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La belleza inofensiva de la enorme medusa ‘Rhizostoma Pulmo’ aparecida en Formentera

Este animal marino, cuya picadura tiene nulo o escaso poder urticante, es muy común en el Mediterráneo pero poco frecuente en las Pitiusas

Aparece una enorme medusa en una playa de Formentera

El pasado fin de semana apareció sobre las rocas de la orilla de la zona de es Còdol Foradat, en Formentera, una medusa de grandes dimensiones y poco vista en las Pitiusas que enseguida atrajo la atención de los bañistas y curiosos.

Como ya explicó este diario en su edición del lunes, se trata de una Rhizostoma Pulmo, una de las medusas más grandes del Mediterráneo que puede alcanzar los 60 centímetros de diámetro, y cuyo contacto con la piel humana produce molestias nulas o muy leves.

«No tienen ningún peligro», confirma el biólogo marino Manu San Félix. «Es una medusa muy común en el Mediterráneo pero poco frecuente en las Pitiusas», explica, «aunque no es tampoco raro que se vea alguna», añade, confirmando que, durante sus recientes inmersiones cerca de la costa de Formentera, se ha topado con alguna de ellas.

«Por aquí son más frecuentes las Pelagia noctiluca, más pequeñas de tamaño pero cuyo contacto resulta un poco más irritante, y de esas tenemos millones por aguas pitiusas», asegura este experto.

Una irritación que se produce al tocar los tentáculos o los brazos de cualquier tipo de medusa. «Tienen unas células (cnidoblastos) que poseen como un gatillo que dispara unas proteínas urticantes que se clavan en la piel», precisa San Félix. «Dependiendo del tipo de medusa, nos afectará más o menos», aclara. También depende de dónde es el contacto, especifica, ya que no es lo mismo la piel de la mano que la del labio, mucho más fina y sensible, puntualiza.

"Hay que aprender a ver la belleza incluso en lo que tememos"

Manu San Félix - Biólogo marino

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Las Rhizostoma Pulmo pertenece al grupo de especies que suele permanecer en la zona pelágica del océano, la parte que no está sobre la plataforma continental, en aguas medias o cerca de la superficie. Evitan el fondo marino y no suelen acercarse a la costa, por lo cual «si llegan a las playas es porque están tocadas y, como son un 99% de agua, acaban comidas por los peces o se deshacen, simplemente», aclara San Félix. Se alimentan de plancton, pequeñas larvas y huevos de peces.

La belleza en lo que tememos

Tanto en el caso de la Rhizostoma Pulmo como en el de las Cotylorhiza tuberculata, comúnmente conocidas como ‘medusa huevo frito’, este experto asegura «que no hay que tenerles ningún temor, es un animal bellísimo, precioso, que no hace ningún mal» y aconseja «aprender a relajarnos y disfrutar de la belleza de estos animales marinos en su medio».

«Hay que aprender a ver la belleza incluso en lo que tememos», concluye este amante y gran conocedor del mar y sus habitantes.

Estos dos tipos de medusas se han establecido desde finales de los años 80 en las aguas del Mar Menor, Región de Murcia, donde pasaron de ser visitantes esporádicos a convertirse en especies sedentarias de ese ecosistema.

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