Lucía Bosé era una visitante asidua de Mallorca, donde hacía gala de tener muy buenos amigos. La diva italiana del pelo azul, que falleció ayer a los 89 años falleció ayer a los 89 años por una neumonía, pasó el último fin de semana del mes de enero en la isla. Dio largos paseos por el campo, donde se fotografió con una simpática mula. Y también hizo parada en un establecimiento de Sineu para hacer el vermut. Fue aquel fin de semana la celebración previa de su cumpleaños, unos días dulces rodeada de amigos y de su ahijada.

La relación de la actriz con Mallorca se remonta a los años 50 y se ha prolongado prácticamente hasta el día de hoy.

En sus primeras visitas junto a su marido de entonces Luis Miguel Dominguín, la diva se planteó la construcción de un chalet en Formentor, un anhelo que no llegó a cumplir. En 1963 declaró en la isla que "estaba retirada del cine, unas palabras de las que se desdijo seis años después. Fue precisamente en 1969 cuando rodó en Valldemossa Un invierno en Mallorca, bajo la dirección de Jaime Camino y junto a Christopher Sandford, en el papel de Chopin.

Bosé continuó visitando la isla en los años ochenta y noventa en relación a sus actividades como diseñadora. Visitó la fábrica de perlas Majórica y también estuvo en alguna Nit de l'Art de Palma. Durante los 2000 siguió fiel a su cita con Mallorca.

En numerosas ocasiones se ha alojado en casa de su amiga Joana Caparrós, en Esporles, su remanso de paz y donde venía a reponer fuerzas. En 2007 leyó el pregón de las fiestas del municipio. Asimismo colaboraba con la ONG de Caparrós, Woman and Together.

Trabajó con directores como Antonioni, Fellini, Buñuel o Juan Antonio Bardem y fue matriarca de una saga de artistas que han llevado su apellido y la transgresión como bandera. Nacida en Milán el 28 de enero de 1931, Bosé se hizo muy popular tras casarse con el torero Luis Miguel Dominguín, toda una estrella en aquella época, con quien tuvo tres hijos: Miguel, Paola y Lucía. Pero antes de aquella boda, en 1955, ya era una de las actrices más respetadas de Italia y había participado en títulos como Crónica de un amor (1950) y La señora sin camelias (1953), ambas de Michelangelo Antonioni, o Tres enamoradas (1951), de Luciano Emmer.

Fue Luchino Visconti quien la descubrió para el cine cuando tenía sólo 16 años. En 1947 ganó el concurso Miss Italia. Desde sus comienzos más ligados al neorrealismo, Bosé derivó sus pasos hacia el cine de vanguardia de la mano de directores como Luis Buñuel, Jean Cocteau o Federico Fellini.

Su fuerte personalidad y su temprano divorcio en una España poco habituada en aquella época a que las mujeres tomaran cualquier iniciativa, hicieron de ella un personaje habitual de las revistas de los años 60 y 70. En los últimos años vivía en Brieva, alejada de los focos.

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