Las citas online, conocer gente a través de páginas webs o aplicaciones, no es algo nuevo. Sin embargo sigue habiendo mucha gente que rechaza estas herramientas, algo tan legítimo como utilizarlas. Tinder es quizá una de las aplicaciones más conocidas, aunque sigue funcionando la página Meetic, fundada en el 2001, o Badoo, otra de las más famosas. Pero el hecho de encontrar el amor, o a una pareja, o a un compañero de vida a través de una pantalla no solo se ciñe a las plataformas específicas de citas. Instagram, Facebook, Twitter, YouTube, LinkedIn... todas las redes sociales que conecten a las personas y permitan establecer una conversación entre ellas pueden considerarse celestinas. Algo modernas, pero celestinas.

Alison Parra, de 23 años, no quería, pero una amiga la convenció para que se hiciera un perfil en Badoo, una página web para citas con más de 400 millones de usuarios. "Me convenció ver que ella estaba saliendo con un chico que había conocido en esa red social y les iba bien", cuenta. Sin embargo, ella no estaba segura porque mucha gente que está en este tipo de páginas web o aplicaciones para citas "va a lo que va" y ella "no quería nada de lo que imaginaba que me encontraría", relata. Su amiga le explicó que no hacía falta que hiciera nada que no le apeteciera, sino que simplemente a partir de esa web podía conocer gente y quedar con alguien. Finalmente, y viendo que su amiga estaba feliz, hizo que Alison se animara, así que se convirtió en usuaria de Badoo. Su amiga, por cierto, acaba de tener un bebé con la pareja que conoció en ese mismo portal de citas.

Poco después empezó a hablar con Miguel Sánchez, su actual pareja, la persona con quien "no hay un día que no me ría. Fue casualidad. Él fue el primero, y único, con quien hablé en Badoo", cuenta Alison, porque ella no pretendía nada, ni siquiera estar en Badoo. Pero de repente "empezamos a hablar, y un día quedamos para desayunar. Y surgió... Jamás imaginé encontrar a alguien así, como él, en una web de citas", explica entre risas. "Es que ahora mismo estoy con mi suegra, aunque siempre hablo bien de él", afirma Alison.

Empezaron a salir en julio del año 2017, y ya lo están ultimando todo para mudarse juntos a un nuevo hogar el próximo mes de abril, algo que les tiene "entusiasmados". Ella asegura que su relación es muy buena y que no puede estar más enamorada. Quién se lo iba a decir.

Hoy es su segundo San Valentín como pareja, aunque recuerda que el primero no pudieron pasarlo juntos: "Soy auxiliar de enfermería y trabajo muchas tardes y noches. Creo que no pudimos hacer nada especial". Aunque sí que recuerda que en su primer aniversario juntos, él la llevó a un hotel. Y es que lo más especial para ellos es pasar tiempo juntos: "A ver si este 14 de febrero encontramos un hueco para hacer algo, aunque es lo que hacemos siempre. Intentamos pasar el máximo tiempo juntos, salir a cenar, mirar películas... Al final, el tiempo es nuestro mejor regalo", asegura Alison, que también apunta que "siempre es buen momento para celebrar el amor". A Alison, el chico que conoció en Badoo es ahora quien le saca "una sonrisa cada día", algo que para ella es "una gran suerte". El amor, que nunca se sabe.

Un viaje de ida

María Gutiérrez, de Sevilla, y Sara Ríos, de Palma, de 21 y 22 años respectivamente, estuvieron siguiéndose en Instagram durante cinco años hasta que una decidió hablar, por chat, a la otra. Fue María quien se atrevió; sin saber que Sara la consideraba "como un amor platónico", confiesa la mallorquina. María la invitó a ver un partido de fútbol en Sevilla, un Betis-Real Madrid, pensando que Sara era de su ciudad. Conocerse no fue tan fácil, pues en ese momento María descubrió que Sara era de la isla. Desde ese intento de cita, siguieron hablando por Instagram y Whatsapp, a través del chat y de las videollamadas. "Al principio fue raro", aseguran, porque nunca habían tenido la intención de ligar a través de las redes. "Pero tú me tirabas mucha caña", le recuerda María a Sara, quien se ríe y asiente. No era su intención, pero sucedió.

Estuvieron un mes enganchadas, a través del móvil, la una de la otra, hasta que decidieron que tenían que conocerse. Era María la que cogería un avión para llegar a Mallorca y conocer a Sara. Por eso, la mallorquina decidió hablar con su familia para explicarles lo que estaba pasando: "No podía desaparecer de mi casa una semana para estar en el hotel con ella". Después de hablar con su madre, fue la progenitora la que quiso hablar con María: "Si quieres conocer a mi hija vienes a casa, que es donde mejor estaréis". Cancelaron el hotel. María llegó y, antes de ver a Sara, estuvo cenando con la madre y la mejor amiga de la palmesana. Cuando Sara salió de trabajar se encontró con la sorpresa, "porque yo tenía que ir a buscarla al aeropuerto". Se vieron por primera vez en persona. "¿La sensación? Muy fuerte. Parecía que nos conocíamos de toda la vida. Nos abrazamos mucho y ya no nos soltamos", dicen. Y así ha sido, porque después de ese viaje hasta Mallorca, María se quedó en la isla.

Ambas habían concretado que, durante la semana que estarían juntas en Mallorca, tendrían una cita para contarse "sinceramente" sus impresiones y para ver y decidir "qué teníamos que hacer". Explican, aun emocionadas, que al segundo día "ya lo hablaron": querían estar juntas. Así, María se quedó en la isla. "Encontré trabajo después de estar aquí un mes", cuenta la sevillana. Vivieron durante un tiempo en casa de Sara con su familia, "que la acogió como si fuera una más"; pero ahora, un año después de ese primer encuentro, ya se han independizado.

En Sevilla está la familia de María, donde fueron de visita para celebrar este primer año de amor. "Hemos ido y venido muchas veces para estar con ellos también. Yo he conocido a su familia. Estamos todos muy contentos", explica Sara. A veces, una nunca sabe cuánto va a durar un viaje.

¿Y qué será, el amor?

Las parejas María/Sara y Alison/Miguel son solo dos de las muchas, miles de historias que han empezado a escribirse (y nunca mejor dicho) a través de un chat. Y ambas son diferentes, como la concepción personal del amor de estos cuatro protagonistas.

"Para mí el amor es como tener una mejor amiga a mi lado, con quien compartes buenos y malos momentos. La persona que me tiende la mano cuando más lo necesito y con quien me tiro a la piscina", dice María. Para Sara, el amor es "llegar a casa con una sonrisa, tenga el día que tenga, porque sé que la persona que me está esperando es ella [María]. Desear que llegue el domingo porque sé que puedo dormir hasta las tantas a su lado", expresa.

"El amor es lo que da sentido a la vida. Es despertarme cada mañana y saber que lo primero que veré al despertarme son sus ojos", opina Alison; mientras que para Miguel es "un pilar fundamental de la vida, una motivación y una vía de escape", algo parecido a una salvación.

Qué será el amor, que cuesta tanto de explicar y tan poco reconocer.