"A menudo se quedaba sola en Marivent, lo que hizo que el Rey se convirtiera en su confidente". Así describe uno de los primeros veranos en Mallorca de Lady Di la biógrafa Lady Colin Campbell. Corría el año 1986 y la futura reina de Inglaterra aterrizaba en la isla invitada por los reyes. En total, los Príncipes de Gales visitarían Mallorca juntos en tres ocasiones más -1987, 1988 y 1990-. Diana regresaría sola y recién divorciada, en 1996.

Los ochenta fueron los años de mayor esplendor del Palacio de Marivent. Por sus escalinatas, verano tras verano, desfilarían presidentes de gobierno, artistas, aristócratas, empresarios y miembros de otras monarquías, como los reyes de Bélgica, Balduino y Fabiola, Hussein de Jordania, Beatriz de Holanda o los Grandes Duques de Luxemburgo, pero ninguna de estas visitas lograría eclipsar a la de Diana y Carlos. Todavía hoy, muchos cronistas se refieren a esta pareja para hablar de las supuestas deslealtades en público de don Juan Carlos a doña Sofía.

Continúa Campbell en la biografía sobre Diana Spencer que la Princesa de Gales y el Rey "tuvieron una aventura en un crucero durante el verano de 1986 y en el mes de abril de 1987". Muy recordada por los fotógrafos es esa imagen de Lady Di, pensativa y en bikini, en la cubierta del Fortuna. ¿Había algo más que amistad entre el Rey y la Princesa?, se preguntaron los medios británicos. Pero Andrew Morton, periodista amigo de Diana, se apresuró a desmentir los rumores. Al parecer, la princesa no soportaba a Juan Carlos, al que consideraba "un playboy". Lo cierto es que ambas familias, los reyes con sus hijos -el príncipe Felipe y las infantas Cristina y Elena-, y los príncipes de Gales con Guillermo y Enrique, posaron en Marivent en cuatro ocasiones. Según el periodista Matías Vallés, en Mallorca, siglo XX. Destino obligado, fueron "cuatro estíos en los que doña Sofía adoctrinó a Lady Di sobre cómo gestionar las infidelidades de su marido con dignidad, discreción y paciencia".

En 1983 se cumplían los diez primeros años de veranos de la Familia Real en Marivent. Los posados familiares siguieron marcando los ritmos de las vacaciones. Vela, hípica y muchas salidas en yate. La sensación es que el matrimonio entre Juan Carlos y Sofía seguía viento en popa aunque se enfrentaban a numerosos cambios. Sus hijos, ya adolescentes, disfrutaban mucho de las noches estivales mallorquinas y los reyes tenían que pensar en nuevas actividades para hacer en solitario. Se empezaron a marcar distancias. La Reina acudía a conciertos y espectáculos de danza mientras que el Rey prefería salir a cenar con su círculo de amigos de confianza. Sería entonces cuando, de la mano de el príncipe georgiano Zourab Tchokotua y su mujer, Marieta Salas; el empresario Rudy Bar y su esposa, Marta Girod y el arquitecto Luis García-Ruiz conocería a la decoradora Marta Gayá. En 1992 se destaparía el affaire.