Algunas especies de terópodos (dinosaurios carnívoros bípedos) podían correr a 45 kilómetros por hora, según un estudio sobre las huellas fósiles liderado por el investigador de la Universidad de La Rioja, Pablo Navarro

El hallazgo, en el que también ha participado la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y publicado en la revista Scientific Reports, ha permitido establecer una de las velocidades de carrera más rápidas calculadas hasta la fecha partiendo de los rastros fósiles dejados por estos animales.

Los huellas han sido localizadas en dos yacimientos de Igea (La Rioja), que datan del período Cretácico Inferior (hace entre 145 y 100 millones de años).

Creemos que las huellas pertenecen a dinosaurios carnívoros de tamaño mediano, posiblemente de la familia de los espinosáuridos o de los carcharodontosáuridos

Los huellas han sido localizadas en dos yacimientos de Igea (La Rioja), que datan del período Cretácico Inferior (hace entre 145 y 100 millones de años).

Uno de ellos (La Torre 6A) contiene cinco huellas y el otro (La Torre 6B), siete, todas ellas de tres dedos y más largas que anchas.

“Aunque no es posible determinar la especie que las dejó, creemos que fueron hechas por dinosaurios carnívoros de tamaño mediano —unos dos metros de altura y entre cuatro y cinco metros de longitud—, posiblemente de la familia de los espinosáuridos o de los carcharodontosáuridos”, señala Navarro.

Carnívoros rápidos y ágiles

Basándose en los ángulos y distancias entre las huellas, los investigadores han calculado que uno de los dinosaurios corría a una velocidad de entre 23,4 y 37,1 km /h, y el otro, incluso más rápido, entre 31,7 y 44,6 km /h.

Los investigadores han calculado que uno de los dinosaurios corría a una velocidad de entre 23,4 y 37,1 km/h, y el otro, incluso más rápido, entre 31,7 y 44,6 km/h

Esta última se encuentra entre las tres velocidades máximas estimadas para los terópodos en todo el mundo. Además de una elevada velocidad, esta investigación ha permitido confirmar la agilidad de estos dinosaurios.

Uno de los rastros muestra un aumento suave y constante en la velocidad, mientras que en el otro se observa un cambio brusco de dirección en la carrera, lo que los autores interpretan como prueba de que el animal estaba maniobrando mientras corría.

“El haber podido deducir cambios de dirección y velocidad de los dinosaurios paso a paso nos informa de que podían realizar ajustes rápidos en su trayectoria y nos confirma que podían ser depredadores ágiles y muy maniobrables, con una gran capacidad de adaptación al comportamiento de sus presas”, completa Javier Ruiz, investigador del Departamento de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología de la UCM.

Estos datos corroboran los estudios realizados en las últimas décadas mediante el análisis de restos óseos y la aplicación de conocimientos de biomecánica y “nos permiten detallar cada vez con mayor precisión la forma en la que los dinosaurios se desplazaban y vivían, aportando valiosa información sobre sus capacidades y relación con el entorno”, concluye Navarro.

Medidas preliminares tomadas en una de las huellas de La Torre durante el trabajo de campo. Alberto Labrador