El miedo a lo desconocido y la sensación de estar trabajando "contra reloj" en una situación "cambiante" casi cada día. Así han desempeñado su labor durante la pandemia pandemiasanitarios, que asegura que pese a estar más preparados ahora, "no se baja la guardia" y se mantiene "una prudencia velada".

"En las semanas duras de la pandemia los protocolos iban cambiando casi cada día", afirma en una entrevista con Efe Veiras, anestesista y jefa de sección de procesos quirúrgicos de alta complejidad del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), un centro que a pesar de no haberse visto "sobrepasado" o superado durante el pico de la pandemia, tuvo que hacer frente a situaciones "difíciles".

"Aquí nunca hubo el caos de la gran ciudad. Todos estábamos a la expectativa de en qué momento explotaría la pandemia, por lo que ya estábamos prealertados", explica Veiras, que sin embargo reconoce que tanto ella como sus compañeros en el hospital sintieron "miedo" y cierta "tensión" porque se enfrentaban a una situación totalmente insólita para ellos.

En el peor momento, entre el 21 y 24 de marzo, el CHUS tuvo la más alta tasa de ingresos de pacientes críticos y de las 16 camas que podían utilizarse en la unidad de reanimación para pacientes infectados por coronavirus, todas estuvieron llenas.

Según explica la anestesista, el 80% de los infectados pasa el infectadoscoronavirus . Pero el problema que acusa Veiras es que de ese 20% que requiere asistencia, algunos se ponen "muy graves" y los que lo hacen "suelen tener una amenaza vital seria".

"Te encuentras utilizando fármacos que jamás habías utilizado y que tienen muchísimas interacciones con fármacos que sí que son habituales en tu manejo clínico. Todo eso genera mucha ansiedad, mucha inseguridad y mucha intranquilidad en un trabajo", explica.

Pero además, Veiras suma a esa dificultad un ambiente "cambiante" ya que durante las dos semanas en las que la pandemia fue más dura, los protocolos se modificaban "de un día para otro".

"Fármacos que inicialmente se había dicho que no utilizaríamos, pues a lo mejor al cabo de cinco días estaban diciendo que eran fundamentales. A los médicos nos gusta en general tener los protocolos muy establecidos, saber muy bien qué fármacos estábamos usando y con qué finalidad", asegura.

Por ello, tanto ella como muchos de sus compañeros de distintos hospitales de España se vieron obligados a "estar al día", en continua actualización: "Hacía mucho que no estudiábamos tanto de un tema, tan intensamente, en tan poco tiempo. Llegabas a casa del trabajo y seguías leyendo y actualizándote con seminarios online de gente que tenía más experiencia que nosotros", relata.

Para ella fue un aprendizaje "a lo bestia" y "a contra reloj", al que además tuvo que hacer frente con un miedo extra al contagio.

"Necesitábamos protección extra y aprender a ponernos esa protección también fue algo que tuvimos que ensayar. En marzo hacíamos ensayos diarios para comprobar er