Las inmediaciones de la estación marítima de Alcúdia estaban el viernes más animadas que otros días del año. Bajando la calle se veía grupos de gente arrastrando sus maletas o cargando mochilas. En bolsas de plástico botellas de agua y cosas para comer y entretenerse durante la travesía. Un cielo nublado recibía este último día de la primavera. Había llovido, pero no lo suficiente para enfriar los ánimos. A todos estos viajeros les espera Ciutadella que vive estos días sus tradicionales fiestas de Sant Joan. Como cada año, miles de mallorquines se trasladan a la isla vecina para fundirse en la celebración.

Sebastià Sugrañes y Víctor Garrido lideran un grupo de nueve amigos. Vienen de s'Arenal, Sant Jordi y Porreres. Tienen entre 19 y 20 años de edad y para casi todos, este es el tercer Sant Joan de su vida. Han alquilado un piso y Víctor, que lo ha organizado todo, les ha enviado una lista por whatsApp con todo lo que tenían que llevar: chanclas, bañador, pantalón corto€ Todos se alegran al escuchar que el apartamento que han alquilado tiene piscina.

"Lo que más nos gusta de este viaje es desconectar, vamos todos juntos y hacemos piña", dice Sebastià Sugrañes". Tanto él como Víctor coinciden en que irán al Primer Toc de Flabiol, a los Jocs del Pla y a la Avellanada. Tampoco quieren perderse los fuegos artificiales. Tienen billete de vuelta para el 25. "Lo más importante es saber ir, bebiendo lo que toca, sin hacer el tonto", dice Sebastià. "Nosotros a veces salimos por s'Arenal o Magaluf y ahí sí que hay desmadre. Menorca es diferente. Te encuentras mucha gente de todos los pueblos de Mallorca. La policía no deja entrar botellas en es Pla, está todo muy controlado", opina Sebastià.

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Andrea García, Violeta Pascual, Catalina Amer, Maria Àngel Candel y Cristòfol Rigo esperan en la puerta de la terminal a que llegue el resto del grupo con el que viajan. Son de sa Pobla y de Inca, tienen 18 años de edad y es su segundo Sant Joan. Maria Àngel tiene familia y casa en Ciutadella y allí es donde van a hospedarse todos. Cuando lleguen irán a hacer la compra y a dar una vuelta por el pueblo. Recomiendan no perderse los Jocs des Pla, aunque dicen hay demasiada gente. También aconsejan no beber mucho. Critican que haya personas "que no respeten la fiesta" y que solo vayan a beber.

Desde Binissalem llegan a Alcúdia Joan Andreu, Tomeu Vallori y Javier Muñoz, un grupo de treintañeros que ya han vivido 13 ó 14 Sant Joan. "Es una tradición ir a Menorca por Sant Joan. Nos gusta el ambiente, los 'ginets', los caballos y la manera en que los menorquines aman su fiesta". Explican que comenzaron a planear su viaje en febrero. "Desde hace tres o cuatro años alquilamos una casa en el centro del pueblo, es un poco más caro, pero ya estás dentro del ambiente", dice Joan.

Judit Perelló y Claudia González llevan sus mochilas al hombro y avanzan en la cola hacia el control de embarque. Son de Pollença, tienen 18 años y están a punto de vivir su segundo Sant Joan: "Vamos de mochileras, pero seguro que nos encontraremos con amigos". Se quedan hasta día 25 . Si no hay suerte con el alojamiento, siempre les quedará la playa.

Olivia Sanllorente y Juan Diego Ibáñez viajan en familia con sus hijos de ocho y seis años. Cargan con sus maletas y los elevadores para el coche. Son de Granada y están de paso en Mallorca, solo para ir a Menorca. "Habíamos alquilado un coche aquí, pero no nos han dejado pasarlo de isla a isla. Ya habíamos pagado por el transporte del coche", explica Olivia. A parte de este inconveniente, les esperan ocho días en Menorca. Primero disfrutarán del bullicio de las fiestas y después, de la calma de la isla. Dicen no haber escogido las fechas a propósito.

Leon Perry y Juan Oliver van a ser de los últimos en subirse al buque 'Martí i Soler' de Baleària. Apenas quedan 15 minutos para las 11 de la mañana, la hora prevista de partida. Forman parte de un grupo de diez amigos de Bendinat que tienen entre 16 y 18 años. "Es el primer año que vamos a Menorca por Sant Joan. La idea de ir surgió hace un año. Nos han dicho que las fiestas están muy bien y que hay mucha cultura", explica Leon Perry. Para muchos de ellos, será el primer viaje que hacen solos .

Todo el pasaje ha embarcado y en los pasillos solo queda el personal de la compañía y del puerto. El humo del buque se eleva hacia el cielo nublado. El contingente de mallorquines navega ya rumbo a Ciutadella.

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