Lluc es el destino inevitable de los líderes espirituales que visitan Mallorca, ya sea el Dalai Lama o el Haile Selassie de Bob Marley. Condenado a gestionar el trono como si cada día fuera el primero, también Felipe VI peregrina con la Letizia laica al templo, en busca de otra variante berlanguiana de los miércoles, milagro. Solo un santuario se compadece con la implacable exigencia de ejemplaridad. Se observa que las hijas son más altas que la madre, porque el poder ya solo sirve como signo externo. Quien lo tiene no lo exhibe, y quien lo exhibe no lo tiene.
