Hoy ojalá llueva en este no Sant Jordi extraño. Después de tantos años cruzando los dedos, ojalá llueva a cántaros. Una de las fiestas más civilizadas del mundo y una de las fiestas más bonitas entre las que hay, que nos hermana a todos y a todas y que rompe fronteras por un día, pues hoy me la suda: ojalá que llueva. Atrás quedan los años sin rosas y las campañas para iniciar la costumbre de obsequiarlas y las polémicas y todo lo inútil que a veces envuelve al mundo denominado de la cultura. Los últimos años Palma latía a un mismo ritmo por unas calles donde los libreros casi habían pasado ya a un segundo plano de mano de políticos y activistas que hoy cuando no estemos no se van a mojar, no buscarán su foto ellos solos bajo la lluvia a lo Gene Kelly. Nothing! Sin autores no hay libros y sin libros no hay librerías y sin librerías no hay Sant Jordi.
En serio, ayer te pediste, con agua y viento, que te trajeran una hamburguesa a las doce de la noche. ¿Lo dices en serio? ¿No pudiste hacerte un huevo frito, tan inútil eres? Voy caminando y recordando cada año lo pesados que se ponen algunos al no ver en primera fila sus títulos en las mesas y cómo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena y es que este agua es muy buena y espero que hoy 23 de abril siga lloviendo a cántaros por los años que hemos mirado al cielo a las cinco de la mañana. Estoy en el último eslabón de la cadena o el primero, según se mire. Soy ese que hace llegar las cajas y sus ejemplares y muchos 23 de abril, ni como, ni meriendo, ni respiro y a pesar de las memeces que aguanto de algún vanidoso soy feliz de entregar a punto los títulos que reclama la gente y que muchos años quedan rezagados en el muelle el día de mi santo.
Los clientes, los lectores, que sois el único motor de todo esto, cada año más aprovecháis el tirón de los grandes grupos por copar el mercado. Luchan por espacios y por bajar precios hasta límites bien ridículos. Este año la lluvia lo barrerá todo, sí, Sant Jordi antaño patrón de los campesinos ahora llena los pozos y cisternas y rinde honor a nuestros enfermos queridos y personas que antes de hora nos han dejado. Diría que con tanta competencia encontraréis lo que buscáis, pues no. Siempre se habla de los muchos libros que hemos leído y no tenemos y de los que tenemos en casa comprados y no hemos leído todavía, pues cual es el problema? Este año quedaros en casa y si os falta alguna novedad u os place el último título de aquella autora o aquel otro autor no olvidéis que no tienen prisa en comenzar una campaña fallida. Una buena novela es otra vida vivida en su lectura. Una vida perdida, es una vida perdida, a veces sin título y sin tiempo suficiente para un final.
Quedaos quietos en casa, encargad a vuestra librería de confianza y haced vuestra reserva en su correo. Medicamentos en las farmacias, libros en las librerías. Además, estas autoras y autores no necesitan iniciar mal la campaña, como servidor no necesitaba hoy ponerme en peligro a repartir nada, jugármela y jugársela a los demás. Truño de pedantes impacientes. Me ha motivado a escribiros, por esta maldita casualidad del mundo del libro. Deberían tener más claro con la cantidad de personas muertas en esta pandemia, de vidas que no volverán, que, o los derechos son universales, o no son nada de nada.
Aunque no os lo creáis me hacen salir por un libro que puede esperar y eso que siempre me ha gustado mucho trabajar el día de mi santo, pero... ¿hoy? ¿Salir, jugármela, jugárosla, para que el jefe no me la torre en el almacén y esté contento? Tocar el timbre y servir... esto. Un ensayo de no se qué... y que me han dicho "es tan urgente" pero no es un medicamento y encima cuando leo el título me acuerdo y me encomiendo a la madre de mi patrón. Aquí os lo dejo:"La cultura es libertad". Claro.
*Escriptor i llibreter
