Verónica Blume empezó a practicar yoga en Barcelona hace 17 años. La práctica milenaria fue una de las espitas que impulsó su transformación personal. De cotizada supermodelo, dejó atrás las pasarelas para encontrarse consigo misma y replantearse su propio estilo de vida. "El yoga consigue grandes transformaciones en las personas. Yo antes era distante, me protegía mucho. El yoga me ha hecho confiar y conectar más con los demás", confiesa a DIARIO de MALLORCA. "Tuve un centro de yoga durante cinco años en Barcelona que justo cerré poco antes del confinamiento de marzo y es impresionante ver cómo la gente conecta consigo misma, genera una relación de respeto con su cuerpo y con su mente, y también con los demás", relata la profesora de esta disciplina que participó el sábado pasado en un evento benéfico celebrado en sa Cabaneta. Tras la práctica y el encuentro de yoga, la exmodelo ha pasado dos días de desconexión y relax total en la isla. "Para mí Mallorca reúne todo lo que debería tener un lugar donde me gustaría pasar más tiempo en el futuro. Yo viví en Ibiza durante dos años y es maravillosa, pero Mallorca tiene una naturaleza tan especial y una ciudad completa... También tiene una cultura del yoga muy establecida: me hace sentir como en casa", revela.

Blume ha colaborado en esta ocasión en la isla con Ángela Fuster de la Asociación Tramuntana Flow (www.tramuntanaflow.org o en Instagram @tramuntanaflow), que durante el verano organiza una serie de eventos benéficos para dar a conocer los beneficios del yoga y donde parte de los donativos van destinados a proyectos locales. "Sabía que hacía poco había inaugurado el mandala de la flor de la vida, un símbolo muy potente, y practicar sobre él me encantó. Hicimos un taller sobre chakras para conocer los puntos energéticos del cuerpo. Y salió muy bien", comenta.

Blume empezó a impartir clases gratuitas de yoga a través de su Instagram cuando se decretó el estado de alarma. "Se unió muchísima gente, personas que jamás habían practicado y creo que les fue muy bien para gestionar un momento en el que se perdió el contacto con el exterior. No es fácil cuando se nos quita todo lo de fuera porque empiezas a preguntarte quién eres y cómo te relacionas contigo mismo y con los que convives. El yoga es una manera de conocerse y reencontrarse. Y de conectarse con uno mismo desde un lugar de calma. Es un camino que te lleva a la versión más tranquila de ti y desde ahí poder gestionar tu vida", sostiene la barcelonesa.

Blume reniega de calificativos como gurú. Le gusta entender la práctica del yoga como un punto desde el que ayudar a los demás y en igualdad de condiciones. "Es una práctica para todo el mundo. No importan las etiquetas. Todo el mundo es igual cuando está sobre la esterilla con los ojos cerrados".