"Es un juego para grupos. Se encierran en un espacio por un tiempo limitado, que suele ser una hora. Esta sala está caracterizada según la temática del juego. Ahí dentro deben resolver un misterio y escapar lo antes posible, ya sea encontrando pistas o descifrando acertijos". Así es como explica Aitor Barragán, dueño de Mission: Escape, una de las escape rooms que se pueden encontrar en Palma, en qué consiste esta nueva forma de ocio.

Estos retos mentales atraen cada vez a más personas: existen casi 900 escape rooms en toda España. En Mallorca, por el momento, se pueden probar siete, y la única establecida fuera de Ciutat se encuentra en Magaluf.

Es una actividad que también resulta cada vez más habitual. Luis Enrique, por ejemplo, fue descubierto llevando a la Selección Española a una de estas salas en pleno centro de Madrid. Además, la cultura popular también crea sus propias salas: como la que ha nacido a raíz de la aclamada serie La casa de papel.

"La primera vez que jugué, me sentí muy patosa y no tenía muy claro en qué consistía", comenta Patricia Alonso, usuaria de escape rooms. "No sabes a qué te enfrentas: cada prueba es distinta y tu mente no asocia este tipo de puzzles si no has jugado nunca".

Ahora que Patricia tiene más experiencia y ha probado diez salas distintas, comparte que "cuando vas a una, tienes ganas de probar más. Siempre hay algo diferente que no te esperas".

"Te engancha la sensación de superar retos. Acabas uno y quieres probar otro, sobre todo si son originales", explica Cristina Rodríguez, una usuaria más experimentada de escape rooms, que ha recorrido multitud de países europeos para probar los retos que también desarrollan fuera de España. "Notas cuando hay mucho trabajo detrás: una historia inmersiva, buena ambientación, que las pruebas tengan sentido entre sí... Hay sitios buenísimos donde tienes que disfrazarte. Eso hace que lo vivas mucho más. También hay otros que son todo lo contrario: pasa y sal lo antes posible."

Patricia coincide con Cristina y valora mucho la introducción y la ambientación: "No todo gira alrededor de la historia. Que abras la puerta y te reciban con una temática concreta es sorprendente. Además, deben ser coherentes: si estás en una sala futurista, que resuelvas puzzles con candados resta muchos puntos".

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Nacho Barragán, hermano de Aitor y encargado de Mission: Escape, comenta que, en su caso, se preocupan de que los jugadores “se sumerjan en una buena historia” y que los retos a los que deben enfrentarse “tengan sentido, sean concordantes con la historia y que tengan una dificultad adecuada: que no pierdan muchísimo tiempo resolviéndolos, pero tampoco los acaben en un minuto”.

“Hay gente que rompe el récord en 40 minutos, pero son casos excepcionales”, prosigue Nacho. “Es mejor que no salgas de la habitación y hayas pasado una hora comiéndote la cabeza, pero contento sabiendo que no es imposible. Pagas por una hora, así que preferimos que no salgas a que termines en media hora porque haya sido demasiado fácil”.

Las escape rooms son un juego que pone a prueba las mentes, pero no tiene barreras para la edad: “Normalmente recibimos a un público de entre 20 y 30 años, pero también nos visitan familias y grupos de gente mayor que se han animado a probarlo”, explica Aitor sobre el tipo de jugadores que suelen recibir.

Mallorca y las ‘escape rooms’

Mission: Escape fue una de las primeras que abrió sus puertas en 2015 para que los mallorquines experimentasen, por primera vez, en qué consiste este juego que reta todo tipo de habilidades en 60 minutos.

“Cuando decidí abrir esta, no había ninguna en Palma”, explica Aitor. “Después de planear cómo iba a ser el negocio, abrimos tres escape rooms distintas a la vez”.

Aitor revela que, en un futuro, le gustaría abrir una escape room en Binissalem, pero que hacerlo sería una apuesta arriesgada, aunque no imposible: "Si el juego es bueno, la gente va a ir. Berga es un pueblo del interior de Cataluña que la gente visita a propósito para probar su escape room. Aquí hay gente que viene desde Manacor solo para descubrir qué son".

Aun así, ambos hermanos admiten que, a pesar de los años que llevan popularizándose este tipo de establecimientos, no disfrutan del mismo éxito en Mallorca.

"Quizá sea la actitud mallorquina. Todo es más calmado y algunas cosas tardan más en entrar. Poco a poco va calando, pero aún no ha explotado en la isla. Mallorca es un sitio en el que queda un montón de gente por probar las escape rooms".

Una de las particularidades de estas salas está en que una vez que pruebas una, no puedes volver, puesto que ya conoces la forma exacta de escapar, por lo que estos empresarios deben diseñar nuevas historias y habitaciones.

"En una ciudad con poca oferta, como ocurre con Palma, hay limitaciones. En poco tiempo, puedes haber probado todo", añade Patricia Alonso. "Como usuario, necesitas nuevas salas que prueben tu mente; y como empresa, nuevos clientes y renovar tus salas cuando ya no atraigan a la gente".

"Este negocio no tiene una competencia real, los dueños nos conocemos entre nosotros. Además, si entras en las páginas web de las escape rooms de la isla, nos recomendamos los unos a los otros, para que el usuario pueda seguir disfrutando aquí", concluye Aitor.