Montserrat Alonso tiene grabada la fecha del 23 de junio en su memoria. "Ese día se celebraba San Juan y nosotros -ella, su marido, Jacinto, y su hija de 8 años, Laura- estábamos pasando unos días en Panxón, por eso me acuerdo bien", comenta. Un mes antes, esta viguesa de 43 años se había notado un bulto en el pecho, y acudió a su médico de cabecera. Una semana después se sometía a una biopsia en la Unidad de Mama del hospital Meixoeiro.

"Esos días previos al diagnóstico estaba tranquila, convencida de que no era nada, que estas cosas solo le pasan a otros", asegura. Sin embargo, en la víspera de la cita para que le dieran los resultados "me puse un poco nerviosa", confiesa. Pero acudió sola al médico, porque no esperaba lo que estaba a punto de pasar, además "ese día Laura empezaba las vacaciones y su padre se tuvo que quedar con ella", recuerda.

"Estaba tranquila, convencida de que no era nada, que estas cosas solo le pasan a otros"

El nódulo, de unos tres centímetros, era maligno y había que tratarlo, primero con quimioterapia, después con cirugía y, en última instancia, con radioterapia. Montse no se olvida de ese momento: "Lo primero que pensé fue: '¡la que se ha liado!', ya que me di cuenta lo mucho que iba a cambiar mi vida, sin embargo el médico me dio mucha tranquilidad", matiza. Y es que la rápida atención (poco más de dos semanas desde que se notó el bulto), la explicación de cómo iba a ser el tratamiento, y, sobre todo, la valoración de su médico quien le aseguró que el tumor "no era en absoluto crítico", la tranquilizó y le dio fuerzas para afrontar ese día, en el que no sólo tenía que digerir la noticia, si no que debía informar a los suyos de lo que estaba pasando.

"Mi hija no habla del tema, pero se preocupa y me cuida"

"Decírselo a mi madre fue lo que más me preocupaba y también a mi marido, que es muy sentido", recuerda. Sin embargo, la reacción de su pareja, a la que llamó por teléfono nada más salir del hospital, fue positiva. A Tito, que así le llaman los más allegados, le tranquilizó verla a ella calmada y también la forma en cómo le trasladó todo lo que le había dicho su médico.

Montse y su marido le sonríen a la vida a pesar de convivir con el cáncer de mama. FV

Era el momento de hablar con Laura, su hija. "En ningún momento me planteé no contárselo. Se lo tenía que decir. Sobre todo por los efectos secundarios. Iba a ver cosas y podía montarse películas que le diesen miedo". La pequeña estaba dibujando en la sala cuando su madre se lo comunicó. "Le dije que me iban a dar un tratamiento y que por eso iba a estar muy cansada; que me caería el pelo, así que le pedí que fuéramos juntas a comprar un turbante; y también que me operarían el pecho. Ella no levantó la cabeza durante toda la conversación, hasta que se lo pedí", recuerda con cierta emoción.

Han pasado ya cuatro meses desde aquella conversación y Laura está muy pendiente de su madre, "a pesar de que no le gusta hablar del tema", asegura Montse. "Sí que lo entiende, intenta participar en cosas, me cuida, y creo que lo está llevando bien". En cualquier caso, esta viguesa, que en absoluto se considera una valiente ya que "simplemente, intento llevarlo lo mejor que puedo", está tranquila, porque "para Laura no está siendo traumático".

"A mi hija de ocho años, a pesar de que no le gusta hablar del tema, lo entiende, intenta participar en cosas, me cuida, y creo que lo está llevando bien".

Y es que, de momento, y al margen de los cambios físicos evidentes, Montserrat sólo sufre mucho cansancio, y aún así intenta estar y participar en reuniones, comidas y cualquier plan que pueda surgir.

En el día a día, el tratamiento de quimioterapia le ha obligado a dejar de trabajar, depender de otra persona para moverse, ya que no se le permite conducir, y le falta energía para desempeñar las tareas del hogar, por ejemplo. Anímicamente, "he tenido bastante ansiedad. Había noches que no era capaz de dormir, de tanto pensar en esto, pero ahora ya estoy mejor, más tranquila". Y es que Montse está convencida de que esto será pronto un mal sueño: "Sí, sí. No se me pasa por la cabeza otra opción", sentencia.

"La gente no debe tener miedo a preguntarme"

No tiene previsto celebrar de manera especial el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer de Mama de este 19 de octubre, aunque "me pondré el lazo rosa", matiza.

"Yo siento que esto no debe tratarse de forma diferente a otra enfermedad, que no tiene que haber miedo a preguntar. A mí no me importa que me pregunten cómo estoy o qué me pasa"

"Creo que es muy bueno que se visibilice, y es algo de lo que hay que hablar para que no se genere tanto tabú alrededor. Soy consciente de que es algo que da susto, de que da miedo, pero hay que pensar que este tipo de cáncer tiene buen pronóstico, y no debemos quedarnos solo con las experiencias de la gente que fallece por esta enfermedad", explica para justificar porqué se prestó a dar su testimonio a 'Faro de Vigo', periódico del mismo grupo que este diario. "Yo sé que cada persona es diferente, y lo lleva a su manera. Pero yo siento que esto no debe tratarse de forma diferente a otra enfermedad, que no tiene que haber miedo a preguntar. A mí no me importa que me pregunten cómo estoy o qué me pasa", asegura.

Montse se cortó el pelo antes de que éste empezase a caerse para que el cambio no fuese tan brusco..

Montse ya no tiene pelo y cubre su cabeza con pañuelos o turbantes, porque "no me veo con una peluca, la verdad". Antes de eso, decidió raparse el pelo muy cortito "para que el cambio no fuese tan brusco", confiesa. Ya ha pasado el primer ciclo de sesiones de quimioterapia que recibe en el hospital Álvaro Cunqueiro, y ahora comienza otro algo más agresivo. El bulto ya casi no se nota y después de terminar esta segunda ronda de químicos, a finales de diciembre, llegará el momento de pasar por quirófano. "Sólo me intervendrán en la parte del pecho afectada", comenta.

Ahí no terminará su travesía personal. Después vendrán las sesiones de radioterapia y cinco años de tratamientos hormonales. "Desde el principio sabía que iba a pasar una larga temporada mala" concluye esta mujer que se enfrenta a esta enfermedad como una etapa más de su vida "que hay que asumir como tal".