Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Erupción en La Palma

Vigilantes del volcán de La Palma

Un ecosistema rico en profesionales de múltiples disciplinas vela por dar respuesta a la crisis eruptiva

Una imagen del volcán de La Palma.

La crisis eruptiva que vive La Palma ha generado un ecosistema de conocimiento en el que conviven profesionales de múltiples disciplinas.

Geólogos, ingenieros, matemáticos, físicos, bioquímicos, sismólogos… todos reman, bajo el paraguas de la vigilancia volcánica, en la misma dirección para dar respuestas rápidas, coordinadas y eficaces a los múltiples frentes que se abren al paso de la lava.

La vulcanología es un área multidisciplinar que se alimenta de incontables especialidades, desde la sismología o la geodesia, a la geoquímica, el tratamiento de imágenes digitales o la gravimetría. Hay numerosos profesionales trabajando en estos momentos en La Palma, aportando su conocimiento para, entre todos, intentar pronosticar el comportamiento del fenómeno geológico.

«Dentro de la destrucción que hay ahora, se ha logrado algo muy importante, que es avisar, alertar al Pevolca de lo que iba a pasar, tener dos evacuaciones exitosas sin ningún herido ni fallecido, y todo eso es gracias a un trabajo grupal. No se puede decir que el geólogo ha hecho más que el sismólogo, o el geoquímico, es un trabajo coordinado donde todos aportan su conocimiento para poder tener una imagen completa de la situación real, una valoración conjunta de la actividad sísmica», señala el geólogo Stavros Meletlidis, investigador del Instituto Geográfico Nacional (IGN).

El Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico en la Comunidad Autónoma de Canarias (Pevolca) contempla toda una red de profesionales que garanticen una respuesta «rápida, eficaz, eficiente y coordinada», dirigida a minimizar los posibles daños y permitir el restablecimiento de los servicios básicos para la población en el menor tiempo posible.

Siete áreas en al estructura del Pevolca

Para atender la crisis eruptiva, el Pevolca se estructura en siete áreas de actuación que albergan a cientos de profesionales cada una: Intervención, Vigilancia volcánica, Seguridad, Sanitario, Logística, Apoyo Técnico, y Rehabilitación de Servicios Esenciales -electricidad, agua, combustible y telefonía-.

El grupo de Intervención está compuesto por el jefe de Operaciones, especialistas de incendios, agentes de Medio Ambiente, un coordinador de medios aéreos, el grupo de Emergencias y Salvamento del Gobierno de Canarias (GES), unidades de extinción de los Consorcios de bomberos, personal de rescate, la Unidad Militar de Emergencias (UME), y personal de Salvamento Marítimo, entre otros.

El grupo de Vigilancia Volcánica, dependiente del Comité Científico de Evaluación y Seguimiento de Fenómenos Volcánicos, es el responsable del seguimiento y valoración permanente del peligro volcánico por medio de sistemas de vigilancia. Está formado por técnicos designados por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y personal del organismo competente en salud pública y calidad ambiental del Gobierno de Canarias. Integra toda la información en tiempo real para dar los diagnósticos y predicciones que sean necesarios con vistas a prevenir y avisar a la Dirección del Plan con suficiente tiempo, de manera que sea posible desplegar los operativos de evacuación, asegurando, en la medida de lo posible, la vida de las personas.

El grupo de Seguridad es el conjunto de medios materiales y humanos cuya actuación es garantizar la seguridad ciudadana, el control de las zonas afectadas por la emergencia volcánica y sus accesos y colaborar en la evacuación, confinamiento o alejamiento de la población en caso de ser necesario.

El Sanitario está integrado por el Servicio Canario de Salud (SCS), el Servicio de Urgencias Canario (SUC), servicios asistenciales (sociales o socio-sanitarios) y/o hospitalarios dependientes de la Comunidad Autónoma, cabildos, ayuntamientos o de cualquier otra administración pública o privada, además de empresas de transporte sanitario y Cruz Roja.

