La divinidad, pesada carga. O eso dicen, porque el último resquicio de la leyenda de Mallorca consiste en despojar a sus residentes de la pretensión olímpica. En el pueblo de pescadores de Andratx, el funky melódico de Virtual Insanity se transforma en Real Sanity, y la Cosmic Girl muta en Comic Boy. El día en que Jamiroquai se atrevió a rimar Umbrella con Barbarella, se condenó a vivir en una isla «bella como el encuentro fortuito de un paraguas con una máquina de coser sobre una mesa de disección», que diría Lautréamont y pintaría Dalí.