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Fallece en Palma Maruja García Nicolau, miss España y miss Europa en 1962 y viuda de Martí Mora

Su marido, leyenda del Real Mallorca y primer portero mallorquín del conjunto bermellón, murió el pasado mes de febrero - Trabajó como modelo y para el diseñador Pedro Rodríguez en Madrid

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Fallece en Palma Maruja García Nicolau, miss España y miss Europa en 1962 Diario de Mallorca

Maruja García Nicolau (Palma, 1943), viuda de Martí Mora, el que fuera leyenda del Real Mallorca y primer guardameta mallorquín del equipo bermellón, falleció el pasado miércoles en Palma a los 78 años, tres meses después de que lo hiciera su marido.

Modelo de profesión, fue Miss España y Miss Europa en 1962, y uno de los personajes más conocidos y queridos de la sociedad palmesana. Deja cinco hijos y seis nietos. Coronada Miss Europa en Beirut, al regresar a Palma fue paseada por toda la ciudad con un coche descapotable cubierto de rosas y recibió un homenaje en una plaza de Cort abarrotada, como solo se recibía en aquellos años a Guillermo Timoner tras sus victorias.

El mismo año había sucedido a Tita Cervera, la actual baronesa Thyssen, como Miss España. En el certamen de belleza nacional fue coronada por Carmen Sevilla, que formó parte de un jurado en el que también se encontraba su marido, Augusto Algueró. Después trabajó como modelo, entre otros, para el diseñador Pedro Rodríguez en Madrid, pero añoraba Mallorca.

Tras ser coronada en Beirut fue aplaudida en una abarrotada plaza de Cort, como se hacía con Guillermo Timoner

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Los periódicos de la época llevaban en sus portadas aquel viernes, 1 de junio de 1962, la noticia de la elección de Maruja García Nicolau como Miss Europa, «ganadora gracias un gran número de votos y con el aplauso de los 1.500 espectadores que llenaban el teatro del Casino». Cuentan las crónicas que, al serle comunicada la noticia, «estuvo a punto de desmayarse, pero se recuperó pronto y con su simpatía y sencillez, cualidades que le han ayudado decisivamente en la obtención del título, pudo recibir la corona de plata de manos de su predecesora, la alemana Ingrun Möckel».

«Aún recuerdo aquel día como uno de los más felices de mi vida», confesó a este diario en una de sus últimas entrevistas. «Pensaba que lo máximo a lo que podía aspirar era a que me nombraran Miss Simpatía. Imagínate, tan morena yo y ellas tan rubias y altas. La verdad es que me quedé un poco en estado de shock. Pero luego vi a toda esa gente puesta en pie, aplaudiendo y... fue algo increíble», recordó. 

Lo que sí que no se esperaba aquella chica que contaba por aquel entonces con 18 primaveras era el recibimiento que iba a vivir a su llegada a la isla, con un millón de pesetas en metálico y muchos regalos, entre ellos un rutilante Mercedes, en su bolsillo tras proclamarse reina de la belleza. «Parecía que quién había aterrizado en el aeropuerto de Son Sant Joan era doña Sofía. ¡Pero si hasta cerraron los comercios en el centro de Palma para darme la bienvenida! Había tanta gente en las calles, dándome la enhorabuena. Era un sueño».

«Me aburre el gimnasio. La mujer fea no existe, todas tenemos algo», afirmó en una de sus últimas entrevistas

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Pudo Maruja García Nicolau tener una gran trayectoria sobre las pasarelas. Fueron muchas las ofertas que recibió de importantes casas de moda, y también de la industria cinematográfica −no en vano era prima de Paco Rabal− pero solo aceptó la del modisto madrileño Pedro Rodríguez, para quien trabajó durante un tiempo; la de una firma parisina y la del exportero del Mallorca, Martí Mora Moragues, aunque éste último lo que le propuso fue matrimonio. «Siempre he dicho que a mí, Miss Europa, lo que me dio fue un marido, el conocer al hombre de mi vida. No hubiera sido posible de otro modo porque éramos dos personas de mundo distintos». Y recuerda aquella sesión de fotos a la que acudió el deportista. «Lo di todo. Posé con bikini, bañador... si quería conquistarlo tenía que utilizar mis armas», bromeó en una entrevista en 2012 para conmemorar el 50 aniversario de la obtención de la corona de Miss Europa.

Una mujer «todoterreno»

A pesar de los aplausos y de los elogios, a Maruja García Nicolau nunca se le subió el título a la cabeza. «Podía tener algún pajarito pero no era ninguna tonta. Yo sabía perfectamente que no era tan guapa como se decía, pues tenía unos cuantos defectos. Mis piernas eran demasiado delgadas... para desviar la atención lo que hacía era sonreír todo el día». A su sonrisa añadió mucho trabajo y ganas de aprender. «Era una mujer todoterreno. No sabía desfilar pero aprendí. Quería luchar para darle a mi familia un futuro mejor. Juan, mi padre, no estaba muy de acuerdo con eso de que su hija fuera modelo pero entre mi madre (Sebastiana) y yo lo convencimos. Luego supongo que estaría orgulloso, claro».

En otra de sus entrevistas a este diario, en 2009, afirmó: «Nunca me he sacrificado por la belleza. Quiero envejecer como Dios manda. Tengo una piel muy agradecida, me cuesta engordar y me aburre al gimnasio. Además, la mujer fea no existe. Todas tenemos algo. Si hay alguna que no lo cree y lee esto, que no se rinda».

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