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Nacho Guerreros: «‘Aquí no hay quien viva’ cambió la forma de hacer comedia en España»

El actor, popular por sus papeles en ‘Aquí no hay quien viva’ y ‘La que se avecina’, está en Ibiza para impartir un curso de interpretación

Nacho Guerreros (La Rioja, 1970) se hace un ‘selfie’ con la catedral de Ibiza de fondo.

Nacho Guerreros aterrizó ayer en Ibiza para impartir un curso de interpretación este fin de semana con la asociación PlayCine. Es la primera vez que pisa la isla. El actor riojano, muy popular por el papel de Coque, uno de los personajes más entrañables de la serie ‘La que se avecina’, lleva años compartiendo como docente el conocimiento y toda la experiencia adquirida en televisión y teatro, su mayor pasión. 

-Está en Ibiza para impartir un curso de interpretación organizado por la asociación cultural PlayCine, creada por Iván Ros y Katia Navazo. ¿Cómo se embarcó en esta aventura ibicenca? 

-Conocí a Iván Ros en el rodaje de ‘La que se avecina’, durante una noche en el cementerio bastante complicada (se ríe). Ahí hablamos bastante rato y me comentó que iba a ir a un curso mío de interpretación en Madrid. Fue entonces cuando me propuso venir a Ibiza y le dije, lógicamente, que sí. 

-¿Lleva mucho tiempo impartiendo cursos de interpretación?

-Varios años. Todo empezó como un hobby con un taller para niños en La Rioja, en Arnedo. Me lo pidieron y me costó decidirme porque no lo había hecho nunca, pero se me dio muy bien. Luego fui haciendo cosas y me planteé enseñar con los métodos que yo aprendí. Afortunadamente he tenido muy buenos profesores de interpretación y me gusta enseñar lo que he aprendido y aportar el conocimiento adquirido con la experiencia. Muchas veces teorizamos demasiado y creo que cuando llegas a un episódico de una serie, como le ocurrió a Iván Ros, que te dan el guion dos días antes, tienes que ir a tiro hecho. Da mucho miedo cuando llegas a una serie nueva, sin conocer a nadie, a mí me pasó cuando llegué a ‘Aquí no hay quien viva’.

-¿Recuerda su primer día en ‘Aquí no hay quien viva’?

-Lo recuerdo perfectamente. Fue la primera serie en la que tuve un personaje fijo. Cuando llegué llevaban ya cuatro temporadas. Impone mucho empezar en una serie de tantísimo éxito con esos actores que ahora se han convertido en compañeros pero que en ese momento eran ídolos para mí. No hay que olvidar que ‘Aquí no hay quien viva’ cambió la forma de hacer comedia en este país. Me parece que ha pasado a la historia precisamente por eso, por ser una comedia novedosa tanto en su forma de rodar como en el contenido, porque no era comedia amable, era ácida y bastante cañera como lo es ‘La que se avecina’. Nunca olvidaré mi primer día. Recuerdo sobre todo cómo me trataron los compañeros. Les guardo mucho cariño, especialmente a Emma Penella, Mariví Bilbao y Gemma Cuervo porque, a pesar de toda su trayectoria, me trataron como a un igual y eso no lo olvidaré nunca.

-¿Qué representó en su carrera conseguir un papel en una serie tan popular? 

-Todo. Yo en aquel momento, 2005, estaba haciendo una obra de teatro titulada ‘Bent’, dirigida por Gina Piccirilli. Tuvo mucho éxito y vino mucha gente de la profesión a vernos, entre ellos Elena Arnao, directora de casting de ‘Aquí no hay quien viva’, que me ofreció hacer un papel pequeñito en la serie de un tipo marginal que estaba en la cárcel. Iba a salir en un episodio, pero tuve la suerte de que el personaje cayó bien, de que yo quizás caí bien y que Laura y Alberto Caballero y todos los compañeros me ayudaron mucho e hicieron posible que yo me quedase los catorce capítulos de la temporada. Pero ese papel (el de José María) surgió gracias a que estaba representando una obra de teatro entonces.

-En ‘La que se avecina’ está desde la primera temporada dando vida a Coque. ¿Lleva bien eso de estar tantos años atado a un mismo personaje?

-Es verdad que cuando eres muy popular por un personaje, eso marca mucho y puede dificultar el encontrar otro trabajo o que cuenten contigo algunos directores de cine, por ejemplo. Pero para mí, lejos de representar un problema, supone un reto. Coque no existe, es un personaje que está creado de la nada. Puedo hacer otro tipo de personajes, los he hecho antes y durante Coque y después de Coque los seguiré haciendo. Para un actor es importante aplicarse y someterse a retos porque depende de eso nuestro trabajo y creo que lo hermoso de nuestro oficio es poder hacer personajes nuevos. No tengo ningún miedo ni al encasillamiento ni a nada parecido. Afortunadamente Coque me ha dado muchas cosas muy buenas y todo se lo debo a ese personaje, incluso el encasillamiento que, ya te digo, no me representa ninguna dificultad porque puedo hacer en teatro otros personajes que no tienen nada que ver con éste.

