menores podría ser víctima del ciberacoso. "La violencia está bastante normalizada como broma o reto iniciático, pero las consecuencias de sufrirla afectan mucho al autoestima", advierte Guadix. Todos los resultados del estudio se analizarán este domingo en un acto de la Mobile Week sobre riesgos y oportunidades de la tecnología entre los más pequeños.

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