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Ibiza vuelve a bailar

1.500 invitados disfrutaron de una noche en la que no faltaron los protocolos covid

La pista de baile, a la que podía acceder un máximo de 800 personas pero que no llegó a estar llena.

«Nos lo merecemos. Llevamos un año en primera línea arriesgando nuestras vidas». Carmen Antelo, técnica de emergencias sanitarias, fue la primera, junto a sus compañeros Pedro y Toni, ambos sanitarios, en entrar ayer en la fiesta ‘Children of the 80s’, que sirvió de prueba piloto en Balears para la próxima reapertura, de momento en exteriores, del ocio nocturno. Estaba eufórica: «Somos gente joven. Igual que hemos luchado contra la pandemia, ahora queremos disfrutar», detalló Toni cuando se le preguntó por qué había llegado tan pronto. Antelo también tenía claro a lo que venía: «¿Que si vamos a bailar? Claro, es que tenemos que bailar», dijo subrayando las tres últimas palabras.

«Esto es como un examen», admitía a pie de pista José Luis Benítez, gerente de Ocio de Eivissa, que se pasó la última semana preparando a conciencia la prueba. El sector era consciente de que se la jugaba anoche, por lo que organizó todo meticulosamente, incluso tiró la casa por la ventana para minimizar los posibles errores. Hasta contrataron el doble de los controladores habituales y realizaron más de 400 pruebas de antígenos gratuitamente (de eso se encargó Emergency Staff ; de costearlas, Palladium Hotel Group) a los asistentes y a los propios empleados: «Hemos hecho muchos test a todo nuestro personal, ya que muchos, por edad, no han sido vacunados aún. Se les controlará a partir de la semana que viene, como al resto de invitados. Todos los datos los compartiremos con la conselleria de Sanidad».

Una de las actuaciones estrella de la fiesta celebrada anoche. Vicent Marí

Hasta Iago Negueruela, conseller de Trabajo y Turismo, se desplazó a la isla para, entre otros asuntos, ser testigo del ensayo. «Quiere ver cómo funciona todo, cómo se respira», en palabras de Benítez. El conseller también era consciente de lo que estaba en juego y de que, literalmente, el mundo miraba anoche a Eivissa: «Negueruela acaba de llegar al hotel y me ha comentado ‘esto nos tiene que salir bien, que es el pistoletazo de salida’».

Durante la prueba, los propios organizadores ejercieron de autoevaluadores: «Asumimos, mediante los controladores de acceso, que la gente mantenga las normas sanitarias. Estamos muy encima. En la zona para beber sólo se puede beber. En la zona de baile no se puede beber. Hay que ir siempre con la mascarilla… Hemos reforzado la plantilla de seguridad del hotel para que estén encima del público en todo momento. Hay ahora casi el doble: de los 20 que normalmente trabajaban en el ‘Children’ se ha pasado a 37». En las cuatro zonas donde se podía consumir, a alguno, en plena euforia, se le escapó un bailecito, lo lógico, pero enseguida reprimió sus impulsos. Además, los controladores no pasaban una, bien para recordar que había que llevar puesta la mascarilla en todo momento, bien para insistir en que los vasos con bebida no podían traspasar la frontera (diáfana, con grandes aperturas para evitar así que nadie se sintiera enjaulado) con la pista de baile.

Para entrar al recinto había que superar dos controles previos: uno de toma de temperatura, otro para acreditar que se estaba libre de covid. Vicent Marí

De los 1.470 asistentes, Benítez calcula que al menos 1.400 eran trabajadores esenciales (sanitarios, agentes de las fuerzas del orden público…), «tanto de primera como de segunda línea, gente que ha demostrado en esta pandemia que es muy responsable». Para entrar al Hard Rock debían pasar dos controles: uno de toma de temperatura; otro para acreditar documentalmente estar libre de coronavirus. Entre ambos, unas líneas marcadas en el suelo para advertir de la necesidad de mantener la distancia de seguridad.

Una de las tres zonas donde se podía beber, pero no bailar, y había que permanecer sentado. Vicent Marí

Aunque las puertas se abrieron a las 19 horas, el grueso de los invitados no llegó hasta pasadas las 20 horas. La salida a escena de Passion Dancers a las 20.45 horas fue decisiva para que el público empezara a bailar como en los ‘Children’ precovid, en este caso al ritmo de Village People (’Y.M.C.A’). Quince minutos más tarde, los djs Petit y Vázquez dedicaron ‘The best’, de Tina Turner, a «los que estuvieron al pie del cañón» en la pandemia.

Invitadas al 'Children of the 80's'. Vicent Marí

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