Cayetano, de los Rivera Paquirri y Ordóñez de toda la vida del toreo, casi no necesita la muleta de una pregunta para entrar a matar contra el totalitarismo o totalitorismo aguafiestas. Activista armado de Armani que cayó a sus pies como si fuera un Dios hecho hombre, el ultradiestro banderillea los «toros a la balear», residuo de los tiempos en que el Pacto de Progreso podía presumir de un átomo de originalidad. En su honor, el matador reserva la estocada para confesar que el cambio climático o de clímax amenaza más a la fiesta que los aullidos de otros niños bonitos. Ruido de sables con Pantoja al fondo.
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CATÁLISIS