La ciencia, lejos de quedarse en un terreno imparcial y distante, puede convertirse en un campo de batalla en el que luchar por un mundo mejor. Parafraseando al poeta, el conocimiento científico es un "arma cargada de futuro". Este 11 de febrero, Día internacional de las mujeres y las niñas en la ciencia, es la jornada perfecta para repasar la trayectoria de varias científicas que, además de sobresalir en su sector, destacan por su activismo en causas muy diversas. Es decir, expertas que utilizan su plataforma, su voz y sus conocimientos para hablar de cuestiones con una importante carga social.

Matemáticas inclusivas

La joven matemática Aurora Ranchal compagina su dedicación al fascinante mundo de los números con un férreo activismo en defensa de los derechos de las personas trans, del feminismo y de la salud mental. Su lucha, explica, "es, en cierta manera, autodefensa". "Me gustaría pensar que a estas alturas ya no haría falta desmentir los argumentos que utilizan algunos para discriminar; por ejemplo, cuando dicen que la transexualidad es antinatural o que las mujeres son menos inteligentes por su biología. Pero, visto lo visto, el activismo científico es más necesario que nunca".

En esta batalla virtual por rebatir unas falacias que afectan a grupos de personas especialmente vulnerables, la matemática esgrime evidencia científica contrastada contra tesis desfasadas. La mayoría de las veces, a través de redes sociales. En el relato, además, destaca su historia en primera persona para enfatizar las consecuencias que tienen estos argumentos hacia los sujetos interpelados. "Un error de cálculo puede hacer que un cohete se estrelle, pero un mal uso de un concepto biológico, por ejemplo, puede herir a todo un colectivo", reflexiona. "Estas mentiras hacen daño", zanja.

Física para la justicia climática

Olga Alcaraz es investigadora del departamento de Física de la Universitat Politécnica de Cataluña y coordinadora del grupo de trabajo sobre Gobernabilidad del Cambio Climático. En su caso, la barrera entre su labor científica y su activismo resulta tan difusa como inseparable. Utilizar datos científicos para visibilizar el alcance de la crisis climática es, en sí mismo, una forma de concienciar. Y concienciar es el preámbulo de un activismo en busca de soluciones para atajar el problema. "Los científicos tenemos la obligación moral de posicionarnos ante un problema de esta magnitud. Ahora mismo, quedarse al margen no es una opción", recalca. En sus informes, presentados ante los expertos del Acuerdo de París y en la reciente COP25, resuenan términos como justicia climática y división responsable de las emisiones de carbono. Estos conceptos, explica, apelan a la necesidad de promover un desarrollo sostenible sin dejar de lado la lucha por los derechos humanos.

Divulgación contra los bulos

Gemma del Caño, farmacéutica y experta en los secretos de la industria alimentaria, ha forjado su reputación divulgando y desmintiendo bulos. Primero, sumergiéndose en el mundo de los mitos de los alimentos. Y después, desmontando la validez de pseudoterapias como la homeopatía. Recientemente galardonada con el premio Pepe Cervera al Fomento del Pensamiento Crítico, la boticaria utiliza su formación científica para "ir más allá de los argumentos a favor o en contra y explicar, pausadamente, el por qué de las cosas". "Los bulos suelen partir de una pequeña verdad que se tergiversa. Así que no puedes partir de la premisa de que todo es blanco o negro, sino que tienes que meterte de lleno a explicar los polémicos grises", explica.

Entre sus debates más recurrentes, la falsa presencia de antibióticos en la carne, el bulo de los aditivos tóxicos, el mito de los superalimentos y los fraudulentos remedios caseros que dicen curarlo todo, como el bicarbonato con sal. "Todos estos temas tienen una parte ideológica, casi de fe. Así que yo no puedo intentar convencer a alguien que se aferra a sus creencias. Hablo para quienes tienen la capacidad de dudar", reflexiona.

Mujeres en la ciencia

Las comprometidas voces de estas científicas resuenan con más fuerza en un día en el que, como cada 11 de febrero, instituciones de todo el mundo reivindican el papel de las mujeres en la ciencia. El objetivo, destacar la labor de las actuales profesionales, que hoy por hoy tan solo representan un 30% de la comunidad científica. Y, no menos importante, crear referentes para las nuevas generaciones. "Cuando hablamos de mujeres en la ciencia tenemos que ir más allá de nombrar a Marie Curie o a Hipatia de Alejandría. Hay muchas más. Solo necesitamos conocerlas", argumenta Ranchal. "También tenemos que deshacernos de los tópicos que, hoy en día, hacen que muchas jóvenes se sientan alejadas de este mundo. El mensaje de que la ciencia nos necesita a todos y a todas tiene que calar en la sociedad, empezando por los más pequeños", comenta Alcaraz. "La falta de mujeres en la ciencia se puede explicar en parte por una barrera social y en parte por una personal. Así que, si pudiera lanzar un mensaje, pediría a las niñas que luchen por sus sueños y que no dejen que nadie, ni ellas mismas, les imponga un límite", concluye del Caño.