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Hechizos y estafas a golpe de clic

Brujería 'online': un negocio en explosión y fuera de control

La red se llena de plataformas y webs de esoterismo ajenos a cualquier control administrativo

Las webs y aplicaciones de videncia se han multiplicado sin control administrativo.

Conocer anticipadamente los designios del destino forma parte de las pulsiones más primitivas del ser humano. Así era en las cavernas y en la Antigua Roma, y así sigue siendo en este siglo XXI tecnológico y monitorizado en el que ningún modelo de previsión digital supo anticipar hace dos años la pandemia que nos venía encima por más que todos hubiéramos agradecido saberlo.

Hoy los líderes no toman decisiones tras desentrañar los augurios que esconden los vientres de las aves como hacían los césares, pero la curiosidad por saber qué nos depara el futuro y la tentación de manipular esa profecía a nuestro favor, aunque sea con el concurso de un conjuro, continúa figurando entre las motivaciones más básicas de la conducta humana.

También sigue siendo el motor que impulsa un lucrativo negocio, el de los adivinadores, médiums y chamanes, que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos para satisfacer la demanda de certezas y magia que late en la población. Hoy los hechiceros de la tribu no atienden en cuevas remotas, sino que lo hacen a través del móvil, y no necesitan susurrar al oído sus sortilegios, sino que les basta con emitirlos por Whatsapp, SMS o videollamada. Tampoco precisan aparecer en las secciones de anuncios de los periódicos para darse a conocer como hacían en el pasado, pues las redes sociales y los buscadores de internet ya se encargan de surtirlos sobradamente de clientela.

Ocultismo

La red es actualmente la principal base de operaciones de la brujería. Es el consultorio de cabecera de quienes ansían saber qué va a ser de sus vidas el día de mañana o pretenden lograr sus objetivos con ayuda del ocultismo, y también el escaparate ideal para brindar sin límites ni control este tipo de servicios. De hecho, la web está inundada de páginas y plataformas de videntes, tarotistas y hechiceros de variado pelaje que prometen resolver cualquier inquietud que pueda asaltar a un individuo y satisfacer todas sus necesidades.

'Internet es un coladero para los ciberdelincuentes y estafadores que perjudican tanto a los consultantes como a los profesionales del tarot” (Carmen Romero, de Suerteya)

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Y más allá de ellas. De la astrología a la cartomancia y de la numerología a la clarividencia, el menú de técnicas y soluciones esotéricas que se expende hoy en día en la red sirve tanto para adivinar el futuro como para quitar el mal de ojo, encontrar trabajo, conseguir que se disparen las ventas o recuperar a la pareja despechada, siempre previo pago de la consulta a través de Paypal, Bizum, transferencia bancaria o llamada a un teléfono de tarificación especial.

Heredera de los canales de 'televidencia' que alcanzaron su cénit tras la llegada de la TDT, la brujería online constituye actualmente una próspera industria que ha disparado la oferta de servicios esotéricos hasta extremos nunca vistos y ha conseguido acercarla a la población hasta colarla en el teléfono móvil que llevamos en el bolsillo. 

Ciberdelincuentes y estafadores

En ese variopinto ecosistema conviven especialistas del esoterismo de toda catadura y condición, y no todos reconocen sentirse cómodos con la atención que a veces se presta a los usuarios en este tipo de plataformas digitales. “Internet ha salvado a un sector que no tenía solución de continuidad con el formato anterior, pero también ha sido un coladero para los ciberdelincuentes y estafadores que perjudican tanto a los consultantes como a los profesionales”, señala Carmen Romero, responsable de relaciones externas del portal de tarotistas Suerteya, quien señala las situaciones de robo de datos bancarios, cobros desorbitados e injerencias de falsos profesionales que en ocasiones se dan al amparo difícilmente controlable de los negocios online. “El tarotista profesional es vocacional y tiene ética y moral, su misión es ayudar a la persona que consulta, no estafarle, pero esas malas praxis acaban generando desconfianza hacia todos”, reconoce.

“Tenemos identificadas 2.000 páginas webs que se dedican a engañar a la gente ofreciéndoles falsos servicios de magia y videncia” (Alberto Mondragón, de Denuncioestafa)

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Más allá de las dudas o la fe que despierte lo esotérico, los recelos hacia ese mundo se ven alimentados por historias como la de la pitonisa Pepita Vilallonga, una habitual de los canales de 'televidencia' que acaba de ser condenada por la Audiencia de Barcelona a dos años y medio de prisión por haber estafado a una clienta, a la que extorsionó durante varios meses aprovechándose de su fragilidad emocional. O la de la madre y la hija de Benicarló (Castellón) que fueron detenidas la pasada primavera tras forzar a una vecina de Barcelona a pagarles 52.000 euros en concepto de servicios de cartomancia y asesoría para realizar conjuros. La contactaron en una línea telefónica 806, donde se hacían pasar por tarotistas.

