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Entrevista

Federico Montalvo, presidente del Comité de Bioética: “Hay que legislar sobre la ciencia; algo puede ser bueno y aun así causar daño”

“La pandemia demostró la importancia de los principios generales en Derecho; las normas concretas quedan obsoletas”

Federico de Montalvo, en una imagen de archivo.

Cómo hacer normas para una realidad en constante cambio como la ciencia. A este debate dedica buena parte de su tiempo Federico de Montalvo, presidente del Comité de Bioética de España y profesor de Derecho en la Universidad de Comillas, que fue ayer uno de los ponentes, con intervención telemática, en el Congreso de Bioética que se celebra en Gijón, promovido por la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI).

–¿Qué entendemos por “Bioderecho”?

–Es la parte del Derecho que se encarga no tanto de la medicina asistencial, aunque esto también es discutible por temas como el consentimiento informado o el acceso a la historia clínica, si no de los aspectos ético-legales de la biotecnología. La edición genómica y los problemas que supone. Eso es lo que entendemos en España, en otros países hay alguna otra interpretación. Básicamente estudiamos los dilemas nuevos que nos traen los avances de la biotecnología.

–¿Ha ido más rápido el avance de la ciencia que su legislación jurídica?

–Bueno, creo que se ha avanzado en paralelo. El Derecho ha ido incorporando varios principios para regular la biotecnología y no se ha visto ajeno a sus avances. Ahora estamos en medio de un debate en España que tiene que ver con lo que yo planteo en la charla en Gijón: si debemos regular todos esos cambios con normas muy precisas o trabajar con principios más generales. El principio de proporcionalidad, de igualdad...

–¿Cuál es la diferencia entre ambos métodos?

–Una norma concreta es limitar una calle a 50 kilómetros por hora. Un principio sería prohibir circular a una velocidad que pueda poner en peligro a los viandantes.

–Los principios no son más interpretables.

–El problema de los principios es que son más imprecisos, sí, dan lugar a una mayor inseguridad jurídica. Pero también nos permiten tener más flexibilidad en la toma de decisiones. En España, por ejemplo, en la ley de medidas especiales de salud pública se habla de “cualquier otra medida que se vea necesaria”. Y con eso basta, ya no se tuvo que entrar en detalles de hasta dónde y cómo confinar un municipio. El debate sigue vigente y hay dudas. ¿Necesitamos normas muy precisas o principios claros y generales? Yo creo que, en casos de biotecnología, lo segundo. Porque todo avanza muy rápido. Para hacerlo, eso sí, es importante la formación de los jueces, que son los que se van a encontrar soluciones muy amplias para casos muy complejos y concretos.

–El virus fue una de esas cosas que avanzó muy rápido.

–Yo creo que fue un buen ejemplo de la necesidad de implantar un modelo jurídico abierto y flexible, para poder adaptarnos a los nuevos avances. Las reglas precisas suenan más sencillas, pero tienen un problema clave: se quedan obsoletas muy rápido. Por eso en pandemia se citaba siempre el principio de precaución, de la necesidad de confinar a la gente para proteger la salud. El Derecho, en estos aspectos tan cambiantes, debe ser flexible, menos cierto. La incertidumbre, aunque suene paradójico, se resuelve con incertidumbre jurídica.

–¿Qué nos ha enseñado la pandemia en este sentido?

–Que el avance es bueno. Hasta hace nada creíamos que íbamos a tardar dos años en salir de la pandemia y hoy nos vemos con cuatro vacunas, que tienen su debates y sus problemas, pero los datos sugieren que con ellas estamos saliendo de una situación crítica. Y ha sido gracias a la innovación, así que el Derecho debe actuar no limitando algo que es bueno, pero sí advirtiendo de los problemas que pueda haber y legislando. Algo puede ser bueno y ocasionar mucho daño a la vez.

–¿Qué retos legales afrontaremos con la biotecnología del futuro?

–La edición genómica con la tecnología CRISPR-Cas9 y todo ese mundo. Al final nos dirigimos hacia la alteración humana asistida, a la posibilidad de tocar la vida humana en su inicio. No lo digo con tono bueno ni malo, pero es un cambio circunstancial y habrá que legislar sobre ello.

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