Iván Ros, de PlayCine, y Nacho Guerreros posan con la estatua de Isidor Macabich. VICENT MARÍ

-Si tuviera que elegir, ¿televisión o teatro? 

-Me gusta mucho el teatro, quizás sea mi medio favorito. Primero porque considero, como dice José Luis Gil, que es la madre del cordero del actor y, segundo, porque gracias a él me han pasado cosas muy buenas. Fue haciendo una obra de teatro que conseguí entrar en ‘Aquí no hay quien viva’ y con ‘Juguetes rotos’, que es la pieza que estoy representando ahora, he podido hacer una gira de bastantes años y regresar al teatro por la puerta grande. Me han nominado a los Premios Max y he conseguido el premio al Mejor actor protagonista de teatro que otorga la Unión de actores. 

-Además de esos reconocimientos, ¿qué le ha aportado ‘Juguetes rotos’?

-Conocer trabajando a la directora, Carolina Román, y descubrir a mi compañero Kike Guaza. ‘Juguetes rotos’ ha sido una gozada. Primero porque me ha permitido hacer un personaje totalmente antagónico a lo que conoce el público de mí, que es Coque. En esta obra represento a Mario, un hombre que desde su infancia quiere ser niña y eso le hace emigrar a Barcelona en los años 70 para buscar la felicidad y tener una identidad sexual. 

-Ahora se está trabajando en la ley trans, pero ¿queda mucho por hacer por la visibilidad y los derechos de las personas transexuales?

-Mucho. Estas personas están marginadas, tienen dificultades para encontrar trabajo y, entre ellas, hay un índice muy alto de suicidios. En la inmensa mayoría de los casos están aisladas por completo, autoaisladas también por miedo al rechazo. Afortunadamente ahora podemos encontrar en los medios de comunicación y en internet muchas personas transexuales que tienen su espacio y se hacen muy visibles, algo completamente necesario. 

-Hablando de marginación, usted sufrió en sus propias carnes ‘bullying’. Lo contó en un libro que escribió con la periodista Sara Brun. 

-Sí, el episodio ocurrió cuando yo tenía 13 años. Para mí fue un viaje recordar después de 33 años que yo había sufrido eso. No lo había contado antes por vergüenza. A día de hoy creo que no se hace lo suficiente desde los organismos públicos para paliar esto, creo que están entretenidos siempre con otras cosas.

¿Cómo le marcó aquel episodio? 

-Cuando lo sufrí, como no sabía lo que era y entonces no se le ponía nombre, me tuve que aguantar. Lo que tuve claro es que no quería volver a esa aula y ahí me replanteé mi futuro, porque yo tenía vocación de actor y no de delineante, que es lo que estaba haciendo allí. De lo poco positivo que puedo sacar de esa cosa con estos dos individuos que me hicieron la vida imposible es que decidí en ese momento que me iba a ir de allí y que iba a buscar mi futuro en lo que me gustaba a mí, que era el arte dramático.

-Hablemos de coronavirus. En 2020 se grabó la decimosegunda temporada de ‘La que se avecina’. ¿Cómo es un rodaje en plena pandemia? 

-Un rodaje en plena pandemia significa que tienes que hacerte la PCR, que el equipo técnico se reduce, que todo el mundo tiene que llevar mascarilla y que las chicas de maquillaje y vestuario tienen que ir con sus EPI. Los actores somos los únicos que no llevamos mascarillas, es decir, que somos los que estamos más expuestos y por eso tenemos que tener un riguroso control de nuestras PCR. Pero bueno, salvando esos pequeños inconvenientes, el rodaje se terminó sin ninguna dificultad.

-La pandemia ha sido un descalabro para el mundo de la cultura. ¿Ve usted ya la luz al final de túnel?

-Cada día intento verla aunque sea muy lejana. Como soy de naturaleza optimista pienso que vamos a poder arrancar y apelo a la responsabilidad de políticos y ciudadanos para que podamos avanzar en esto que nos ha tocado a todos muy profundamente. La vida sigue, hay que continuar.

-¿Considera que han sido muy duras las instituciones con las restricciones en el ámbito de la cultura?

-No soy científico ni virólogo, pero creo que han sido demasiado duras. 

-¿Qué proyectos tiene a la vista?

-Después del verano rodaremos la decimotercera temporada de ‘La que se avecina’. Además, tengo mis clases de interpretación en diferentes escuelas y estoy terminando ya con la gira de ‘Juguetes rotos’. Tengo pendiente empezar con los ensayos de otra obra de teatro, ‘Sobre el caparazón de las tortugas’, de Ignasi Vidal, y el rodaje en marzo de dos películas, con lo cual no me puedo quejar. Tengo bastantes cosas y para otoño quizás otra obra de teatro.

-¿Así que, a pesar de la pandemia, no ha parado?

-No, afortunadamente. Creo que 2020 ha sido el año en que más he trabajado en toda mi carrera. Rodé dos películas, un cortometraje y toda la temporada decimosegunda de ‘La que se avecina’. Además, me recorrí veinte ciudades con ‘Juguetes rotos’ y luego impartí todos los cursos de interpretación que pude, exceptuando los dos meses y medio que estuvimos todos encerrados. O sea que creo que ha sido uno de los años más fructíferos de mi carrera. 

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