El de Apoyo Técnico es el responsable de facilitar los mecanismos de información para la toma de decisiones de la Dirección Técnica, evaluando la situación; y el de Logística se encarga de las acciones encaminadas a la evacuación, movilización y desmovilización, al abastecimiento, avituallamiento, albergue, reposición de medios materiales de los grupos de intervención y al apoyo en el traslado de la población que se encuentre en zona de riesgo y a su alojamiento adecuado en lugares seguros.

Stavros Meletlidis.

Stavros Meletlidis, geólogo

Doctor en Vulcanología e investigador del Instituto Geológico Nacional (IGN), Stavros Meletlidis aporta el enfoque geológico al proceso eruptivo de La Palma. Como si de un puzzle se tratara, recoge cada pieza aportada por los distintos profesionales de la red de vigilancia volcánica y ayuda a interpretarlas en su conjunto para tener una visión global del comportamiento del volcán, visión que ha sido clave en el éxito de los planes de evacuación de la población palmera. «Hay estaciones sísmicas, GPS/GNSS, de gases, de agua, de imágenes por satélites… Tenemos muchísimas fuentes de datos y, tras una primera evaluación y estudio por parte de los compañeros, especialistas cada uno en su campo, la interpretación en su conjunto, intentando ver como casan unos datos con otros, y hablar sobre el fenómeno lo hacemos los geólogos». Además, se encarga de interpretar cada signo que asoma en la superficie, la dinámica eruptiva, los cambios del estado del volcán, de evaluar los posibles riesgos; así como del muestreo de material volcánico -flujos de lava y material piroclástico- a través de la recogida de muestras magmáticas para conocer el DNI de la erupción. «Los tipo de erupción dependen de cómo está el magma, de qué volumen de cristales o gases tiene dentro o desde qué profundidad viene. Todos esos datos son necesarios para completar la visión que tenemos a través de la red de vigilancia».


Itahiza Domínguez.

Itahiza Domínguez Cerdeña, sismólogo del IGN

Los sismólogos son la avanzadilla de la crisis eruptiva, monitorizan cada señal que da el volcán. Este es el papel de Ithaiza Domínguez Cerdeña, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN), uno de los encargados de medir desde los terremotos que se producen cuando hay una intrusión o por la presión del magma que deforma la isla; hasta otras señales como el tremor volcánico, un ruido continuo y de baja frecuencia cuya amplitud determina también la actividad del volcán. «Entre otras cosas nos dedicamos a analizar las localizaciones de los terremotos, a mejorarlas con técnicas específicas, y a generar sistemas automáticos de monitoreo, para dar la respuesta más rápida posible a las crisis que se vayan produciendo en el proceso eruptivo». Los datos los obtienen a tiempo real a través de las distintas estaciones colocadas en la isla, que envían constantemente información con sistemas de comunicación móviles 3G o 4G, hasta sistema satélites. «La isla de La Palma se lleva monitorizando desde hace mucho tiempo. Hace cuatro años hubo un enjambre sísmico a mucha profundidad que nos indicaba que se estaba acumulando magma ahí, y se mejoró todo el sistema de vigilancia. Desde entonces llevamos haciendo una monitorización muy intensa en el tiempo, aunque en las últimas dos semanas, cuando comenzó el enjambre sísmico, se ha multiplicado la cantidad de trabajo, hay que analizar muchos datos».

Laura García Cañada.

