Pollença no tendría el mismo sabor sin los helados de Can Butxaca. Toda una tradición que los hermanos Rafel y Antònia Martorell Valls mantienen viva día a día y sin descanso, también con la implicación de sus respectivos hijos Paula y Jaume. La historia de este establecimiento se remonta a su abuelo Rafel Valls Fuster, creador de la marca Gelats Valls, pero a quien los pollencins y pollencines apodaban 'Butxaca'. El mote se refiere al bolsillo de dimensiones considerables que llevaba en los pantalones para guardar el cambio mientras vendía helados montado en bicicleta.

Valls empezó haciendo helados en 1929. Parece ser que fue una propuesta de unos valencianos lo que desencadenó la creación de Gelats Valls; un negocio, en principio estival, que le servía para complementar los ingresos que hacía a lo largo del año como zapatero junto con otras tareas que también le reportaban algún que otro dinero extra como, por ejemplo, recolectar setas.

Posteriormente, el negocio pasó a sus hijos Francesc, Llorenç y Catalina -ésta última a través de su esposo Tomeu-. Más adelante, Francesc se desentendió de la firma al vender a los otros dos socios su parte. La heladería prosperó y pasó a los hijos e hijas de éstos pero la crisis les dio de lleno y, hace dos años Rafel y Antònia se independizaron para continuar haciendo helados en la misma plaza donde antiguamente tenían el kiosco. De hecho, todavía lamentan la pérdida de este espacio en la misma plaza y en el Port de Pollença: les faltó documentación y también, voluntad política.

En Can Butxaca, Rafel Martorell Valls es quien elabora los helados. Siempre con una sonrisa en la boca, explica que procura que sean equilibrados. De hecho, uno de los que más seguidores tiene es el de avellana, con un 10% de producto, pero tampoco faltan adeptos al de pistacho. Comenta que cree en el producto local hasta cierto punto: argumenta que elabora el helado de stracciatella y de Oreo con leche de la vaquería de Formatges Burguera (Campos) o el de naranja, con frutas de Sóller, y el de limón con los cítricos que le envían amigos y vecinos de Pollença; "pero si el mango es bueno y es de la India, no tengo problemas en usarlo". Entre los nuevos helados que elabora se encuentra el de soja, el de limón con albahaca, el de ensaïmada, el de queso de cabra con almendras garrapiñadas, el de Baileys y, por Pascua se atrevió con el de formatjada, el dulce típico de Pollença durante esta época del año. En total, tienen una carta de 45 helados, de los cuales siempre hay 24 en expositor (20 helados y 4 sorbetes). Como próximo reto, se plantea el de piña colada.

Can Butxaca abre todo el año ya que combinan el servicio de heladería con el de cafetería, ofreciendo gofres y crepes con helado. Por cierto, estos días son una excelente ocasión para probarlos ya que se celebran las fiestas de la Mare de Déu dels Àngels, patrona de Pollença.

Tomeu Martorell y Catalina Valls estuvieron al frente del negocio.