Camilo Sesto, como muchos otros artistas, consideraba Mallorca como su refugio. Pasaba largas temporadas en su casa de Cala d'Or, donde compartía tiempo con sus hijos y recibía visitas de amigos y compañeros de profesión. Hoy no solo España, sino el mundo entero, le llora y canta sus canciones con la voz rota por su pérdida, pues ha sido un artista que ha emocionado y enamorado a varias generaciones.

Es la ciudad de Palma la que guarda, quizá, el recuerdo más íntimo y emotivo del cantante de Alcoi. Concretamente, el Auditorium, donde Camilo Sesto actuó el día 30 de enero del año 1982. En ese recital, en el que participó la coral Polifònica de Bunyola, el artista entonó nuevos y viejos -en aquel momento- éxitos que el público celebraba con animados aplausos. Después de más de una hora de concierto, llegó uno de los momentos que ninguno de los presentes allí esa noche habrá olvidado aún. Antes de empezar a cantar Perdóname, Camilo Sesto dirigió unas palabras a su madre, que estaba en la sala: "Te voy a dedicar esta canción para ti solita". Abrumado por las sensaciones que le cortaban la voz (su padre había fallecido apenas cinco meses antes), el artista no pudo acabar el tema. Así lo contó Diario de Mallorca días después:

"Como muchos preveían, las lágrimas salieron a relucir casi al final del recital, cuando el cantante, en homenaje a su madre -presente en la sala-, cantó Perdóname. La canción no pudo acabarla debido a la emoción que le albergaba, de sus ojos brotaron unas lágrimas. Lágrimas que fueron correspondidas por gritos y aplausos de sus fans, que en aquel momento dieron rienda suelta a su entusiasmo por ver cantar en directo a su ídolo".

Después de las lágrimas, Camilo Sesto invitó a Rocío Dúrcal, Elsa Baeza, Angela Carrasco, Lorenzo Santamaría y Sergio Fachelli a cantar con él en el escenario, consiguiendo que el público, según apuntan las crónicas de antaño, se pusiera en pie para aplaudir al artista el día que el Auditorium le vio llorar.