Un texto apocalíptico, una mujer que anuncia el fin del mundo; voces privilegiadas que entonan la melodía ancestral en la práctica totalidad de iglesias de Mallorca durante la misa de Matines. Es la Sibil·la, un canto medieval que desde hace siete siglos se interpreta en la víspera de Navidad y que fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2010. Desde hace unos años algunas voces se han acercado a la Sibil·la para interpretarla de un modo diferente, para acercarla a otros públicos y otros escenarios. Es el caso de Júlia Colom que mantiene una relación muy especial con esta pieza. "Aprendí la Sibil·la a los siete años. Me la enseñó mi abuelo que ya la había cantado, al igual que mi padre. Antes solamente la cantaban hombres. La primera vez que la interpreté tenía siete u ocho años. El proceso para aprenderla fue lento y largo. Quedaba con mi abuelo y la memorizaba estrofa por estrofa. Fue él quien vio que yo podía cantarla. La Sibil·la me ha acompañado las dos terceras partes de mi vida", explica la joven intérprete. Esta presencia constante en su vida ha hecho posible que Júlia Colom aborde su interpretación de otro modo: "Al principio la cantaba tal como me la habían enseñado, pero he tenido tiempo para hacer y deshacer, sintiéndome muy libre porque sé como es la tradicional", explica. "Soy partidaria de que la Sibil·la se pueda descontextualizar de lo que es la Navidad, porque entiendo que es un canto que en el siglo XXI ya no tiene la misma funcionalidad que en sus orígenes. Si me apetece la incluyo en los conciertos. La he cantado en Nueva York y en la India. Ya tiene otro valor", argumenta la artista. "A nivel musical intento crecer y avanzar y las músicas vienen y van, el repertorio cambia porque tiene que representarme, pero con la Sibil·la me pasa algo muy particular y es que la siento muy viva porque no la dejo reposar. Estoy cocinándola todo el tiempo". Subraya también que "es un canto antiquísimo y por mucho que se haya estudiado todavía quedan muchas cosas por saber. Es muy misterioso y muy potente".

Joana Gomila también se ha sentido atraída por el misterio que envuelve a esta pieza. "Creo que tiene su punto que esta tradición se haya conservado durante tantos años siempre igual y que todavía haya gente que esté interesada en ella. Hay un misterio aquí detrás y lo que a mí me enamora de la Sibil·la es que pienso en todos los años que hace que esto se hace así y cuántas voces han cantado esta misma melodía, creo que es mágico. Tiene algo telúrico y atávico muy fuerte". Explica Joana Gomila que la pieza siempre se canta igual, aunque originalmente no era así: "Se improvisaba mucho la melodía con esas melismas, cada uno la hacía un poco a su manera, pero estas palabras que se repiten siempre igual... Creo que es una cosa muy bella".

El primer contacto de la cantante Joana Gomila con la Sibil·la fue a la edad de 12 ó 13 años: "Me propusieron cantarla. Fui a casa de Margot, una maestra de música histórica de Manacor. Ella cantaba y yo ponía una cinta de casete a grabar, la escuchaba e intentaba aprender esas melismas y esa melodía tan extraña y especial". A Gomila siempre le ha interesado todo lo que rodea al canto: "Siento curiosidad por todo el ritual que lo rodea no solo por el hecho de cantarla en sí, una canción que habla del Apocalipsis, del fin del mundo y que se canta la noche de Navidad cuando en principio hay un nacimiento. Cuando me volví a interesar por el canto fue más pensando en esto. Las sibilas eran brujas y yo quería buscar dentro de este Apocalipsis que vivimos constantemente, que cada día parece que el mundo se va a acabar, quienes son estas brujas hoy en día". Explica Gomila que "hace dos años empecé a escuchar diferentes versiones del canto para, a partir de ahí, escribir y hacer unas improvisaciones. Con Folk Souvenir organizamos un encuentro e invitamos al antropólogo Manel Delgado, que habló sobre el sentido que la magia y la religión tenían en la sociedad y a partir de su charla hicimos una improvisación. Y esto fue el punto de partida de algo que no sé si llegará a puerto o quedará por el camino".

Durante una década la soprano Cristina Van Roy ha sido la voz de la Sibl·la en la Catedral, la segunda mujer que la ha cantado más veces en la Seu. La cantante señala que "la versión que suelo interpretar yo marca la diferencia con otras sibil·les durante todos los años que la he cantado. Es importante transmitir el mensaje que se está diciendo, aunque sea un texto muy antiguo, lo que explica está pasando hoy en día y yo lo intento expresar, dándole énfasis. Vocalmente tiene su dificultad, es cantado a capela y tienes que tener un dominio grande de la técnica vocal para afrontar la partitura, que parece sencilla. Respeto el modo tradicional de cantarla, pero defiendo mi versión y creo que hay que interpretar al personaje, una señora muy fuerte que predice el futuro. No es un tema blando", explica.

Aunque es partidaria de revisar el modo de abordar el canto Van Roy cree que la Sibil·la no debe abandonar su contexto tradicional: "Es una cosa escrita para este día específico, no creo que se tenga que cambiar. Sería interesante combinarlo con el solsticio de invierno porque creo que la letra está relacionada. Yo no lo movería porque el mensaje es para ese momento". Van Roy cree además que en la Navidad no puede faltar la Sibil·la: "Deberíamos tratarla con más cariño y trabajar para que tenga más sustancia", opina. Es partidaria de que se hagan nuevas versiones siempre y cuando "mantenga el mensaje" original.