Timos de bruja

“Pero luego están los casos que no se publican y los que ni siquiera llegan al juzgado por la vergüenza que sienten las víctimas a que se sepa que han sido timadas por una bruja de medio pelo”, advierte Alberto Mondragón, impulsor del portal Denuncioestafa, donde se hace eco de los fraudes que padecen los usuarios de todo tipo de servicios, entre los que el ocultismo online constituye una fuente inagotable de historias sonrojantes

“El problema no es creer en el esoterismo, sino que la persona sea incapaz de tomar una decisión sin consultarla antes con su chamán", afirma el psicólogo Miguel Perlado

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“Tenemos identificadas 2.000 páginas webs que se dedican a engañar a la gente ofreciéndoles falsos servicios de magia y videncia”, asegura el experto, que añade: “Lo grave no es eso, sino casos como los de Rocío y Jesús, una pareja de Sevilla que me contactó tras gastarse 70.000 euros en una vidente de Conil, en Cádiz, e incluso llegaron a mudarse a vivir a su casa para que les hiciera rituales a diario. O el de María, una profesora de Madrid que acabó dedicándose a la prostitución para pagar los servicios del Maestro Ignacio, un brujo que le había hecho un amarre de amor para que recuperara a un viejo novio. Esa gentuza se aprovecha de la debilidad de las personas”.

Relación con el chamán

La web de Mondragón no recopila los testimonios de quienes acudieron a un adivinador o un hechicero online y sí encontraron orientación o consuelo en lo que les contaron. “El tarot ayuda a muchísima gente, eso es un hecho. Hasta la Policía acude a veces a nosotros para resolver sus casos”, recuerda Carmen Romero. El parteaguas de este debate, según el psicólogo Miguel Perlado, se sitúa en la relación que el usuario mantiene con su chamán. “Creer en el esoterismo no es un problema. Acudir a un vidente puntualmente, tampoco. El problema lo tenemos cuando la persona es incapaz de tomar una decisión sin consultarla antes con su chamán. Cuando hay dependencia y adicción, hay peligro, y es más fácil que se den esas situaciones en momentos de crisis como el actual, en el que la gente está emocionalmente más frágil y, además, tiene el acceso a esos servicios tan al alcance de la mano”, explica el coordinador del grupo de trabajo de derivas sectarias del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña.

“Mis jefes me pedían que les dijera algo intrigante cuando fueran a colgar y así incitarles a llamar al día siguiente", explica una tarotista.

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La cuestión es si la brujería online, tal y como están diseñada, fomenta, o no, esa dependencia. Macarena Herrera es una tarotista profesional que atiende en persona en su casa de Gavá (Barcelona), situada en medio del bosque, aunque también ofrece consultas por videollamada. Antes de “huir a la montaña”, trabajó en Barcelona para varios canales de 'televidencia' y empresas de esoterismo. Cuenta que dejó aquella vida por el estrés al que se veía sometida, pero en su decisión también influyó la visión “industrial, orientada únicamente a ganar dinero” que tenían en esas empresas acerca su trabajo. 

Enganchar al cliente

“A ellos solo les preocupaba que estuviera con los consultantes el mayor tiempo posible para facturar más minutos. Me pedían que les dijera algo intrigante cuando fueran a colgar y así incitarles a llamar al día siguiente. Para mí el tarot es un servicio que ayuda a las personas, pero allí solo buscaban que engancháramos al cliente aprovechándonos de su ignorancia espiritual”, dice sobre una experiencia laboral que mantuvo durante varios años porque era joven y necesitaba dinero, pero en la que nunca se sintió feliz. “No es cómodo saber que el mismo empresario que me contrataba, a la vez explotaba varias páginas web dedicadas al juego online y el porno. Todo era lo mismo, se trataba de vivir de la adicción y la debilidad de la gente”, señala.

“El mismo empresario que me contrataba explotaba a la vez varias webs de juego online y porno", explica una tarotista

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Resulta imposible saber cuántos videntes y chamanes hay actualmente ejerciendo en España, ya que esta labor no figura bajo ningún epígrafe profesional ni existe registro alguno de trabajadores o empresarios dedicados a la brujería. Solo la Ley General de Comunicación Audiovisual identifica como “servicios de ocio” los que ofrecen los canales de 'televidencia'. “Pero eso es un engaño por definición, porque quien llama a esos números de teléfono no lo hace por ocio, sino que está apurado y busca ayuda”, distingue Rubén Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores Facua. En su opinión, esta actividad se desarrolla en un difuso territorio fuera de los márgenes de la legalidad. “Como mínimo, debería estar restringida su publicidad”, propone.

En 2017, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) multó con 270.000 euros al canal TarotVisión por emitir en horario de especial protección al menor. Aunque su presencia en la TDT no es tan masiva como en el pasado, hoy sigue habiendo emisoras locales ofreciendo consultas de tarot las 24 horas del día. Pero no hace falta encender la tele para verlas: en sus páginas web se puede seguir la misma emisión fuera del control de la CNMC o de cualquier organismo público. No es casual: conocer el futuro sigue siendo una pulsión que mueve mucho dinero.

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