Cualquier monarca europeo hubiera zozobrado con dos cañonazos directos a su línea de flotación de la trascendencia del desafío independentista catalán de octubre de 2017 o el juicio y la sentencia en Mallorca del escándalo del caso Nóos, de enero de 2016 y febrero de 2017, respectivamente.

El joven reinado de Felipe VI atravesó durante el apogeo de estos dos episodios auténticos apuros, sus momentos más críticos. Y quizá perdió para siempre la unanimidad política y social en torno a la Corona de la que gozó don Juan Carlos, coincidiendo además con unos años de máxima inestabilidad políca por la crisis del PP motivada por los respetidos escándalos de corrupción, la desaparición del nacionalismo catalán moderado y pactista y el fin del sistema bipartidista en España.

No obstante, y pese a las consecuencias del caso Nóos, consecuencias personales muy evidentes para la Familia Real y políticas para la Corona española, Felipe VI no quiso romper el vínculo histórico de la Familia Real con Mallorca, origen y final del caso Nóos, una isla que don Juan Carlos y doña Sofía convirtieron en su residencia oficial de verano cuando todavía eran príncipes.

Todo lo contrario, don Felipe y doña Letizia han seguido cumpliendo con la tradición de pasar el verano en la isla, manteniendo Marivent como residencia y despacho oficial durante los meses de julio y agosto. Pero en ese tiempo, desde su proclamanción en julio de 2014 hasta la actualidad, se han esforzado especialmente por marcar su propio estilo, su relación con la sociedad, su compromiso con las autoridades locales, pero también con otros colectivos que raras veces se habían acercado a la Corona hasta entonces.

Primer cambio del reinado de Felipe VI en Mallorca. Las habituales recepciones a las autoridades se completan con otras con todos los representantes de la sociedad, actos que incluyen por primera vez a colectivos diversos, desde los portavoces del movimiento LGTBI a representanes de la ciencia, la cultura o la solidaridad.

Segundo cambio, la Familia Real no pone el más mínimo problema a la apertura de los jardines de Marivent a la sociedad mallorquina, como uno de los acuerdos alcanzados por los partidos que conforman el primer Govern de Francina Armengol en 2015.

La Corona en Mallorca también quiere mostrarse sensible a la cultura y patrimonio de la isla. Por eso visita una exposición dedicada a Joan Miró en Sóller o elige los espectaculares jardines de Raixa para el posado real de verano. Lo mismo sucede con los acontecimientos relacionados con su principal industria, el turismo, motivo por el que accede a presidir en 2018 la inauguración del Palacio de Congresos de Palma una vez adjudicada su gestión al grupo Meliá.

También ha sabido acompañar a los mallorquines en sus momentos más duros. Don Felipe y doña Letizia acompañaron a las víctimas de las inundaciones de Sant Llorenç en octubre de 2018 y presidieron el funeral por los trece fallecidos.

Mallorca en verano es también el escenario elegido por los Reyes para dar más visibilidad a la heredera, la princesa Leonor, en los posados familiares para los medios de comunicación, en las visitas a diversas localidades de la isla o en las apariciones públicas presentadas como actos espontáneos que tan bien venden las revistas del corazón o los progamas sociales de televisión.

Por afición de Don Felipe a la vela y también por la tradición iniciada por don Juan Carlos, Felipe VI ha querido seguir apoyando en verano el deporte más ligado a la Familia Real, con especial atención a la celebración de la Copa del Rey de Vela, donde el Rey ha vuelto a tomar la caña del buque de la Armada, el Aifos.

Tras los problemas derivados del caso Nóos y la condena de Iñaki Urdangarín, que acaba de cumplir un año en prisión, la Familia Real en Mallorca volvió a ser protagonista por las desavenencias entre la Reina Letizia y doña Sofía en la misa del Domingo de Pascua en la Catedral de 2018. La negativa de doña Letizia a que la Reina emérita se fotografiara con sus nietas al finalizar el oficio religioso evidenció en público sus malas relaciones, en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo e incluso ocuparon la portada del New York Times.