Es Rotlet, uno de los restaurantes más populares y emblemáticos del Molinar de Palma, está de celebración ya que este 2019 cumple 45 años. Pep Vich, quien lleva 55 años dedicado al oficio de la restauración, lo abrió después de regentar la bodeguita La Habana, ya desaparecida y ubicada muy cerca de Es Rotlet. "Cuando el propietario vio que el negocio de La Habana me iba bien decidió cogerlo él y dejó de alquilármelo", recuerda Vich. Por ello, decidió hacerse cargo del traspaso de otro bar, La Juventud, para convertirlo en Es Rotlet. "La renta mensual era de 300 pesetas y yo le di 3.000 si me dejaba hacer toda la remodelación del local", rememora.

Con 72 años, Josep Vich sigue al frente de Es Rotlet junto a su esposa, Francisca Portell, que acumula 49 años de experiencia en el sector. El matrimonio trabaja unido desde que se casaron y el nombre Es Rotlet hace referencia al pequeño barrio del Molinar que antiguamente era un 'esplet de cases', recuerda Vich, y que comprende desde la calle Alga hasta el torrente.

'Variats' muy demandados

Es Rotlet abre cada día y tan solo cierran las puertas tres veces al año -apunta Vich- en Navidad, fin de año y Viernes Santo. Los 'variats', con 26 tapas para elegir, como el pica-pica (preparado con pulpo, un poco de cebolla y 'pebre bord'), los rebozados de alcachofa o de calabacín, el 'frit' y los calamares a la romana son algunos de sus reclamos; una sabrosa propuesta a la que se une el menú de mediodía, y con la que la familia Vich - Portell ha conseguido fidelizar a un buen número de parroquianos de dentro y fuera del barrio.

Cabe destacar que pese a la presión urbanística de la zona, a Es Rotlet le queda mucha vida ya que tienen el contrato de alquiler renovado y Antònia, la hija de Francisca y Pep, también lleva las riendas del restaurante.