Laura García Cañada, especialista en geodesia del IGN

La matemática del Instituto Geográfico Nacional (IGN) Laura García Cañada es especialista en Geodesia, la ciencia que estudia la forma y dimensión de la Tierra. El principal objetivo de la geodesia aplicada al volcanismo es el control de posibles deformaciones en un complejo volcánico y sus inmediaciones, a diferentes escalas de espacio y tiempo. Estas deformaciones, que se miden en la superficie terrestre, se producen cuando la presión interna ejercida por el magma se transforma, por lo que son el reflejo de un cambio de la actividad volcánica. De esta manera, la detección de deformaciones y su cuantificación puede dar una información muy útil sobre qué es lo que está ocurriendo en el interior. En este sentido, el papel de la investigadora García Cañada consiste en medir las deformaciones del terreno, y para ello trabaja con estaciones permanentes GPS, que el IGN tiene instaladas en toda la Isla de La Palma. A través de todos los datos que recibe, calcula las coordenadas y estudia cómo varían con el tiempo. Su trabajo contribuyó a ver que se estaba inflando la zona de la actividad, y la deformación en vertical de más de 20 centímetros, y a dar una estimación aproximada respecto a qué profundidad está ocurriendo el fenómeno, así como del volumen de magma que podría estar acumulando en el interior. Ella está en la oficina de Madrid, aunque ahora está en La Palma, «siempre venimos buscando localizaciones para poner los GPS y ahora ha venido por la erupción».

Alicia Felpeto Rielo.

Alicia Felpeto Rielo, geofísica del IGN 

Doctora en Ciencias Físicas y especialista en geofísica -física de la Tierra-, Alicia Felpeto Rielo llegó al mundo de los volcanes porque le atraían «irremisiblemente» y decidió hacer su tesis doctoral en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre modelos de simulación numérica de procesos eruptivos y mapas de peligrosidad, marco en el que desarrolló una herramienta para la generación de mapas de peligrosidad volcánica basada en modelos de simulación numérica. Su trabajo se centró en dos de los principales peligros volcánicos: las coladas de lava y la dispersión y caída de cenizas. Actualmente, como investigadora del IGN, uno de sus cometidos fundamentales es precisamente el desarrollo de estos mapas de peligrosidad volcánica. En concreto, en la crisis volcánica de La Palma su cometido es diseñar los mapas de invasión de las coladas de lava, uno de los primeros pasos para decidir qué zonas había que evacuar, además de pronosticar cuáles son los caminos más probables del flujo del magma. «Los mapas que diseñamos, realmente lo que nos permiten es distinguir los caminos más probables de la lava de otros que son posibles, pero menos probables», señala la especialista, al tiempo que afirma que este proceso eruptivo de la Isla Bonita está siguiendo el comportamiento «esperable» en los modelos de lava realizados. «Por ahora las coladas siguen los caminos más probables».


David Suárez.

David Suárez, meteorólogo de la Aemet 

Delegado de la Agencia Estatal de Meteorología de España en Canarias, David Suárez es el representante de la Aemet en el comité científico del Pevolca. Contribuye a dar el soporte meteorológico a la emergencia, a través de la emisión de un boletín diario que acompaña con dos comunicaciones al día sobre el modelo de dispersión de cenizas del volcán, con un pronóstico de su distribución. En este cometido, que ejecutan a través del superordenador de la Aemet, participan en torno a 30 o 35 personas de la Agencia, con diferentes perfiles técnicos de observación. Asimismo, apoyan al Gobierno de Canarias -que tiene las competencias en calidad del aire-, a monitorizar el penacho de cenizas y de gases que emite el volcán. «Nuestro punto fuerte es la meteorología, sobre todo la evolución del penacho de cenizas y de gases». Además, dado que la Aemet ostenta la condición de autoridad aeronáutica, dentro de sus responsabilidades con la aviación civil, tiene la obligación de emitir los pronósticos y la observación de la meteorología -y en esta crisis eruptiva- de cenizas en el espacio aéreo de Canarias y en los aeropuertos. «Las condiciones meteorológicas nos permiten saber cuál es la dirección más probable de la evolución del penacho de la erupción, si las cenizas pueden o no llegar a otra isla, a qué zonas puede afectar más en La Palma o si el aeropuerto es probable que esté afectado o no para la operatividad». 

