Al grito de "Fresque! Qui en vol?", Joan Barceló Valents creó y popularizó en Felanitx este delicioso sorbete a base de almendra tostada, agua, ralladura de limón, azúcar y canela. Corría el año 1902 y Barceló Valents había regresado a su villa natal después de trabajar e inspirarse en Can Joan de s'Aigo. Poco después se casó con Margalida Rado, una felanitxera con la que compartiría su vida. Barceló elaboraba manualmente el fresque, con una "bomba" de helado y la nieve que llegaba de la Serra de Tramuntana, y lo vendía recorriendo las calles en una burra. Poco a poco sumó seguidores en Felanitx -hasta hacerse viral-. Y así, paulatinamente, el fresque ha ido conquistando los paladares de otras localidades del Migjorn mallorquín, de manera que puede considerarse también típico de Portocolom, Cas Concos, s'Alqueria Blanca, Cala d'Or, Campos y también se puede encontrar en Manacor y Vilafranca, siempre en pequeñas boticas de alimentación.

Joan Barceló Rado empezó a ayudar a sus padres con 16 años vendiendo 'fresque'.

Bernat Bordoy Barceló es el bisnieto del creador del fresque. Su mirada trasmite honestidad y humildad, dos cualidades que se reflejan en su pequeña empresa heladera familiar. Recogió el testigo de su madre, Margalida Barceló, también conocida por el mote familiar de 'Can Llenya', y quien confiesa que le gusta comer fresque con pan para merendar. Ella heredó la tradición de su abuelo de manos de su padre Joan Barceló Rado, que empezó a ayudar a sus padres con 16 años para vender helado. Más tarde regentó el Salón Rosa de Felanitx -ya desaparecido-, un bar en el que también preparaba fresque y otros helados como el de vainilla y el de avellana. Margalida explica que su padre fue el creador de la marca Neu d'Or en 1965, el sello bajo el que se elabora el fresque y un sabroso y refrescante abanico de helados: "El nombre lo sugirió un cura que era amigo de mi padre -recuerda-, le decía que lo tenía que patentar". Posteriormente, llegó el logo, dos payesas mallorquinas, obra de un profesor del Institut de Felanitx llamado Lucas.

Margalida Barceló y Bernat Bordoy, pasado y presente de la fábrica de helados Neu d'Or. B. FONT

Cuando Margalida se jubiló, hace doce años, traspasó el negocio a su hijo, quien ha continuado con la tradición y ha ampliado la oferta de sabores, hasta 22 tipos de helados diferentes, a los que hay que sumar los polos de agua y la creación del nuevo sello Neu Cream, con el que comercializa helados de gama más alta como el de queso con higos, menta y chocolate, entre otros. Pese a ello, el fresque continúa siendo el más solicitado. El sabor de almendra tostada y canela conviven en perfecta sintonía, sin empalagar y siempre refrescante. Bordoy comenta que casi todo el mundo en la zona lo ha comido durante su infancia, por lo que cada cucharada de fresque evoca recuerdos y vivencias, también con un cierto punto de nostalgia por el tiempo pasado. Tal vez a ello se deba el éxito del fresque, que suma adeptos generación tras generación.

El color y el sabor del 'fresque' remite a las almendras tostadas y a la canela.

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