Científicos italianos han concluido que los amantes de Módena, enterrados en la Antigüedad Tardía (hace unos 1.600 años, siglos IV al VI) con las manos intencionadamente entrelazadas, eran dos hombres y no un hombre y una mujer.

Así lo ponen de manifiesto en un estudio publicado en la revista 'Scientific Reports', tras analizar los péptidos de los esmaltes dentales de los esqueletos. Los investigadores analizaron las características dimórficas de la proteína amelogenina para determinar el sexo de los llamados 'Amantes de Módena'.

"Pudimos extraer proteínas del esmalte dental de ambos individuos y clasificarlas con fiabilidad como pertenecientes a hombres. Los resultados se compararon con 14 muestras modernas y de control arqueológico, lo que confirma la fiabilidad del método de cromatograma iónico para la determinación del sexo", añaden los científicos.

Los amantes de Módena estaban enterrados junto con otros once individuos. Algunos de estos esqueletos mostraban signos de trauma, probablemente relacionados con su muerte violenta durante los conflictos de guerra.

Inmediatamente después del descubrimiento de la tumba de los 'Amantes', las noticias sobre este hallazgo peculiar se extendieron por todo el mundo y los medios de comunicación rumorearon que los esqueletos pertenecían a un hombre y una mujer que se habían enamorado.

Sin embargo, debido a la mala conservación de los distritos dimórficos esqueléticos, la determinación del sexo basada en los métodos osteológicos canónicos no había sido posible. Además, los análisis genéticos preliminares no fueron consistentes, debido a las alteraciones diagenéticas del tejido óseo.

Tras descubrimir que los 'Amantes de Módena' son dos hombres, los investigadores sugieren que el entierro de 'Los amantes de Módena' representa una expresión voluntaria de compromiso entre dos individuos, en lugar de una práctica de culto recurrente de la Antigüedad tardía. "Su posición puede reflejar tal relación", señalan.

¿Camaradas de guerra, parientes o amantes?

Así, apuntan que la presencia de varias personas heridas dentro de la necrópolis de Ciro Menotti permite suponer el destino de este lugar como cementerio de guerra. En este sentido, los dos 'Amantes' podrían haber sido camaradas de guerra o amigos. Murieron juntos durante una escaramuza y, por lo tanto, fueron enterrados dentro de la misma tumba.

Otra posibilidad es que fueran parientes, posiblemente primos o hermanos dados sus edades similares, compartiendo la misma tumba debido a su vínculo familiar. Aunque los investigadores admiten que no pueden excluir que estos dos individuos estuvieran realmente enamorados, consideran poco probable que las personas que los enterraron decidieran mostrar ese vínculo colocando sus cuerpos de la mano.

Los investigadores han analizado la clasificación sexual de los 'Amantes' usando péptidos de esmalte, ya que este tejido es más resistente a las modificaciones diagenéticas y compararon sus resultados con muestras de control del mismo sitio y de otros contextos funerarios italianos. También se usaron dos dientes modernos para verificar aún más la fiabilidad del método.

Para fortalecer el método para la estimación del sexo por cromatogramas iónicos, estos expertos proponen el uso de picos de tres péptidos, con el objetivo de identificar con confianza el sexo masculino.

El sexo, junto con la edad al morir y la altura, es una de los aspectos críticos de información necesarios para definir el perfil biológico de los restos óseos, según los autores del estudio, que apuntan que aunque algunos huesos tienen dimorfismo sexual, el mal estado de conservación de algunos restos arqueológicos puede alterar o comprometer totalmente la legibilidad de los rasgos dimórficos en un individuo, incluso si se aplican las técnicas osteológicas apropiadas.

Del mismo modo, la taxonomía, el contexto y/o la edad también pueden influir en la correcta determinación del sexo. Por ejemplo, generalmente es sencillo determinar el sexo de un humano adulto enterrado a través del examen macroscópico de distritos dimórficos, mientras que puede ser difícil determinar el sexo de los restos de fauna o de los individuos prepúberes.

En estos contextos, el ADN puede ser una alternativa válida para la determinación del sexo, incluso cuando los costes analíticos y la supervivencia del ADN en sí misma pueden limitar en gran medida el uso de marcadores genéticos.

Un reciente artículo, según explican explican, ha revolucionado la forma de lograr la determinación sexual de esqueletos de contextos arqueológicos y forenses, gracias a las proteínas del esmalte. Una de estas proteínas es la amelogenina, cuyo gen se traduce en dos isoformas vinculadas a los cromosomas sexuales: AMELX (presente en ambos sexos) y AMELY (restringido solo al sexo masculino), que constituyen el 90% de todo el proteoma del esmalte.