Si ve un modelo de mascarilla higiénica que le gusta en el escaparate de la Tienda Taller (Volta de la Mercè, 2 - Palma), no deje pasar la oportunidad y adquiéralo. Andrea Torlaschi, propietaria de esta mercería en la que también enseña a tejer y a coser, explica que no le gusta repetir las telas, y que confecciona solo cinco o seis mascarillas de cada estampado, poniendo en valor la exclusividad y la variedad.

Todo empezó durante el confinamiento. En casa, sin poder abrir su tienda, Andrea se puso a coser mascarillas aprovechando piezas de tela que tenía. "Al principio eran blancas, hice 350 y cuando abrimos de nuevo monté el escaparate con ellas". La propuesta tuvo éxito, pero Andrea enseguida pensó que el blanco era muy soso y comenzó a adquirir tejidos estampados y también lisos de colores. Se propone siempre no repetir, salvo en los colores lisos, hasta catorce tonos. Dice que ya ha utilizado más de cien telas diferentes. Las tiene de tejido cien por cien algodón o de mezcla algodón y poliéster, estas últimas algo más calurosas, según ella misma indica. "Ahora estoy haciendo unas que parecen pintadas a acuarela y otras con un estampado que es como de un circuito electrónico". No faltan las mallorquinas, como ella las llama, que son de roba de llengües: "Voy pensando en el momento y ahora que ya pueden venir los turistas igual las pueden llevar como recuerdo". Asegura que son muy cómodas y que se sujetan con un cordoncillo que es mezcla de algodón y elastano. Animales, frutas, superhéroes, que han tenido mucho éxito, Andrea dice que compra las telas que le inspiran. A pesar de la gran variedad de modelos a elegir, reconoce que mucha gente se queda con la de color negro: "Sobre todo son personas que trabajan en bares o en el mercado del Olivar y buscan algo neutro". Como novedad ha confeccionado un cordón que permite sujetar la mascarilla en el momento en que se quiere retirar.