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CON CIENCIA

Dispersiones

Los humanos somos la única especie de primate extendida por el planeta entero. Ocupamos todos los continentes incluida la Antártida aunque, en este caso, de manera un tanto forzada. Pero todos los indicios apuntan a que el Homo sapiens apareció en África, con lo que es obvio que en algún momento tuvo que salir de allí para extenderse por el resto de la superficie terrestre.

Ya habían abandonado el continente africano hace mucho tiempo, en el Pleistoceno Inferior, nuestros ancestros que ocuparon por primera vez Asia y Europa por medio de las distintas poblaciones de Homo erectus, o quizá de otras especies afines. De esa dispersión da cuenta el yacimiento de Dmanisi (Georgia) proporcionando pruebas muy sólidas de la presencia en ese enclave estratégico para la salida de África de distintos flujos migratorios de homininos —miembros del linaje humano— entre 1,85 y 1,78 millones de años (m.a.) atrás. Se trataba de seres con una capacidad craneal muy baja, parecidos a los Homo habilis que inauguraron nuestro género, y disponían sólo de herramientas muy primitivas. Pero incluso puede que los homininos de Dmanisi no fuesen los primeros humanos que salieron hacia Eurasia: los útiles de piedra aparecidos en la franja terrestre cercana al Jordán indican que entre 2,4 y 0,8 m.a. se produjeron al menos cinco salidas de África.

Los humanos modernos tenemos un origen mucho más reciente: de cerca de 300.000 años si nos basamos en los indicios moleculares y en formas fósiles un tanto controvertidas. En el entorno de los 100.000 años contamos con evidencias muy sólidas de herramientas avanzadas y objetos simbólicos en Sudáfrica y poco después aparecen pruebas de la presencia de miembros de nuestra especie en el Oriente Próximo —el corredor levantino— con probables encuentros allí con los neandertales.

Un artículo de Huw Groucutt, investigador del Extreme Events Research Group en el Max Planck de Jena (Alemania), y sus colaboradores, publicado en la revista Nature, pone de manifiesto cuáles fueron las circunstancias ambientales que permitieron las dispersiones humanas por el corredor levantino. El estudio de los episodios climáticos favorables —con la presencia de paleolagos— que se ven asociados a la presencia de herramientas líticas, es decir, al paso por el corredor levantino de humanos, ha llevado a Grocutt y colaboradores a identificar cinco expansiones de humanos por el interior de la Península Arábiga coincidiendo con breves episodios de clima favorable —con aridez reducida— en el entorno de los 400, 300, 200, 130-75 y 55 mil años. Las herramientas identificadas son de tradiciones diferentes por lo que el patrón de migraciones tiene que haber sido compartido por diferentes grupos de humanos. La clave, pues, está en que siempre que se dio la oportunidad climática parece que los humanos la aprovecharon para salir de África.

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