¿Es el hiyab un símbolo de sometimiento y control de las mujeres o bien una seña de identidad y una opción más de la libertad de vestimenta? La participación de Fátima Hamed, líder de MDyC, en el encuentro de políticas feministas en Valencia ha reabierto debates irresueltos en el seno del feminismo sobre laicidad y religión, integración de la diferencia y sobre el uso del velo.

Tres destacadas activistas feministas musulmanas han compartido con El Periódico de España sus visiones dispares acerca del uso del hiyab y de las soluciones que el feminismo debe plantear para luchar por la igualdad de las mujeres musulmanas.

Posicionamientos encontrados

"Defender el uso del hiyab es defender la discriminación de la mujer. Como el feminismo lucha contra todas las formas de opresión y discriminación, de ningún modo es posible defender el uso del hiyab y ser feminista porque no existe, hasta la fecha, el feminismo machista. Es un símbolo de sometimiento, la punta del iceberg de un entramado de normas para controlar nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestras vidas", defiende la escritora Najat el Hachmi.

"También es la bandera del fundamentalismo. Si una mujer dice ponérselo voluntariamente, el mensaje que está transmitiendo es que a pesar de haber salido de la segregación que se les imponía a nuestros antepasados, acepta someterse a los dictados del patriarcado religioso en el que nacimos", continúa.

La concejal de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid Maysoun Douas difiere y defiende la libertad de elección y de vestimenta de las mujeres y que el feminismo luche por que sean las mujeres las que decidan lo que hacer con sus cuerpos: "Esa tendría que ser nuestra lucha, dejar a las mujeres definirse como son. Si quieren vestirse, que se vistan, y si quieren desvestirse, que se desvistan".

Douas critica que se tenga que seguir defendiendo la libertad de vestimenta de las mujeres, cuando hasta hace poco ha habido campañas que reivindicaban que cada mujer pudiera vestirse como quisiera sin que eso diera derecho a los demás a manosearla, mirarla mal o criticarla.

Pero Najat el Hachmi se posiciona en sus antípodas: "No existe la libertad de taparte como no existe la libertad de esclavizarte, es un oxímoron en toda regla. Si tu padre, tu hermano, tu marido, tu primo, tu vecino, el imán de la mezquita, el predicador de la parabólica, la hijabista en Instagram te están diciendo que para ser musulmana tienes que llevar velo, ¿dónde está la libertad de elección?", reflexiona.

El Periódico de España ha tratado de ponerse en contacto con Fátima Hamed Hossain para conocer su parecer, pero no ha sido posible hablar con ella.

La autora del libro "No nos taparán. Islam, velo, patriarcado", Mimunt Hamido Yahia, opina que es compatible ser creyente y feminista, pero no defender el hiyab, que considera un "símbolo misógino, una bandera de rendición al patriarcado": "Todas las religiones discriminan a las mujeres por ser mujeres, no es algo intrínseco a la religión islámica. En Europa el hiyab se disfraza de símbolo identitario, pero no sólo se usa para tapar a las mujeres, sino para decir 'estas mujeres son nuestras'", lamenta.

Blanco de las críticas

La activista se ha mostrado muy crítica con la inclusión en el acto feminista de Valencia de una política que lleve velo.

"¿Quién en su sano juicio piensa que es feminista ponerte un símbolo patriarcal en la cabeza por el que cada día mueren mujeres en el mundo? ¿Es progresista validar identidades religiosas, seguir usando los cuerpos de las mujeres para cubrir los deseos de otras personas? La respuesta es obvia, no. La izquierda es laica por definición, el laicismo es muy importante para la emancipación de las mujeres. No son feministas, ni progresistas, son populistas", denuncia Hamido Yahia.

Incide en que en España hay niñas que sufren a diario por ser obligadas a llevar el velo, sostiene "que reciben palizas" si se lo quitan. "¿Es que nadie piensa en esas niñas"?", dice. Argumenta además que los hombres musulmanes no tienen que confirmar su identidad con un hiyab.

