Que forme parte de la vida cotidiana. Ésta es una de las cosas que Albert Pinya, pintor, le pide al arte. Diseñar dos mascarillas le ha dado la oportunidad de convertir un objeto de uso diario en una pieza única: "Siempre me ha interesado la funcionalidad, que el arte sea útil que no solo esté en espacios cerrados o tradicionales. Es importante que a través de diferentes cápsulas esté en el día a día de las personas", explica el artista. Ahí están pues las dos mascarillas que ha diseñado a petición de su galería en Italia, la Marina Corbetta. Afirma que haciéndolas ha podido "expandirme y utilizar un nuevo soporte". Sin embargo, Pinya no oculta que si seis meses atrás le hubieran dicho que realizara un dibujo para una mascarilla no lo hubiera creído. "Preferiría trabajar en lo mío", confiesa recordando lo duro que ha sido el confinamiento y los proyectos que se han visto interrumpidos por la pandemia. No obstante, le ha gustado realizar este trabajo para el que ha ideado dos modelos distintos: "Reflejan mi lenguaje de tragicomedia. Una de ellas, en blanco y negro, tiene más carga dramática aunque con ironía; y la otra es más vitalista y entusiasta". Pinya ha elegido dos frases para incorporar a sus diseños: To be or not to be. To be a virus, para la más amarga; y Never vive up para la más optimista. Sobre esta última dice que señala el camino que se abre a partir de ahora: "Estamos de nuevo en la casilla de salida, ante nuevos modelos y paradigmas" y destaca la capacidad del ser humano "de no rendirse y de sobrevivir".

La iniciativa de Martina Corbetta ha tenido tal éxito que muchas mascarillas ya se han agotado y la galerista ha pedido a sus artistas nuevos dibujos. Una decena de creadores participan en el proyecto aportando cada uno dos diseños diferentes. Las mascarillas son de tela, lavables y reutilizables y se pueden comprar en la web de la galería por 15 euros.