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Historia humana

El drama de Carlos: "A nadie le importa mi hija secuestrada"

Su exmujer, con una orden internacional de detención, huyó a Kirguistán con la pequeña en 2016: "La gente no se toma en serio los secuestros parentales"

Carlos Salgado junto a su hija Carolina.

Al otro lado de la línea telefónica Carlos Salgado Allaria cuenta cómo acudió hace unos días a por la prensa donde se contaba su historia. "¿Es usted?", le dijo la quiosquera, a lo que él respondió que sí. "¿Qué le ha pasado?", añadió. "Mi hija está secuestrada", dijo el hombre ante la sorpresa de la mujer para después escuchar: "¡Ah! pero está con su madre". La hija de Salgado lleva tres años en Kirguistán después de que su exmujer huyera al país, antes integrado en la antigua Unión Soviética, y desde entonces solo ha conseguido verla en una ocasión, cuando al día siguiente decenas de medios publicaban que el hombre había intentado raptar a la niña, que ahora tiene 10 años.

Aunque la historia de Salgado y Carolina comenzó cuando la pequeña tenía tan solo 4 años y él decidió divorciarse. "Tras tener a la niña mi exmujer cambió por completo, daba la sensación de que su único objetivo era tener un bebé y nuestra relación quebró. Ahí empecé a conocerla". Por entonces, este argentino afincado en Platja d'Aro de 49 años vivía con su familia en Alicante y decidió que no era momento de separarse por la edad de Carolina. "Me encontré con una mala situación económica y con un bebé. Si me divorciaba tenía que irme de casa, seguir pasando la hipoteca, además un alquiler y la manutención de Carolina. Era imposible", recuerda para añadir que "decidí que lo mejor era vender el piso que tenía en propiedad y después ya me divorciaría". Así, tardó dos años en lograr vender la casa, cuando se mudó a Girona por una oferta laboral. "Por entonces, a finales de 2009, la relación ya estaba completamente rota", dice. Su mujer, de origen ruso, no quería trabajar y según Salgado, "empezaba a ser conflictiva".

Fue entonces y tras pedir el divorcio cuando comenzó una batalla que aun, hoy en día, no ha terminado. "Llegamos a un acuerdo por el que ella tenía la custodia pero había un régimen de visitas compartido en los mismos días. Nunca se cumplió, desde el principio quiso restar días", comenta para asegurar que "yo no decía nada porque ella era muy violenta y porque sabía que se iba a acabar fugando. De cada dos semanas, ella tenía a Carolina 11 días y yo 3", explica. El momento clave llegó cuando la hermana de Salgado vino a visitarlo. El padre le pidió a su exmujer la niña el martes, cuando se supone que le tocaba, y la madre se negó. El miércoles acudió al colegio a buscarla. "Tuve que llamar a la Policía porque no me dejaba llevármela. Se encerró en el coche con la niña y los Mossos no pudieron hacer nada. Me dijeron que denunciara, pero que ellos no podían intervenir por la vía penal. Ese es el problema, mi exmujer necesita el uso de la fuerza", sentencia.

Tras esto, y con varias denuncias cruzadas entre ambos, una de ellas interpuesta por la exmujer por abusos sexuales que le impidió ver a la pequeña dos meses,ella no se presentó a un juicio. "La noche antes ya se había marchado. Yo había avisado al juez de que eso pasaría, sabía que era capaz de secuestrarla".

SECUESTRO PARENTAL

Es una clase particular de secuestro donde un menor de edad es separado abruptamente y sin consentimiento de su sitio habitual de vida por uno de los padres -u otra persona que actúa por mandato de uno de los padres-,alejándolo de forma permanente o transitoria del otro progenitor, sin ánimo de restituirlo a la situación primitiva. En el XIV período de sesiones de la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional privado realizada en 1980, se firmó un Convenio sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores donde se consideró a este tipo de secuestro como aquella situación que involucra "el traslado de un menor fuera de su entorno habitual, en el que se encontraba bajo la responsabilidad de una persona física o jurídica que ejercía sobre él un derecho legítimo de custodia".

