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Improbable crisis de suministro

Medios, ultras y redes: cómo se ha propagado la histeria por el 'gran apagón' mundial

Los expertos aseguran que España no corre el riesgo de un corte eléctrico generalizado

Una torre de electricidad con el sol de fondo.

El gran apagón”. En los últimos días, la idea de una interrupción generalizada de los servicios de electricidad se ha convertido en motivo de histeria en España. Aunque la apocalíptica idea de un país a oscuras ha sido descartada por múltiples expertos, el temor se ha propagado como un fenómeno viral por las redes tras ser amplificado y distorsionado por medios de comunicación y partidos políticos. Esto es lo que ha sucedido.

El origen: Austria

Esta particular bola de nieve empieza a caer cuesta abajo en Austria el pasado 26 de octubre. Es entonces cuando el Gobierno anuncia una Ley de Seguridad para establecer un marco de actuación en momentos de crisis que da más poder al ejército. La ministra de Defensa, la conservadora Klaudia Tanner, pone en marcha una campaña para preparar a la ciudadanía ante el “peligro real” de un “gran apagón” en Europa que podría producirse en un plazo de cinco años. Se despliegan 6.000 carteles en las calles austríacas y publicidad bajo el título “Qué hacer cuando todo se para” con consejos prácticos como comprar velas, baterías, agua potable y combustible.

La preocupación por un apagón en Austria no es algo nuevo. La administración, las Fuerzas Armadas y los productores de energía del país transalpino –sin salida al mar y que depende del gas ruso— se preparan desde hace años para un hipotético e improbable corte eléctrico. Como hacen con otros escenarios de crisis, es algo a estudiar, no inminente. En otro contexto, ese mensaje de prevención habría quedado sepultado por otras informaciones, pero el actual –marcado por la crisis de los suministros, el riesgo de desabastecimiento energético y el encarecimiento de la electricidad– es más tenso y proclive a alimentar el temor. Aún así, en Austria ese supuesto “gran apagón” no se ha convertido en objeto de un debate histérico. ¿Por qué sí ha sucedido en España?

Los medios sobredimensionan el problema

La dimensión europea de la alarma austríaca hace que el “gran apagón” salte rápidamente a los medios de comunicación de países europeos como España. ¿Puede pasar aquí?, se preguntan. Pocos analizan la pregunta a fondo, aportando datos sobre la capacidad del sistema energético español de “garantizar el suministro”. Mientras, muchos otros elaboran listas con ‘kits’ de supervivencia en caso de emergencia nacional o dan consejos para prepararse para un escenario tremendista: una ola de frío sin gas ni electricidad.

A pesar de los problemas con Argelia, que abastecerá a España a través de barcos, no del oleoducto que cruza territorio de Marruecos (con quien está en disputa), tanto el Gobierno como expertos del sector descartan la alarma “con total rotundidad” y remarcan la robustez energética española. “Si el miedo es a un apagón prolongado que pudiera dejar sin suministros a nuestro país durante el tiempo suficiente para hacer que la vida cotidiana sea incómoda no deben tenerlo, esto no se va a producir aquí”, señaló en la SER la presidenta de Red Eléctrica de España, Beatriz Corredor.

Sin tener en cuenta su improbabilidad, el mensaje de un “gran apagón” ya ha calado. Grandes superficies y ferreterías de barrio en grandes ciudades del país detectan como se dispara la demanda de cocinas y estufas de gaslinternas y similares, productos que televisiones, radios y prensa habían añadido en sus ‘kits de supervivencia’. El interés por ese tema también se dispara en las búsquedas en Internet. La reacción sorprende en Austria. “El anuncio del apagón ha desatado el pánico en el extranjero (…) En España la gente ha empezado a prepararse para una emergencia, aunque se considere extremadamente improbable”, explica el diario ‘Heute’.

Esa histeria no se entiende sin el rol amplificador de los medios de comunicación. “Cuando recibes un bombardeo de noticias en pocas horas de un mismo tema es cuando florece el miedo”, explica Carles Pont Sorribes, profesor de periodismo en la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Este doctor en comunicación social apunta que la sobredimensión de los medios se debe a “la competición por ser el primero”, un negocio de inmediatez “que perjudica el contrastar la información” y que desemboca en “malas prácticas éticas” que “minan la credibilidad del oficio periodístico”.

Ultraderecha y conspiranoicos explotan el miedo

Los medios no son los únicos que se benefician del eco que da esa falsa alarma. En Austria grupos de extrema derecha y conspiranoicos varios le dan la hipótesis del “gran apagón” y lo vinculan a una estrategia “provocada por los poderosos” para imponer un nuevo orden, según informa ‘Der Standard’. Esos mismos grupos hacen caja vendiendo libros y productos relacionados con el panorama apocalíptico que dibujan.

Esa estrategia tiene su réplica exacta en España. Jorge Buxadé, vicepresidente primero de acción política de Vox, comparece en una sala a oscuras y solo iluminada con un mechero, lee titulares alarmista y vincula lo que apoda como “terrorismo informativo” a una supuesta conspiración de Pedro Sánchez para “imponer la religión climática”. Una maniobra habitual para explotar medias verdades y deformarlas para enlazarlas con su propaganda antiglobalista y anti-inmigración.

Jorge Buxadé. EPC

Esos intentos para cooptar el debate público e impulsar su agenda van más allá de la extrema derecha parlamentaria. Desde grupos antivacunas a neofascistas como Democracia Nacional activan sus megáfonos de conspiranoica: los medios son aliados de un plan oculto de las élites para “mantener a la población en un estado de terror” y someterla así más fácilmente a objetivos de desarrollo climático como la reducción del dióxido de carbono (CO2), que también Vox criminaliza. En ese cabal maléfico, que también asocian a postulados xenófobos y antifeministas, las vacunas y el 5G son otras vías a para paralizar a los ciudadanos.

Tenga una intención política o económica para captar un resquicio de la atención pública, el miedo cala y se propaga. Telegram, WhatsApp y Youtube se convierten en canales claves para esa difusión, pero no los únicos. Los verificadores de Maldita.es explican haber recibido desinformación desde mediados de octubre en más de 40 formatos distintos. Por su cercanía, los chats personales hacen que el temor a un “gran apagón” penetre más en aquellos que, como apunta Pont Sorribes, tienen menos capacidad para contrastar lo que reciben: “La gente mayor es quien más ha caído en la trampa”.

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