La seda de las telas de araña ha sido usada como remedio para tratar desde lesiones cutáneas hasta verrugas durante siglos desde la antigua Roma por sus supuestos efectos antibióticos, pero los investigadores han revisado ahora antiguos experimentos y desmienten ese mito de la tela de araña antibiótica, según publican en la revista 'iScience'.

En el pasado, los médicos cubrían las heridas abiertas con telas de araña o aconsejaban a los pacientes que colocaran los capullos sobre los dientes infectados. Sin embargo, en los tiempos modernos, la literatura contiene informes contradictorios sobre si la seda de araña tiene o no propiedades antimicrobianas.

"La seda de araña siempre ha sido admirada y casi tiene un estatus mítico --explica la autora principal, Trine Bilde, profesora de biología en la Universidad de Aarhus, en Dinamarca--. Es uno de esos mitos que parece haberse establecido por creencia y no por un fuerte apoyo empírico".

Desde que se informó por primera vez de las propiedades antimicrobianas de la seda de araña, los investigadores han propuesto formas en las que las arañas podrían beneficiarse. En el caso de las arañas sociales que viven en grandes grupos, se ha pensado que la seda antibiótica podría ayudar a prevenir la propagación de la infección entre los individuos. Estas arañas tienen un sistema inmunitario debilitado por la endogamia, por lo que son especialmente vulnerables a las infecciones.

Deficiencias metodológicas en estudios artículos previos

Al principio de su investigación, Bilde y su grupo de investigación empezaron a dudar de la validez de lo que habían leído en la literatura. "No pudimos detectar la actividad antimicrobiana de la seda de araña social, independientemente del método o del microbio, y esto nos hizo sentir curiosidad por saber por qué otros estudios sí pudieron hacerlo --añade-. Entonces empezamos a escudriñar con detalle los artículos que informaban de la actividad antimicrobiana y nos dimos cuenta de las deficiencias metodológicas".

Los investigadores identificaron dos categorías de deficiencias en la literatura ya publicada: por un lado, el riesgo de contaminación bacteriana y, por otro, el control inadecuado del disolvente utilizado para extraer la seda de araña.

El equipo demostró que los informes anteriores probablemente estaban comprometidos, por ejemplo, por haber medido el efecto del disolvente utilizado para extraer la seda de araña en lugar de la propia seda de araña. Disolventes como la acetona o el acetato de etilo pueden tener fuertes efectos antimicrobianos por sí mismos.

En general, el equipo de Bilde examinó la seda de siete especies diferentes de arañas utilizando métodos experimentales mejorados y no encontró signos de actividad antimicrobiana. Aunque esto no descarta la actividad antimicrobiana de todas las especies de arañas, pone en duda todos los informes anteriores.

"En lugar de asumir que la seda de araña es antimicrobiana, ahora deberíamos asumir que no lo es --dice Bilde--. Todavía podemos probar la idea en nuevas especies y con nuevos organismos, pero con un punto de partida más cauteloso".

Las arañas utilizan su seda para proteger sus huevos, que ofrecen un alto contenido nutricional a los microbios. Bilde propone que, en lugar de alejar las amenazas microbianas con una actividad antimicrobiana intrínseca, la envoltura de seda que rodea los huevos podría funcionar sólo como una barrera física.