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Aniversario II República

Bienvenida República cumple 90 años

Una vecina de Pontevedra nacida el 13 de abril de 1931 ocultó su segundo nombre durante décadas para esquivar la represión

Bienvenida República, ayer, en su casa de Priegue.

“¿Por qué me pusieron Bienvenida República de nombre? Mi padre nunca me lo dijo ni yo se lo pregunté”. Sobraban las explicaciones. Nació el 13 de abril de 1931 en Priegue, Nigrán, y al día siguiente se proclamó la Segunda República Española. Pero ella no tuvo la oportunidad de que se lo dejaran claro desde el principio. Cuando empezó a tener uso de razón, pasados unos pocos años, ya no era recomendable mostrar abiertamente ideas políticas diferentes a las del régimen franquista. Por eso ella firmó siempre sin su segundo nombre, “o como mucho ponía Bienvenida R.”. Y por eso fue construyendo las respuestas a sus preguntas según las vivencias y reflexiones que ayer recordó para este diario con motivo de su 90 cumpleaños.

Eran tiempos de ilusión para muchos y Manuel González Vidal, el orgulloso padre, era uno de los que “creía que iban a cambiar nuestras vidas” . Encadenó grandes alegrías en menos de una semana. Apenas 24 horas después de las elecciones municipales plebiscitarias que dieron la victoria el 12 de abril a los republicanos frente a los monárquicos y pusieron fin al reinado de Alfonso XIII, nacía su quinta y última hija. Y una jornada más tarde, la bandera tricolor se alzaba en los consistorios de varias ciudades. Vigo la primera.

"Firmé siempre sin el segundo nombre, o como mucho ponía Bienvenida R."

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Bienvenida República tampoco llegó a saber exactamente cuál era la ideología de su progenitor pero fue sacando conclusiones con el paso del tiempo por el nombre que figura en su DNI, por la historia de la familia y por algunos recuerdos de niña. La emigración marcó el ritmo de vida para ella y para todos los que la rodeaban. Su padre se había marchado en busca de una vida mejor en la primera década del siglo XX. “Solo había el campo para trabajar y poco más y papá se fue a Lisboa porque tenía parientes allí y después a Buenos Aires”, recuerda entre viejas fotos de sus antepasados. Trabajó como camarero y llegó a regentar un negocio de hostelería pero nunca logró vencer la morriña. En la capital argentina conoció a Dolores Penas Reboredo, hija de emigrantes coruñeses, se casaron y regresaron para formar una familia cerca de los suyos. Se establecieron en el que sigue siendo el domicilio familiar, en la Rúa Palomar de Priegue. Tuvieron cinco hijos y no solo bautizaron a Bienvenida República según los anhelos sociales y políticos que los guiaban. La primogénita se llamaba Oliva Paz y tras ella nació Jaime Segundo, como el rey de Aragón del siglo XIII recordado como “El Justo”. Los siguieron Joaquina Concepción y Manuela Inés.

El golpe de estado de 1936 cambió el rumbo de la familia. El padre volvió a emigrar a Buenos Aires. Esta vez por seguridad. Los falangistas que “tan poco le gustaban”, según señala su hija pequeña, empezaron a rondar la zona. Buscaban a los “escapados” que por allí se escondían y en septiembre mataron a su amigo José Vázquez Grela, el maestro de O Ceán. Manuel no lo dudó y “antes de que cerrasen las fronteras huyó a América porque sabía qué le podía pasar”.

Su padre fundó una fábrica de gaseosas "para que sus hijas no tuvieran que ser sirvientas"

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Tardó en volver cuatro años que se hicieron eternos. Poco antes de tomar el barco de regreso, Manuel estuvo enfermo y envió fotos a sus hijos con cartas de despedida en el reverso para cada uno. “Querida Bienvenida. Tú que apenas te recordarás de mí por lo jovencita que eras cuando te dejé [5 años], me dirijo a ti para decirte lo mucho que sufrí y sufro por no estar a vuestro lado todo este tiempo que la necesidad me obligó a venir a esta hermosa ciudad a ganar el pan, pero paciencia espero en Dios que pronto nos abracemos. Si tal, por desgracia, no sucediera te pido que seas buena, honesta y cariñosa para mamá y tus hermanas y que me tengas siempre presente por lo mucho que te he querido. Te abraza cariñosamente. Tu padre”, dice el texto que todavía la emociona.

Tres hijos, cuatro nietos y una bisnieta

Por fortuna sí pudieron reencontrarse en 1940, terminada la guerra civil, en Priegue, donde retomó su trabajo en el molino familiar y enseguida fundó la fábrica de gaseosas “La Ideal”. Lo hizo “para que sus hijas no tuvieran que ser sirvientas”, recuerda la menor de ellas. “Se arrepentía mucho de haber vuelto de Buenos Aires porque creía que allí podríamos haber estudiado”, apunta Bienvenida, orgullosa en cambio de lo que ha vivido. Trabajó siempre en las empresas familiares, se casó con “un hombre muy bueno y muy guapo” y tuvo tres hijos.

Ahora disfruta de sus cuatro nietos y de su bisnieta, “que es muy saladiña”, y bromea con lo poco que su familia le deja hacer. “Tenía tres gallinas y hasta eso me quitaron. ¿Ahora qué hago?”, ríe. Vitalidad le sobra. Todavía cose y lee el periódico a diario. “Es en lo que me entretengo, con FARO DE VIGO y con algún programa de la tele que me gusta”, cuenta.

Y es que la pandemia también la ha encerrado en casa. “Antes iba a misa, al supermercado, al banco... Charlaba con la gente pero ahora con el virus... ¿Quién lo habrá echado?”, se pregunta con desazón. Ayer no paraba de recibir felicitaciones de familiares y amigos, una de ellas del alcalde nigranés, Juan González, que le entregó un ramo de flores con los colores más a tono con su nombre.

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