Salgado, que durante todo el proceso pidió al juez que se detuviera a la exmujer para poder ver a la niña o que se le retirara el pasaporte a Carolina para que no pudiera salir del país y llegar a un acuerdo, vio como todas sus sospechas se cumplían sin poder hacer absolutamente nada. "Cuando no se presentó envió un correo electrónico diciendo que se había ido a vivir a Alicante y que estaba de vacaciones en San Petersburgo. Su pareja, un empleado del juzgado que asignaba los abogados de oficio, negó en todo momento que tuvieran una relación y dijo no saber nada de dónde estaban. Era todo mentira", asevera el hombre, que pese a pedir una investigación de lo sucedido no conseguía que le prestaran atención. Finalmente, uno de los mossos se decidió a tomar la justicia por su mano e indagar qué era lo que estaba pasando con Carolina. "Tiró del hilo y descubrió que la pareja también estaba implicada. Se habían ido a Kirguistán y el novio les había enviado sus cosas por correo a nombre de una tercera persona. El juez decide implicar a la pareja de mi exmujer. Ya habían pasado seis meses".

Así pues, Salgado comienza una cruzada con la que aun no ha conseguido sacar nada en claro y que además le puso en el disparador de los medios de comunicación como secuestrador. "Tras pedir al novio que tome declaración, a lo que se niega, el juez le implica en el secuestro pero no pone medidas cautelares, por lo que acaba yéndose con ella. Casi una año después conseguimos que se dicte una orden de detención internacional", desgrana. Cuando se pasa esta orden a Interpol se encuentran con la tesitura de que para que sea efectiva un propio juez de Kirguistán tiene que darle luz verde. "Después, el juez se retira del caso y la nueva jueza decide que ese no es su criterio de actuación. Yo no quiero que ella vaya a la cárcel, sino que se baje del burro para que pueda recuperar a la niña". Porque el argentino ya tiene la custodia completa y patria potestad de su hija. "Mi exmujer no es una persona normal, no tiene miedo de la ley", añade.

"Temí por mi vida"

El periplo le lleva hasta la Audiencia Provincial donde "me dan la razón a medias". "No se puede hacer nada sin la requisitoria del juez kirguís pero sí se pide que sea interrogada allí para cerrar la instrucción y que sea declarada en rebeldía". Y aunque parecía que ya había un rayo de luz en la historia, Salgado se encuentra ahora con que no se realiza una traducción del interrogatorio para mandarlo al país desde diciembre del año pasado.

Aunque un tiempo antes de esto, el hombre decidió ir hasta el país a buscar a su pequeña, donde permaneció dos meses. "Fui y hablé con el cónsul español en Kazajistán, que me dijo que al tener la custodia total podía ir allí y llevármelo siempre que pudiera traspasar la frontera, ya que hace falta un visado para ello", señala. En su lucha, consiguió por fin encontrarse con Carolina, a la que explicó la situación y convenció para que se fuera con él. "La niña solo temía que detuvieran a su madre y no poder terminar el curso, pero le dije que eso no pasaría", comenta. "Tenía que llevármela como fuera, pero cuando llegué a la frontera empezaron a interrogar a Carolina y acabó hablando. Me detuvieron e incluso temí por mi vida. Me llevaron a un descampado y pensé que me iban a dar un tiro. Finalmente me soltaron en la frontera sin mi hija y me dijeron que no podía volver a entrar en el país". Fue entonces cuando en España se filtró la noticia como un intento de secuestro.

"No tengo ninguna esperanza. La justicia es el problema, va muy lenta. He tenido cero apoyo de los jueces y de España", dice

Ahora, a la espera de la traducción del documento, Salgado asegura que "no tengo ninguna esperanza. La justicia es el problema, va muy lenta. He tenido cero apoyo de los jueces y de España. A nadie le importa mi hija secuestrada. Me han destrozado la vida a mi y a ella, ya que no sé en qué estado psicológico puede estar".

El padre solo espera que algún día Carolina pueda conocer la historia a través de los recortes de prensa de los que hace acopio. "Si yo saliera en la televisión día sí y día también como Juana Rivas, que encima ella era la secuestradora, las cosas serían diferentes. Incluso he pedido reunirme con políticos, he escrito al Senado y al Congreso y no he recibido respuesta. Con el caso de Rivas bien que salió Susana Díaz y Mariano Rajoy a apoyarla porque es una madre. El problema es que yo soy un hombre y que la gente piensa que un secuestro parental no es grave", reitera para concluir: "Acabaré denunciando al Estado español".

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