Mariano Puig, impulsor de la Copa del Rey de vela que se disputa en Palma cada año, ha fallecido a los 93 años, según ha comunicado el Grupo Puig. El empresario catalán, junto a su hermano Enrique (fallecido en 2008), convirtió a la empresa en uno de los seis principales grupos del mundo en perfumería y moda, tras adquirir en 1995 la marca Carolina Herrera. Ingeniero químico, era un apasionado de la vela.
De hecho, él y su hermano fueron impulsores y principales patrocinadores durante muchos años de la Copa del Rey, que tiene su sede en el Real Club Náutico de Palma (RCNP). Una relación que le hizo cercano a la Casa Real, como demuestra que Mariano Puig era miembro del jurado del Premio Princesa de Asturias y fundador de su patronato. Uno de sus últimos actos públicos fue en febrero de 2019, cuando el rey Felipe VI le entregó el Premio Reino de España por su trayectoria empresarial.
A Mariano Puig Planas (Barcelona, 1927) le gustaba tanto la empresa que predicaba sobre ella, como un apóstol, especialmente entre los jóvenes. En 1998 dejó el cargo de consejero delegado, que pasó a su hijo Marc, que en 2004 asumió la presidencia del grupo familiar, una de las multinacionales del sector de la cosmética y la perfumería, nacida a partir de las barras de labios Milady en los años 20 del siglo pasado. El que fuera principal ejecutivo del grupo fue homenajeado hace casi dos años por el Instituto de la Empresa Familiar, entidad que presidió y de la que casi un cuarto de siglo después su hijo Marc es el presidente. Fue el segundo presidente del lobby de empresas familiares, nacido en 1992, tras Leopoldo Rodés, de 1995 a 1997.
En 1995 adquirió la marca de moda Carolina Herrera y representó durante 15 años la firma de cosmética Max Factor
Fue el impulsor de la internacionalización del grupo que fundó su padre, Antonio Puig Castelló, en 1914 y que hoy dirige la tercera generación familiar con presencia mundial y ventas superiores a los 1.500 millones de euros y el objetivo de duplicarlas en 2023, según informó el grupo en un comunicado. Miembro de la segunda generación de la compañía fue uno de los cuatro hijos del fundador, que se repartieron los roles desde el inicio del relevo generacional en los años 50 del siglo pasado: Antonio y Mariano se centraron en el negocio de la perfumería; José María, en la diversificación; y Enrique optó por las relaciones institucionales. En universidades como la de Harvard se calificó el relevo de «ejemplar» y la gestión de los Puig como team at the top, una dirección en equipo en la que Antonio y Mariano destacaron como líderes.
Desde joven, Mariano Puig «destacó por su capacidad empresarial de liderazgo y por su olfato para la expansión, estableciendo importantes lazos con EEUU, el Caribe y Francia», según destacan en la compañía. Tras cerrar un acuerdo de distribución de la fragancia Agua Lavanda Puig en EEUU a finales de los años 50, consiguió la representación de la marca de cosmética Max Factor, distribuyéndola en España durante más de 15 años.
Cuando lo homenajeó el Instituto, los empresarios en un acto en Madrid le dieron una larga ovación. Como recordó el entonces presidente del Instituto, Francisco J. Riberas, Puig es un «catalán y español universal», que ha contribuido de manera determinante, a través de su empresa y de las instituciones en cuyo nacimiento ha participado, al desarrollo de España. Un día después del referéndum del 1 de octubre de 2017 en Cataluña, Puig, durante su participación en el XX Congreso de la Empresa Familiar en Toledo, pronunció un emotivo discurso en el que fue tajante: «Soy catalán, pero también me siento español. Es mi país, mi patria», sentenció. Y se mostró convencido de que «entre todos seremos capaces de resolver» un problema que «queramos o no, nos guste o no, existe». En su discurso al recibir el Premio Reino de España destacó la necesidad de hacer un esfuerzo de convivencia «para que las nuevas generaciones hallen su futuro».