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Arte

"Miguel Ángel Campano pintó sus obras más grandes en Mallorca"

Los amigos mallorquines del pintor, Toni de Cúber y Jaume Pinya, recuerdan el legado custodiado en el taller de Fornalutx, que podría ser vendido por sus hijos

Toni de Cúber y Jaume Pinya, amigos y asistentes de Campano, posan en Can Puig para este diario. m. e. v.

El taller de Miguel Ángel Campano en Fornalutx está como él lo dejó antes de morir. "Están sus papeles, sus libros, sus diarios o sus cuadernos de viaje. Hay pocas pinturas, algunas están inacabadas, pero está intacto este conjunto de materiales que dan buena cuenta del proceso de creación", relata uno de los amigos del pintor en Mallorca, Toni de Cúber, alma del espacio artístico Can Puig (Sóller). "Sería necesario inventariarlo todo para que no se pierda", considera.

Mientras el legado en la isla de uno de los grandes renovadores de la pintura española languidece, el Museo Reina Sofía inaugura el 6 de noviembre una gran retrospectiva sobre su figura comisariada por el propio director del centro, Manuel Borja-Villel. Sin embargo, hasta el momento ningún trabajador del museo madrileño se ha trasladado a Sóller o Fornalutx para documentarse o interesarse sobre el proceso creativo de Campano. "Sí vino aquí el historiador del arte e investigador de Granada Gabriel Cabello, quien está escribiendo un texto para el catálogo de la muestra", matiza Toni de Cúber, quien de vez en cuando sube hasta la finca-taller del pintor fallecido hace poco más de un año. "Unos okupas intentaron sin fortuna instalarse allí, pero finalmente no lo consiguieron", agrega. "Seguramente, los hijos de Campano acabarán vendiendo el estudio", vaticina el amigo del pintor, quien revela uno de los anhelos más profundos del artista: "Siempre decía que quería venir a vivir a Mallorca definitivamente, retirarse aquí para siempre".

Tanto Toni como Jaume Pinya, quien ayudó a Campano en su taller con la preparación de varias exposiciones (hay que recordar que el artista tuvo problemas de movilidad a causa de un ictus), convienen en que el pintor ejecutó sus obras más grandes y ambiciosas en la isla. Desde aquí preparó dos grandes muestras, acaso las más importantes de su carrrera: la que inauguró el Centro José Guerrero de Granada y la que se hizo en el Palacio de Velázquez después de recibir el Premio Nacional de Artes Plásticas. "Los pequeños formatos los hacía en París", aseguran.

En Mallorca, "empezó a pintar en Can Posteta, la primera casa que alquiló en Sóller. En aquella época era un poco Cézanne, se llevaba incluso un caballete para pintar", relatan sus amigos. Después se compró una casa y adquirió el estudio de Fornalutx, "una finca muy bonita, con olivos, sin agua corriente ni electricidad".

Un anarco-rockero cultísimo

"Miguel Ángel venía a Mallorca para refugiarse de la velocidad de París, donde residía en invierno. Aquí trabajaba por las mañanas. Con eso era muy riguroso y estricto", recuerdan. En lo demás, se atreven a definirle como "un anarco-rockero" cultísimo. "Sus discusiones eran épicas. Y su relación con las mujeres era muy complicada", subrayan.

Pinya conserva cartas, postales, fotografías y otros documentos del pintor. "Mira, también tengo las facturas del hospital de París del que se escapó", advierte. En una de las instantáneas que atesora, puede verse a Campano al fondo, frente a varios cuadros. El propio Pinya está a un lado y en el centro, de espaldas, la galerista Juana de Aizpuru. "Carles Taché también estaba aquel día en el taller de Mallorca, dominando la situación. Venían a visitarle sus galeristas para ver la obra que iba produciendo. Juana le iba preguntando las dimensiones de las piezas y los nombres. Llegó a una muy grande que no tenía título. Miguel Ángel dijo que se llamaba Agosto, en homenaje al calor que hacía cuando la pintó", rememora entre risas el que fuera su asistente.

La última vez que Pocaplata ( alter ego del artista) visitó Mallorca fue en enero de 2014, coincidiendo con una exposición en la galería Maior. Cinco años después, su legado resiste el paso del tiempo en Fornalutx, en un taller que podría acabar en manos del mejor postor.

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