Tampoco ve con buenos ojos Najat el Hachmi, autora de "Siempre han hablado por nosotras", que el hiyab haya tenido protagonismo en el acto político organizado por Yolanda Díaz junto a Hamed, Mónica Oltra, Mónica García y Ada Colau en Valencia: "Cada vez que introducimos un hiyab en política o en esferas de representación con gran impacto, estamos allanando el terreno para que entre la extrema derecha islámica". Llama la atención sobre la capacidad de infiltración del discurso islamista incluso en redes sociales como Instagram y Hamido Yahia comparte que hay una "corriente islamista extremista" que recorre Europa.

El Hachmi as contundente a la hora de asegurar que "la izquierda no puede defender el velo": "Una izquierda provelo es una izquierda racista porque al final el velo u todo lo que conlleva sólo lo sufrimos algunas mujeres. Se tolera para nosotras lo que no se tolera nunca para ellas o sus hijas. Personalmente, me duele mucho más este racismo por parte de mujeres supuestamente feministas y progresistas que el de la extrema derecha".

Protagonismo de mujeres musulmanas

La política de Más Madrid, Maysoun Douas, celebra sin embargo que las mujeres musulmanas tengan una mayor participación política y puedan aportar a esta sociedad, a pesar de que deben lidiar con la "estigmatización del Islam" y "desafiar convenciones sociales constantemente": "No es que venga del espectro radical de la política, son sesgos generalizados. De repente llegamos nosotras cuando no nos esperaban por aquí".

"Cada vez veo más diversidad y pluralidad en el panorama nacional. Antes hablábamos de mujeres reprimidas, ahora de la cantidad de mujeres musulmanas que están ejerciendo sus derechos en política, en investigación, cooperación al desarrollo y negocios. Algunas llevan velo, otras no, pero todas están ejerciendo sus derechos y ayudando a otras mujeres a conseguirlos", subraya la política.

Douas detecta en el movimiento feminista español cada vez mayores esfuerzos de acercamiento y comprensión. En pocos años, cuenta, se ha pasado de manifestaciones del 8M en las que era muy difícil ver a mujeres con velo, porque no eran bienvenidas, a protestas con mujeres con velo y sin velo, con rastas, con hijos y sin hijos, lesbianas, solteras... "Todas estamos en el mismo sitio porque tenemos los mismos derechos que reivindicar", enfatiza.

Feminismo global

A pesar de que estas tres activistas feministas tienen distintas posturas con respecto al velo, coinciden al entender que el feminismo ha de luchar por superar las barreras que impiden a las mujeres ser ciudadanas de primera.

Aboga la política de Más Madrid por un feminismo que englobe a todas las mujeres y defienda sus derechos, su participación y su derecho a hacer, sin vincularlo a identidades religiosas o políticas concretas: "Todas estamos en el mismo barco", asevera.

El Hachmi afirma que las mujeres musulmanas forman parte también del movimiento feminista, ya que están "en la lucha cotidiana por la supervivencia y la conquista de la libertad". ¿Y qué debe hacer el feminismo por las mujeres musulmanas? La escritora lo tiene claro: luchar contra las formas de discriminación y opresión que padecen, tanto las compartidas con el resto de mujeres, como las que sólo les afectan a ellas, tales como la poligamia, el uso del velo o la falta de libertad sexual.

Douas incide en que la realidad de las mujeres musulmanas no sólo está atravesada por la discriminación que padecen por el hecho de ser mujeres, sino también por la religión y el racismo. Esa discriminación múltiple les dificulta, por ejemplo, el acceso a un empleo en igualdad de condiciones y llama la atención sobre que muchas mujeres musulmanas están optando por trabajos ejercidos a distancia, en casa, para evitar estar de cara al público: "Es como si hubiéramos fracasado como sociedad porque volvemos otra vez a velarlas".

"Por el hecho de ser mujer, musulmana, por haber elegido una opción de vida -en referencia al velo-, te ves en peores condiciones de acceder a un puesto de trabajo, a un alquiler, a un servicio", añade.

El feminismo debería, según la concejal de Más Madrid, potenciar la sororidad, el acompañamiento entre mujeres dispares, el creer las unas en las otras con independencia del proyecto vital por el que cada una opte.