Mucho se ha hablado de los sentimientos de doña Sofía ante el tsunami provocado por la salida de su marido don Juan Carlos fuera de España. Tristeza o soledad son palabras que han surgido en las crónicas mientras la reina emérita pasaba su verano en Marivent prácticamente recluida, sin el reconocimiento público que hasta el momento había tenido por parte de su hijo el Rey.

Hay que recordar que tan solo un año atrás, doña Sofía acompañaba a Felipe VI y Letizia a la recepción oficial de la Almudaina. Es cierto que este acto se ha suspendido con motivo del coronavirus, pero la pregunta es si doña Sofía hubiera acudido de haberse celebrado el clásico encuentro con la sociedad balear. Su primera salida en este verano atípico se produjo el 4 de agosto en plena tormenta política tras el anuncio efectuado por la Casa Real de la salida del rey emérito. Doña Sofía sorprendió dejando el palacio por primera vez desde que se desató la polémica. La reina emérita salió de compras acompañada por su hermana, Irene de Grecia, su mayor apoyo en estos momentos difíciles. Juntas pasearon por las calles más céntricas de Ciutat para pasar una tarde de tienda en tienda. Las dos hermanas se dejaron ver, así, por la calle Sant Miquel y también por la calle Jaume III, donde hicieron parada en El Corte Inglés. Los viandantes de Sant Miquel que reconocieron a la reina Sofía vieron cómo entraba en la tienda de cosméticos de belleza y cuidados veganos The Body Shop.

Una vez llegaron los Reyes a Marivent no se volvió a saber nada de doña Sofía. La esperada instantánea junto a sus nietas, un clásico del verano mallorquín, no se produjo. Se especuló sobre la posibilidad de que la reina emérita realizara alguna actividad junto a sus nietas los días que los Reyes viajaron a Menorca y a Eivissa sin ellas. Tampoco acudió doña Sofía al concierto benéfico de Projecte Home, una de las citas a las que había sido fiel hasta este mes de agosto. De hecho, doña Sofía solamente volvió a salir una vez que los Reyes y sus hijas ya no estaban en Mallorca. Fue el pasado 20 de agosto que la reina emérita se aventuró a pasear de nuevo por el centro de Palma. Además de su inseparable hermana Irene, la acompañaban esta vez su amiga de la niñez Tatiana Radziwill y el esposo de ésta el doctor Jean Henry Fruchaud.