Rubén López. ED

Rubén López, ingeniero del IGN

Ingeniero de instrumentación específica en vigilancia volcánica del IGN, Rubén López contribuye al diseño tecnológico de la red de vigilancia. Entre sus cometidos figura supervisar y corregir los posibles daños en los equipos por la emisión de cenizas o fisuras que puedan cortar las comunicaciones. «La alimentación de los equipos generalmente no es de enchufe, son paneles y hay que estar pendientes de que no se llenen de cenizas, por ejemplo». Tanto él como sus compañeros deben estar pendientes de todo el abanico de instrumentación específica en el ámbito volcánico, desde controlar cómo funcionan, hasta saber instalarla en cada momento y de forma urgente. «Debemos tener a punto la tecnología para poder extraer todos los parámetros de la tierra posibles, sin tener que ir a muestrearlos. Hay cosas que no podemos hacer como recoger agua, eso no se puede automatizar, pero todo lo demás sí». Siempre tiene que haber un ingeniero de instrumentación específica en La Palma por el alto riesgo de que las estaciones se dañen. «La Palma es una isla que teníamos muy monitorizada, pero si esto pasa en La Gomera, por ejemplo, no tenemos tanta vigilancia. Nosotros intentamos tener un conocimiento de todas las técnicas porque tenemos que hacer mucho trabajo de campo, desplegar la red cuando ocurre una erupción y conocer el terreno».

Melchor González Dávila.

Melchor González Dávila, químico marino de la ULPGC  

Catedrático de Química Marina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) e investigador del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG), Melchor González Dávila coordina los trabajos que se llevan a cabo en el puerto de Tazacorte para evaluar el estado del agua antes y después de llegar la lava al mar. La pasada semana analizaron durante dos días las propiedades del agua, desde el pH, al contenido de carbono inorgánico disuelto o la presión parcial del CO2… Todas las variables del sistema de dióxido de carbono, así como el contenido de hierro. Regresaron el jueves, 30 de septiembre, y desde entonces analizan a bordo de la embarcación Salvamar Alphar, las condiciones del mar en Tazacorte, después de la llegada de la lava, para informar al Pevolca de cómo evoluciona la acidez de las aguas y ver los cambios en cuanto al contenido de hierro como fertilizante oceánico. «Se trata de ver, por un lado, los efectos negativos de la erupción -acidez del agua-, y por otro, la parte positiva, que es la posible fertilización posterior de las aguas con hierro necesario para la vida». Su trabajo y el de sus compañeros contribuye a arrojar luz sobre cómo se va a ver afectado el ecosistema, si el pH se ha acidificado, si eso va a hacer que los organismos no puedan crear caparazones; además del contenido de hierro que puede favorecer la vida marina en el futuro.

Desirée Acosta.

Desirée Acosta, técnica en emergencias sanitarias del SUC 

Natural de La Palma y residente «a unos pasitos del volcán», en la localidad de El Paso, Desirée Acosta es una de los técnicos del Servicio de Urgencias Canario (SUC) en la ambulancia medicalizada que cubre todos los municipios palmeros. «Cuando estalló el volcán nos activaron a través del 112, primero como preventivo, en la ambulancia de soporte vital avanzado, en el campo de fútbol de Los Llanos, donde estuvimos unas horas, acompañamos y atendimos a un señor que se encontraba mal. El problema es que cubrimos urgencias en toda la isla, estoy en la ambulancia medicalizada, y solo hay una en la Isla que tiene que atender todo». No obstante, desde que estalló la erupción, no sólo ha ejercido como sanitaria, atendiendo todas las urgencias que surgen y como apoyo en el centro de salud de Los Llanos, también ha sido una excelente vecina y amiga, acogiendo en su casa a personas que la lava ha dejado sin hogar, y acompañando en el proceso. Confirma que a raíz del volcán se ha intensificado la demanda de atención, sobre todo por nervios y ataques de ansiedad, tanto en mayores como en gente joven. «Nuestra función es estar ahí para atender cualquier necesidad y dar apoyo emocional, aunque en Los Llanos tenemos dos psicólogos, pero también echamos una mano acompañando a los más afectados, porque hay gente que todavía no lo ha asimilado».

