La costa Nord puede sorprender con una de las mejores vistas del mundo, pero para disfrutarla hay que invertir un poco de tiempo y conducir con cuidado por una carretera que serpentea entre pinos. Ese el recorrido que hay que completar para llegar al restaurante Béns d'Avall, en la carretera Sóller-Deià. El establecimiento, un negocio familiar regentado por el chef Benet Vicens, su esposa Catalina Cifre y su hijo Jaume, es uno de los referentes de la gastronomía balear.

La historia de Béns d'Avall comienza en 1971 con los padres de Benet. "Éramos agricultores. Construimos una caseta. Siempre pasaba alguien que pedía un vaso de agua", recuerda Catalina Mayol, madre del reputado chef. "Si montásemos un bar aquí, a lo mejor ganaríamos algo, pensaron un día Catalina y su esposo. Y así lo hicieron: "Empecé haciendo alguna tortilla, un trempó... Después me pidieron paellas, las hacía por encargo". Poco a poco el negocio fue creciendo y ya va por la tercera generación con Jaume, que desde hace dos años es el jefe de cocina. "Es muy bueno, tiene paladar. Un cocinero tiene que tener buen paladar. Es un diez", dice Mayol orgullosa sobre su nieto.

Benet Vicens se centró en la renovación de la cocina balear, línea en la que continúan. Trabajan con producto local y de temporada. En s'Hort Major, a tan solo unos metros del restaurante, se abastecen de verduras y hortalizas. Lo que les da la tierra marca el desarrollo de sus platos: flores de calabacín, manos de buda, tomates, pepinos y hierbas aromáticas frescas llenan ahora su cesta. Servirán para preparar su ensalada de Tiberi, la pasta fresca con verduritas o las raoles de verdura. Catalina Mayol se admira ante los colores de las hortalizas y alaba el modo en que su nieto prepara el tumbet.

La cocina de Béns d'Avall y el entorno privilegiado en el que se encuentra, han llamado la atención de muchos personajes famosos. Una de las visitas que tuvo más repercusión fue la de Michelle Obama. "Vino con todo su equipo, unas 15 de personas, y todos comieron en el restaurante. Fueron muy discretos, no molestaron a nadie. Antes de irse, Michelle vino a saludarnos, pero no quiere fotos", explica Catalina Cifre. Hace unas semanas estuvo Fran Rivera junto a su mujer y unos amigos. También la fotógrafa de moda Coco Capitán. Pierce Brosnan, Michael Douglas, Halle Berry, el Nobel de literatura Mario Vargas Llosa y la actriz española Belén Rueda se suman a la nómina de rostros conocidos. El rey emérito, don Juan Carlos, ha sido cliente habitual de la casa. "Venía siempre en petit comité, con uno o dos amigos". Era un gran fan de la langosta cocinada al vapor con agua de mar, recuerdan. La lista es larga, pero la discreción es norma de la casa: "Por eso vuelven", dice Catalina Cifre.La mesa de Michelle

A la (i) mesa en la que se sentó Michelle Obama y (d) 'Llobarro' a la mallorquina.

Son las cuatro de la tarde de un día de agosto y en Béns d'Avall todavía hay comensales terminando su almuerzo en la gran terraza. Desde allí se aprecian los colores del Mediterráneo: cielo y mar azules, el verdor de los pinos y la costa agreste de la Tramuntana. Las mesas de primera línea, al borde del mar, son las más solicitadas. En una de ellas comió Michelle Obama junto a sus amigos James Costos y Michael Smith. La ex primera dama ha visitado el restaurante dos veces. En 2018 comió jamón de porc negre mallorquín, carpaccio de gamba y llobarro a la mallorquina. En Béns d'Avall esperan su visita a finales de este mes. Jaume Vicens le recomendaría rape a la americana, según la receta de su abuela Catalina: entero, al horno de leña y con salsa americana. También las raoles de pescado o de verdura, con un buen sofrito y hierbas frescas; y la ensalada de Tiberi con flores de calabacín, tomate y un pesto con albahaca, queso mahonés y aceite de oliva de producción propia.