Las fiestas navideñas llegan a su fin, pero aún queda uno de los días más importantes: el día de Reyes. En ese sentido, el roscón es, año tras año, el producto estrella en las comidas del día seis de enero. Las panaderías y pastelerías de Palma ya están trabajando en los encargos, que se irán sucediendo hasta el mismo día de Reyes. Los hay de todos los tipos: con relleno, sin relleno, planos, con crema, con chocolate... Los gustos varían mucho, lo que ha provocado una mayor diversificación en los sabores para poder atraer al máximo número de compradores.

El Forn Ca na Teresa, que surgió en el año 1966 de la mano de Juan Rodríguez y María Teresa Mesquida, los elabora de diferentes tipos: de nata, trufa, crema y de cabello de ángel. Está situado en el Mercat de l’Olivar y ofrecen desde hace años este producto, aunque admiten que la situación no es tan buena como en épocas anteriores: «La gente está pidiendo menos roscones y se muestran más reticentes a comprar». Explican que muchos piden el precio antes de pedirlo, algo que no sucedía antes. En este establecimiento, el roscón oscila entre los 14 y los 30 euros, dependiendo del tamaño. Admiten que las ventas suelen subir los últimos días, sobre todo el 5 y el 6 porque la gente espera hasta el final: «Hemos notado que hay menos gente, pero confiamos en que vengan y compren alguno».

Daniela, trabajadora de Mise en Place, una pastelería situada en la Plaça Major, cuenta que este año han disminuido las ventas y los pedidos, aunque espera que remonte en estos dos últimos días: «El año pasado podíamos vender más de 40. Este es una incógnita». Ofrecen diversidad de tamaños, desde el roscón individual hasta el más grande. El primero cuesta 4,50 euros y el segundo asciende a los 25 euros: «A diferencia de otros años, ahora está triunfando el de crema. Antes solía tener mucho éxito el de chocolate». Explica que algunos clientes acuden a la pastelería para comer uno pequeño y se acaban llevando otro más grande para las fiestas: «Esto nos pasa más de lo que parece, y en ese sentido estamos muy contentas porque significa que les ha gustado».

Los tamaños varían dependiendo de la pastelería. Uno individual de Mise en Place. G. P.

Inés, de la pastelería Pomar, una de las más emblemáticas de Palma, afirma que el teléfono no para de sonar: «Estamos teniendo muchísimos encargos últimamente. No solo de roscones, sino también de ensaimadas». Allí ofrecen una amplia variedad, e introducen una novedad: el roscón de masa de pan. Confiesa que las ventas han bajado respecto a los años anteriores: «Ahora los piden más pequeños porque no se puede reunir toda la familia, así que compran algunos de menor tamaño». Los clientes no les suelen pedir el precio porque, dice, «ya conocen los productos que ofrecemos y saben que son de gran calidad». Saben que los días más importantes suelen ser los últimos porque los clientes esperan a última hora para hacer sus pedidos: «Tanto el día 5 como el 6 solemos tener encargos porque los hacemos cada día».

Daniela, empleada de la pastelería Mise en Place, enseña uno de sus roscones. G. P.

La pastelería Ca na Cati, que cuenta con varias sucursales situadas en distintos puntos de Palma, suele tener un gran volumen de ventas cada año. Muchas personas acuden allí para hacerse con un roscón de Reyes, lo que les obliga a trabajar sin parón. En la sucursal 2, situada en la calle Sindicat, suelen tener cada año varios pedidos de los clientes habituales: «No solemos tener en las vitrinas sino que nos los traen directamente cuando tenemos algunos pedidos». Explica que los últimos días siempre suelen ser los más movidos, sobre todo en la oficina central: «Allí pueden hacer perfectamente casi 1000 roscones de Reyes». Argumenta que suelen atraer a mucha gente porque tienen una buena reputación: «El producto que tenemos suele tener mucho éxito y lo vemos cada año. De momento no hemos notado gran diferencia respecto a los años anteriores».