Moisés Sánchez.

Moisés Sánchez, director del 112 Canarias  

Graduado en Seguridad y Control de Riesgos, Moisés Sánchez lidera el equipo que constituye las dos salas operativas del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES) 1-1-2 del Gobierno de Canarias. Desde que estalló la crisis volcánica en La Palma, el trabajo del día a día de la atención del teléfono único de urgencia, el 112 «con los estándares de calidad que tenemos», converge con el papel que desempeñan dentro de la emergencia volcánica. «Dentro de la crisis eruptiva nuestro cometido es, desde una semana antes de la erupción volcánica, con la activación del plan Pevolca el día 13, decir qué es lo que hay que hacer». Esto implica desde dirigir la estrategia, la solicitud de medios -tanto propios como ajenos a la emergencia-, la coordinación con otras instituciones, la centralización de la información a las autoridades y a los medios de comunicación, que fluye de los órganos de intervención en el lugar del suceso, hasta encargarse de la relación con las autoridades extranjeras, embajadas y consulados que están preocupados por el estado de sus conciudadanos, así como de nutrir de información al puesto de mando avanzado, y organizar junto con la Dirección General de Seguridad y Emergencia toda la logística que conlleva la intervención. «El consejero ha sido claro, en esta emergencia lo primordial son las personas, que no haya un solo herido, y al mismo tiempo se nos ha pedido que no suponga un menoscabo en la atención al resto de los ciudadanos en las ocho Islas Canarias».

Eugenio Fraile.

Eugenio Fraile, oceanógrafo físico del IEO-CSIC 

Investigador del Instituto Español de Oeanografía (IEO-CSIC), el oceanógrafo físico Eugenio Fraile, miembro del Pevolca, lidera la campaña a bordo del buque oceanográfico Ramón Margalef, con un equipo multidisciplinar formado por once científicos de distintas instituciones, además de la tripulación. Entre los objetivos de la campaña, que se inició el 25 de septiembre, está el de hacer un estudio geomorfológico del terreno previo a la llegada de lava al mar, para ver diferencias geomorfológicas del terreno, qué pasa debajo del mar, si también la corteza marina se eleva, se agrieta…, y para ello han hecho una batimetría de la zona para determinar si existen anomalías, desplazamientos, salida de gases… Otro objetivo es hacer un estudio físico, químico, biológico y microbiológico de la zona, tanto antes de la llegada de la lava, como después; y recoger muestras de organismos vivos, sobre todo corales negros, que son un bioindicador del proceso eruptivo.

Elena González Alonso.

Elena González Alonso, matemática del IGN

Elena González Alonso es matemática e investigadora del IGN, especialista en datos de satélites. Su cometido dentro de la vigilancia volcánica de la erupción de La Palma es el de medir las deformaciones del terreno con datos satélite radar. La técnica consiste en utilizar dos imágenes con fechas distintas sobre una misma zona y, haciendo un tratamiento de las mismas, calcular las deformaciones que hay entre una fecha y otra. «Esto nos ha servido para ver cómo el volcán de La Palma se hinchaba. Nosotros hemos visto esa inflación del terreno utilizando datos satélite radar». El satélite que utilizan principalmente es el Sentinel-1, que lleva desde el 2014 proporcionando imágenes. «Sobre La Palma pasan dos satélites, el Sentinel-1A y el Sentinel-1B y tenemos una imagen nueva cada seis días aproximadamente. Nosotros empezamos a ver la deformación, claramente, unos días después de que se iniciaran los terremotos».

Compartir el artículo

stats